20: Eres importante para mí.

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— ¿Estás mejor?

No tenía ni idea de cómo había logrado mantenerme de pie cuando me había convertidos en un saco de patatas lloroso. Sus firmes brazos en ningún momento me abandonaron y la caricia de la palma de su mano en el centro de mi espalda había conseguido reconfortarme lo suficiente como para que dejara de llorar.

—Creo que se me secaron los lagrimales —Murmuré mientras me apartaba de él para poder limpiar mi rostro.

—De acuerdo, veré si alguien que los rellene para que puedas seguir —Muy fiel a su estilo, Joaquín me dio un beso en la cima de mi cabeza antes de apartarse.

—Gracias por sacarme de allí.

—No quería quedarme sin pareja para mañana —Se encogió de hombros haciéndome que quisiera sonreír un poco—. Ya sabes... La presentación y todo eso...

—Deja de hacer como si no te importara —Puse los ojos en blanco—. Gracias, de verdad. Por todo.

—Paula, preciosa, nunca tienes que agradecerme por nada —Los ojos de Joaquín brillaban y se oscurecían dejando ver las emociones que su postura o su voz no dejaban ver—. Eres muy importante para mí y siempre voy a hacer lo que esté a mi alcance para ayudarte.

—Tú también lo eres para mí.

Me dirigí al vestuario para lavarme la cara y despejar mi cabeza. Estaba en un punto en el que no sabía qué hacer. No es que culpara a Andrés por lo que había ocurrido pero si detestaba que no la hubiese apartado en cuando vio las intenciones de Anahí. ¿Y ella? ¿No se suponía que era mi amiga? ¿Qué era la novia de Joaquín?

Me sorprendió ver a Joaquín sentado en medio del salón con una sonrisa en los labios y los ojos cerrados. Intentando no hacer ningún sonido, me acerqué para intentar asustarlo. Estaba tan tranquilo que necesitaba perturbar su paz, lo necesitaba.

—Ni siquiera lo intentes Paula, te estoy oyendo —Abrió un solo ojo para mirarme justo cuando estaba agachándome para aplaudir en su oído—. Tienes suerte de que estoy contento por tener una chance contigo pero no aceptaré sustos de tu parte.

— ¿De qué hablas?

Sin decir una palabra me tomó del brazo e hizo que perdiera el equilibrio para terminar sobre sus piernas. El rubor acudió a mis mejillas en cuanto se acercó a mi rostro con una sonrisa enigmática que no tenía ni idea de lo que significaba. ¿A caso...?

— ¿Que hacen sentados allí? —Karen acababa de entrar a la sala con el ceño fruncido y muchas ganas de regañarnos seguramente— ¡Arriba! ¡Levántense y pónganse a ensayar de una vez!

— ¡Pero cuanto nervio tenemos encima! —Se burló Joaquín comenzando a reír. Se había retirado un poco, dándome el espacio suficiente para que me pusiera de pie— Y eso que no eres la que debe subirse al escenario.

— ¿Ustedes no están nerviosos?

—Si te soy sincera, no tuve tiempo para pensarlo lo suficiente —Me encogí de hombros—. Me da seguridad lo que hemos montado y considero que lo hacemos bastante bien por lo que nos dices todos los días, más los problemas que han surgido últimamente... El combo perfecto para calmar mi ansiedad y evitar los nervios.

—Es una lástima tener toda mi cabeza puesta en su actuación de mañana —Karen suspiró—. Hagamos esto, ustedes hacen una pasada para que me quede conforme y se pueden ir. Y yo me concentro en otra cosa para no volverme loca.

—Me parece bien, quiero regresar a casa.

—Cambia esa cara que todo estará bien, preciosa. —Joaquín se puso de pie y me tendió la mano para ayudarme.

Karen no sabía cuál era el verdadero trasfondo de la frase de aliento del chico y esperaba que siguiera en la ignorancia. No quería que mis problemas personales afectaran mi desempeño en la pista y mucho menos que pensara que necesitaba tiempo para procesar todo.

