Capítulo 5

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El día pasó muy despacio, la cabeza me dolía, me sentía un poco mareada, todo me daba vueltas, repasaba todo lo que había ocurrido durante la discusión y quise ser honesta conmigo misma, reconocí que se me había pasado la mano y que quizás lo había orillado a reaccionar de esa forma, sacándolo de sus casillas, así y todo nada justificaba su actuar.

El trabajo no fue mucho ese día, extrañamente parecía que todo estaba en mi contra, las propinas fueron pocas y el trabajo escaso, lo que me daba tiempo a pensar y ¡eso era justo lo que yo no quería! no quería pensar ¡menos en él y en su actitud! pero parecía que no terminaba nunca.

La pelea volvía a mis pensamientos como una película que es pasada una y otra vez en cámara lenta, repasando todo una y otra vez. Trataba de entender ¿porque habíamos llegado a ese punto? ¿Era necesario que yo le gritara ese tipo de cosas? ¿Porque no me conformaba con lo que había recibido de él? ¿Si no me importaba el dinero? ¿Porque me sentía dolida?

Éramos como dos fuerzas opuestas que se encuentran y que se repelen ¿Qué era lo que realmente me molestaba? ¿Por qué me dolía que él no se hubiera preocupado por mí? ¿Estaba celosa? ¡No lo creía!

Le daba vueltas al asunto y no lograba contestarme esas interrogantes, deseaba profundamente nunca haberlo conocido, que nunca nos hubiéramos topado, me había humillado de la manera más espantosa que un hombre podía tratar a una mujer, me sentía como una prostituta a la que se le paga por sus servicios y a la que después se le desprecia, el odio se intensificaba en mí, pero ¿si yo lo odiaba? ¿Por qué me dolía tanto?

Al final de la jornada apareció Richard a hablar conmigo

¡Chiquita! ¿Dónde has estado? ¡Quiero hablar contigo!

Lo miré triste sabía que la oportunidad que él me había dado, no era algo fácil de conseguir, pero ya estaba hecho, el malvado y yo ¡no podíamos convivir!

Apenada y triste -le dije- ¡no tenemos nada que hablar! le estoy muy agradecida por la oportunidad, pero no puedo trabajar con un tipo que se cree el rey del universo y ni siquiera es capaz de voltear a ver el desastre que ha provocado ¡lo siento!

Richard me miraba y escuchaba callado, de pronto dijo, ¿sabes pequeña? ¡Estoy totalmente de acuerdo contigo! Mat es un maleducado, pero no siempre es así y no es por justificarlo, pero su manager, la rubia esa, la pesada, le estaba comunicando lo que su abogado estaba pidiendo por el divorcio.

Me di vuelta rápidamente y le dije a Richard ¿pero cómo? ¿Es casado?

La noticia me impactó ¡era casado! con razón la mujer se estaba divorciando de él ¡le ponía los cuernos con cuanta chica se le atravesaba por delante!

Richard aclaró ¡lo era! hace mucho tiempo que vive separado de su ex, como tres años, pero no habían concretado, porque no llegaban a acuerdo económico, el abogado que contrató la ex es muy bueno y le pidió prácticamente la mitad de todo lo que tiene, que es mucho dinero, por eso estaba de mal humor.

Richard lo disculpaba, era un buen amigo, sentí que era una persona leal, pero también era una persona que podía justificarlo todo -Le dije interrumpiéndolo- ¿estás enamorado de él? Richard me miró sorprendido y me dijo ¡no, por supuesto que no! en realidad todas estamos un poquito enamoradas de Mat ¡es tan guapo! pero no de la forma que crees ¿Por qué me dices eso?

Le contesté enojada y resentida por su actitud de poca lealtad conmigo ¡Por qué lo defiendes a muerte!

Richard me miró -y dijo- ¡Sí lo defiendo! Pero es porque es mi amigo, es guapo y a todas les gusta, pero no cariño ¡él no es mi tipo! Lo defiendo como te defiendo a ti, soy leal con mis amigos.

Café  EstrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora