—Auch, eso duele—admitió Alexa cerrando el puño derecho.
—Lo siento mucho—dijo Diana—. Solo tenemos este alcohol. Quizás si te quedaras quieta, no te dolería tanto.
Alexa le entregó una mirada seria y haciendo un gesto de niña reprimida se acomodo mejor en la cama del cuarto en donde se encontraban. Diana le entregó una expresión como si fuera en ese momento la mayor y continúo atendiéndola bajo la luz de media vela encendida sobre una mesa de noche. A pesar de que las ventanas tenían las cortinas cerradas, habían colocado el mueble contra la pared en un intento de no dejar escapar ningún destello de luz hacia fuera.
—Ten cuidado—gruñó levemente Alexa.
—No tienes otra opción, ¿Quieres que se infecte? Por suerte no hay que darle puntadas. Michael temió eso al verla la primera vez, pero cuando la examinó con cuidado no lo creyó necesario. Te duele tanto porque ese desgraciado te lastimo.
—Olvídalo, ya esta muerto.
—Y vaya forma de morir, devorado vivo. Todavía puedo escuchar sus gritos-admitió Diana bajando la mirada.
Alexa le apretó la mano y la miró con ternura:—Todo lo que le ocurrió fue su culpa, no dejes que eso te mortifique. Demos gracias que estamos vivas y a salvo.
—Al menos dormiremos en una cama—respondió Diana intentando sacar algo bueno de la experiencia.
Por no tomarse riesgos y luego de remover los cadáveres de la casa, habían decidido pasar la noche en la residencia en donde estaba el auto. La decisión había sido tomada por Michael al no desear que Alexa y Diana se esforzaran más ese día. La casa no estaba tan reforzada como su refugio. Debido a eso decidieron pasar la noche en el cuarto con mayor protección de la residencia. Este era la última habitación a la derecha que solo tenía dos ventanas de construcción fuerte y era en donde estaban las chicas. De esa forma les permitiría, si era necesario, llegar con rapidez a la puerta de atrás que daba acceso hacia el garaje.
—¿Dónde están ellos?—preguntó Alexa.
—Vigilando por las ventanas del frente—respondió Diana colocándole la pequeña venda en su muslo—. Jonathan dijo que había muchos muertos rondando los alrededores y no sabían si nos habían visto entrar.
—Espero que no, ya lo hemos visto de cerca suficiente hoy. ¿Y Jonathan esta bien?
—Sí— respondió Diana con una sonrisa—. Tu superhombre esta bien.
—¿Por qué lo llamas así? ¿Qué te ocurre con el?
—Nada, solo que sin dudarlo se lanzó a luchar contra ese loco, luego te tomo en sus brazos y te trajo hasta aquí. Parecía que estaba viviendo una novela. Y estoy segura que no tardará en venir a verte.
Alexa la miro y solo pudo reírse de la forma como hablaba su hermana. En especial la sonrisa juguetona que tenía. Había sido testigo de lo valiente que se había comportado su hermana durante la pesadilla de ese día. Tanto con el hombre como con los muertos. Sin duda ya no tenía una hermana pequeña y asustadiza. En su lugar estaba una joven valiente y determinada. Aun riendo, se tocó el vendaje con los dedos y en ese momento se recordó que se había quitado los pantalones para que su hermana pudiera limpiar la herida con facilidad.
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El Reino de los Malditos
Ciencia Ficción¡La pesadilla se ha desatado! Dos grupos, una horrible realidad. Una desconocida y mortal plaga se ha esparcido con rapidez en toda la zona. En poco tiempo miles perecieron víctimas de ella. Ahora sus cuerpos reaparecen hambrientos por la carne huma...