Había estado tanto tiempo enredada en mis conflictos sentimentales que se me daba de maravilla disimular para el resto. Me centré en cada paso que daba y en mi amor incondicional por aquel arte que, cuando acabamos la pasada, Karen nos aseguró que ambos parecíamos flotar en vez de bailar. Ese halago me vino genial porque ahora confiaba plenamente en mis facultades, aun cuando estaba dividida internamente.





Luego de que Karen nos diera su discurso sobre la importancia de la puntualidad antes de la presentación y lo mucho que necesitaba que no estuviéramos nerviosos cuando ella lo estaba por los tres, Joaquín decidió acompañarme a casa para que no fuera sola. Me sentía agradecida porque así no pensaría en nada de lo sucedido sobre todo porque se suponía que me quedaría a ver el ensayo de Andrés, algo que quedó completamente descartado después de haber presenciado aquel estúpido abrazo.

—Estás muy callada.

—Tengo la cabeza en otro lado, lo siento —De repente, un escalofrío me había recorrido entera.

—Es normal teniendo en cuenta que viste a tu novio abrazando a otra chica.

—Gracias por recordarme lo que hizo tu novia.

—No es mi novia, Pau.

—Pues ella no lo tiene muy claro. —Murmuré y volví a quedarme callada porque él no tenía la culpa del enojo que sentía en ese momento.

El silencio se mantuvo el resto del camino a mi casa. En cierto punto, quería que dijera algo que negara que fuera su novia o que me asegurar que jamás se le había cruzado eso por la cabeza para que hiciera mi decisión más fácil. Sin embargo, no estaba diciendo nada lo que me dejaba a mí cada vez más enterrada en mi mundo de incertidumbres y dudas tan dolorosas que quería llorar en aquel instante.

Por suerte estábamos a sólo unos metros de que llegara a mi lugar seguro, donde podría recuperarme para hacerle frente a la presentación al día siguiente.

—Ni siquiera estoy seguro de por qué puse mi mirada en ella —Me volteé para mirarlo cuando estaba a punto de entrar a mi casa sin siquiera saludarlo—. De hecho, si lo sé.

—No es algo de lo que sea parte.

—Eso no es cierto —En ningún momento intentó acercarse, sólo se quedó respetando la distancia—. Porque dirigí toda mi atención hacia Anahí cuando mis sentimientos por ti comenzaban a sobrepasarme.

— ¿Qué?

—Venía negándomelo, diciéndome que era algo imposible, que mi felicidad cuando estábamos juntos sólo se debía a que nos llevábamos bien y teníamos cosas en común, que eras mi mejor amiga —El aire se me escapaba de los pulmones al darme cuenta que Joaquín estaba exponiendo su corazón en frente mío—. No podía permitirme la posibilidad de intentar algo más y perderte para siempre si algo no llegaba a funcionar. Fue ese el momento en que Anahí entró en escena haciendo que llamara mi atención, era muy linda conmigo y la pasábamos bien juntos pero no sentía lo mismo que cuando estabas a mi lado...

—Joaquín, por favor...

—Tardé un par de meses en darme cuenta que esto no iba a funcionar y para cuando había tomado el coraje suficiente para enfrentarte, Andrés ya se había instalado en tu vida —Sus hombros se hundieron, sintiéndose un poco derrotado—. Y entiendo perfectamente porque se fijó en ti, que es lo que le gusta de ti, como tu sonrisa lo debe hacer sentir. Me he arrepentido lo suficiente estos días por dejar pasar mi oportunidad y no haberte dicho lo que sentía antes.

—Tampoco ha sido fácil para mí ni lo es en este momento —Suspiré.

—Lo sé y por eso lo que estoy diciendo no tiene porqué intervenir a tus decisiones o lo que fuese a pasar entre nosotros de aquí en más —Lentamente, Joaquín se acercó hasta terminar frente a mí con su mirada azul penetrante y tan sincera que hacía que mi corazón diera un vuelco—. Sólo necesitaba que lo supieras.

Un escalofrío me recorrió cuando sus labios depositaron en mi frente el más tierno y dulce beso que jamás había sentido. Tenía el pulso latiendo a mil, las emociones completamente alborotadas y la sensación de que corazón ya había tomado una decisión aunque no pudiera decirlo todavía.

Enamorada de mi mejor amigo. [EDMMA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora