Algo Nuevo y aterrador

563 67 20
                                    

—¡Muévete gordo!, nos estas atrasando—advirtió Andrés

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Muévete gordo!, nos estas atrasando—advirtió Andrés. 

—Por qué no te cagas en tu madre—respondió Ismael molesto.

—¡Suficiente ustedes dos!-intervino Juan—. Quieren que esas cosas los escuchen. Al anochecer descansaremos, solo sigamos.

—No es mi culpa que él no pueda seguirnos, nadie lo mando a llenarse la panza con porquerías y pesar tanto.

—Suficiente Andrés, déjalo en paz y tu Ismael, solo recuerda que ellos no descansan.

Ya llevaban más de un día de viajar entre el cruel bosque. El medio día había pasado y el calor se podía sentir como un manto cruel que los castigaba con cada paso que daban. Vannesa e Ismael eran los más afectados por ello. Este último, más bien por su débil resistencia física trataba de seguir con dificultad a los demás. Juan guiaba el grupo con la ayuda de Eric y Joan quienes prestaban gran atención a cualquier señal de peligro. Su viaje los había llevado a una parte del bosque de denso follaje. Gruesos árboles cafés le daban paso a centenares de arbustos medianos de varios tonos. En ocasiones causaban que algunos de ellos se atoraran entre sus ramas.

—Con un demonio Juan, este bosque se pone más difícil a cada momento—comentó Eric.

—Si lo es para nosotros, más aún lo será para ellos—respondió él—. Ellos no pueden buscar la mejor forma de pasar, solo recuerda que no podemos dejarles ningún camino libre.

—Es una buena idea, pero debemos conseguir en donde pasará la noche—dijo Joan—. No podemos pasar la noche afuera, sería algo muy peligroso.

—Eso lo se, pero seguiremos caminando un par de horas más y si no encontramos algún lugar tendremos que dormir entre los árboles.

—Acaso estas loco-mencionó alterada Vannesa—. Podrían alcanzarnos durante la noche y seriamos alimento de esas malditas cosas.

—Haremos guardia, no hay otra opción—respondió Juan apretando el mango de su hacha.

—Debimos quedarnos en la cabaña, yo no deseaba irme—reclamó ella siendo controlada por su esposo.

—Los decidimos todos Vannesa—recordó Joan—. Incluso Andrés estuvo de acuerdo, luego que aquel ser casi entrará.

Los viajeros continuaron su camino por el bosque reaccionando al menor sonido que surgiera. Eric y Joan se acercaron a Andrés y a su esposa, esta última dándole una botella de agua a Vannesa quien demostraba señales de sentirse débil.

—Debemos guardar la calma y enfocarnos en sobrevivir—dijo Joan.

—Es la segunda vez que nadie toma en cuenta lo que pienso y eso nos pone cada vez más en peligro—respondió Andrés observando a Juan quien se habría camino entre un grueso arbusto.

—Ya no era seguro y tú aceptaste seguir con la idea—recordó Eric—. Ahora no podemos regresar, debemos seguir adelante confía en mí.

—Confiar en ti, por eso estamos aquí y no en el hotel. Si me hubieras apoyado nunca nos habríamos ido.

El Reino de los MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora