! Una emoción me inundó!
Mi mamá que estaba tras de mí, lo invitó a pasar sin esperar a que yo lo invitara.
¡Adelante por favor! ¡Qué sorpresa!-le dijo cariñosa.
Mat saludó a mi madre agradeciendo su bienvenida, pero estaba apenado y le dijo ¡parece que he llegado en un mal momento!
Mi madre totalmente sorprendida por la inesperada visita -le contestó amable- ¡no sea tonto! ¡Como se le ocurre! ¡Entre por favor! ¿Quiere almorzar con nosotros? –y sin esperar su respuesta lo tomó del brazo y lo condujo a la sala.
Mat estaba tan sorprendido como yo, pero se dejó llevar y me miraba incómodo.
Ella no se daba por aludida a las señas que yo le hacía para que no lo invitara, el entró y saludó a todos.
Carla lo saludó sonriente y le dio un beso en la cara mirándome con cara de sorpresa.
Mientras tanto Jacob, dio un respingo en el sillón, se dio cuenta de que era el mismo tipo de la noche anterior, su cara de malestar era evidente, a pesar de eso los presenté, diciéndole que Jacob era mi novio.
Se dieron la mano en forma educada y pasamos a la sala.
La tensión se sentía en el aire, la única que parecía no darse cuenta de nada era mi madre.
Llevé a Mat a la sala y allí le presenté a mi hijo, él se encontraba acomodado en el sillón.
Mat me miró, pero no pareció sorprenderse.
Se acercó al niño -diciéndome- ¿puedo? pidiendo permiso para besarle, le dije que podía.
El pequeño le sonrió y él le sonrió de vuelta, al rato mamá y yo servíamos el almuerzo, ayudadas por Carla.
La conversación fluyó entre todos, el tema fue obviamente el evento del día anterior y los pormenores que se sucedieron, si no hubiera sido por la tensión que se sentía entre Jacob y Mat todo hubiera sido muy agradable.
Después pasamos a la sala y mamá sirvió helado de postre, me senté al lado de mi hijo y le di con una cuchara.
Mat solo miraba, sin hacer ningún comentario, al pasar las horas, Mat dijo que se tenía que irse y agradeció el recibimiento.
Mi madre lo miraba embelesada, lo conocía de los programas que siempre veía, y le parecía increíble que una estrella de ese nivel estuviera sentada en su sala.
Le pidió fotos y el gustoso se tomó todas las que quiso, salí con él al jardín para despedirlo y al fin pude hablar con él.
Allí él me preguntó ¿por qué nunca me contaste?
Lo miré sabiendo que esa sería su pregunta y –le dije apenada-
Nunca te interesaste en mi vida, nuestra amistad no fue tan profunda, como para saber cosas íntimas uno del otro ¿te sorprendiste verdad? nunca imaginaste que yo tenía un hijo.
Él me miró y –dijo visiblemente emocionado dijo-
No , ya lo sabía, Richard me contó.
Sentí a Richard como un traidor, no quise imaginarme cuantas cosas Mat sabía de mí, que yo ignoraba.
Lo miré enojada, no creía que mi amigo hubiera cometido semejante infidencia, me dolió saber que la confianza que yo le había tenido, se había roto
¡ya veo! –Le comenté molesta – ¿supongo que también sabes su origen?
El me miró y asintió.
¡Qué bueno que ya lo sabes! Por un momento tuve miedo de su reacción y de lo que pensaba de mí.
Él con la cara desencajada -me dijo- ¡debiste habérmelo dicho! ¡Tantas cosas habrían sido diferentes!
Lo miré molesta y -le dije- ¡no, gracias! ¡Fue suficiente tener tus agresiones, para que además me tuvieras lástima!
Me tomó por los hombros obligándome a que yo lo mirara -y dijo -
¿crees que yo te hubiera visto distinta de cómo te veía? -Continuó con un dejo de emoción en la voz.
La imagen que tengo de ti no ha cambiado, siempre admiré tu fortaleza y tu humildad, fuiste generosa conmigo y con los que te rodeaban, ahora lejos de cambiar de opinión ¡te admiro más de lo que ya lo hacía!
Un sobresalto me inundó, la emoción me llenó el alma ¿había dicho admiración? ¿Había escuchado bien?
y -le contesté apesadumbrada- ¡ya no tengo nada que esconder! ¡Esta soy yo! tú me pediste ser mi amigo, quizás esta sea una etapa, donde ambos podamos comenzar una relación distinta y curar cualquier malentendido que hayamos tenido.
Él me miró y me dijo – ¡siempre contaras con mi ayuda y mi cariño! Quizás nunca te dije que yo... guardó silencio y -continuó -
Espero que me perdones por todo lo que te hice en el pasado, me porté mal, te utilicé, aunque para mí fue difícil asumirlo, te traté mal y te humillé, ahora quiero que sepas que estoy arrepentido de todo, quizás algún día me puedas perdonar.
Lo miré conmovida por su petición, sus palabras sonaban sinceras y le dije ¡no te preocupes! No te guardo rencor ¡Ya estas perdonado! no soy capaz de odiar a nadie ¡menos a ti!
Él me dio las gracias, diciendo - ¡no sabes lo que eso significa para mí!- pronto me iré un tiempo a mi país, tengo algunos proyectos allí para filmar un par de películas, quizás no podamos vernos en un largo tiempo, así que supongo que esto es una despedida.
Sus palabras produjeron un efecto devastador, algo dentro de mí se quebraba, era una despedida, habíamos hablado y de algo estaba segura, los dos estábamos en paz, lo besé en la mejilla -y le dije- siempre estarás en mi corazón.
El emocionado -dijo-Maya ¡si pudiera decirte lo importante que eres para mí!
Eres muy especial en mi vida, te deseo lo mejor, aunque me duela dejarte, sé que es lo mejor, yo nunca podría darte lo que tú te mereces y sorpresivamente ¡me besó!
Sentí sus labios dulces sobre mi boca, el deseo subió a mi pecho como una oleada, sus ojos estaban tristes y llorosos -me dijo algo que yo nunca olvidaría por el resto de mi vida-¡te quiero como nunca he querido a nadie! pero no puedo quedarme y te deseo que seas muy feliz y se marchó sin mirar atrás.
Supe que se escribía un final para esta historia, sentí tristeza, pero también la sensación de que debía seguir adelante, me daba cuenta que yo no era suficiente.
Por sus palabras supuse que él me había querido, pero... ¡era todo lo que sabía!
Y no me quedaba otra que volver a mi vida con los que amaba, y tratar de olvidar, para lograr ser feliz.
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Café Estrellado
RomansUn engreído actor, un desafortunado accidente y una chica ambiciosa harán de esta novela una de tus favoritas.