A los seis meses de fallecido mi hijo, Jacob y yo nos casamos.
Insistió en hacerlo pronto, yo quería esperar un poco más, pero al final se realizó en la fecha que el consideró prudente.
Me sorprendió comprando una casa enorme, donde ambos pudiéramos comenzar una nueva vida.
A Jacob le complicaba vivir con mi mamá, le tenía aprecio a su futura suegra y la relación entre ambos era buena, pero quería que viviéramos solos.
Yo estaba acostumbrada a la presencia de mi madre, nos llevábamos bien y después de la muerte de Patrick, nuestra convivencia se estrechó. Ella y yo nos dábamos consuelo, me dolía dejarla sola, pero para evitar una pelea con Jacob accedí.
Mi madre se quedó en nuestra antigua casa y con el correr del tiempo fue lo mejor.
Ella empezó a tener una vida propia, a salir y a vivir la vida que nunca tuvo, era feliz y libre para hacer lo que quería.
La casa que Jacob compró era muy bonita y grande ubicada en los suburbios, con muchos cuartos para los hijos que se suponía tendríamos.
La boda fue fastuosa, yo no estaba acostumbrada a los lujos que se daba Jacob, no quería gastar demasiado, era una chica acostumbrada a los rigores de la vida y consideraba que algo sencillo estaba bien, pero Jacob no estuvo de acuerdo.
Él se codeaba con grandes empresarios y necesitaba una gran boda, era importante para los negocios.
Gerentes y socios de bancos y empresas que tenían negocios con él asistieron. Todo fue de excelente calidad y muy bonito.
Jacob encargó el traje de novia a una conocida tienda de diseño y resultó ser un sueño, el gran día llegó y pese a mi oposición Jacob, tiró la casa por la ventana.
Vino mucha gente, mi amigo Richard entre ellos, felicitándome por mi casamiento, hasta me tomó fotos, quería enviárselas a un amigo, después supe que esas fotos eran para Mat.
Fuimos a Miami de luna de miel, en un principio Jacob quería ir a Europa, pero nuestras agendas eran apretadas y no podíamos ausentarnos por mucho tiempo. Pasamos unos días muy agradables en la playa, tomando sol y descansando.
A la vuelta nos mudamos a la nueva casa, a pesar de todo lo que significaba el cambio y organizar una casa de ese tamaño, yo seguí trabajando, como era mi costumbre.
Algunas discusiones se sucedieron por ese motivo.
Jacob quería que yo me dedicara arreglar la casa. Él tenía muchos clientes importantes y era primordial que la casa estuviera perfecta, para así poder invitar y agasajar a sus clientes con cenas y celebraciones donde pudiera cerrar importantes tratos de negocios.
Yo solo quería trabajar y había pensado en volver a estudiar, me desenvolvía bien en los negocios, pero quería realizar algún curso de diseño, para estar mejor preparada para mis labores en la empresa. Siempre fue mi sueño tener una educación formal, pero Jacob pensaba que eso no era necesario, es más me planteó el dejar de trabajar y que me dedicara a la casa y a tener hijos.
Él quería niños con todo el corazón y eso colocaba mis deseos al final de la lista y fue la razón por la que tuvimos varias discusiones en un primer momento.
Sentía que a pesar de poner todo de mi parte Jacob quería dominarme y que yo fuera una especie de muñeca de porcelana que tenía que proteger dentro de cuatro paredes, eso no me gustó y a pesar de su oposición seguí con mis planes.
ESTÁS LEYENDO
Café Estrellado
RomansaUn engreído actor, un desafortunado accidente y una chica ambiciosa harán de esta novela una de tus favoritas.