¡Mamá acuérdate que tenemos que elegir el lugar para realizar tu cumpleaños! tiene que ser esta semana ¡ya no nos queda tiempo!
Miré a mi hija Sofía ¡estaba tan grande y hermosa! había cumplido 17 años, estudiaba diseño de modas, había heredado de mí los ojos verde-amarillos y el pelo castaño con ondas, me veía reflejada en ella, claro que nunca tuvo que pasar por todo lo que yo pasé para llegar a realizar sus sueños.
Se peinaba feliz frente al espejo de mi habitación, mientras yo elegía un atuendo para vestirme.
Pronto cumpliría 43 años, me sentía vieja y no le había planteado a ella que quería una celebración en casa, sólo los amigos más cercanos entre ellos Carla mi vieja y querida amiga. No quería decepcionarla, era un gran acontecimiento y ella disfrutaba cada año preparando todo para que yo estuviera contenta –le dije tratando de ser sutil - ¡cariño! es mejor que realicemos algo pequeño, no quiero algo con mucha gente, por favor ¡no te enojes!
La idea de hacer una gran celebración, me ponía de mal humor.
Me miró y me dijo -¡mamá estás loca!- Quiero que celebremos a lo grande, además te tengo una gran sorpresa, que no olvidarás.
Estaba intrigada, Sofía era una chica voluntariosa, la había criado con gran esmero, había asistido a los mejores colegios y siempre tuvo lo mejor que su padre y yo pudimos darle. Jacob la adoraba y la consentía en todo, el haberla criado separadamente la había convertido en una chica un poco caprichosa y estaba acostumbrada a hacer su voluntad, pero muy segura de lo que le apetecía.
Quise ser clara con ella y -le dije- Sofía no voy a transar en esto, la celebración será íntima y pequeña y no discutiré más.
Me miró y se acercó a mí –diciéndome- ¡está bien! ¡La reina ha hablado! ¡Se hará como tú quieras! y me besó -diciéndome –ahora me tengo que ir, tengo un examen importante y ya estoy atrasada, en la noche hablamos y salió corriendo como lo hacía casi todas las mañanas dejándome con la sensación, de que yo no había ganado del todo.
Entre Jacob y yo habíamos tratado de que el fracaso de nuestra relación no afectara a nuestra hija. Al comienzo fue difícil, él quería quitarme a la niña, aduciendo que no me preocupaba lo suficiente, pero entre abogados y un largo juicio, al fin llegamos a un acuerdo para poder compartir la crianza.
La niña pasaba temporadas con Jacob y su nueva mujer y otras conmigo. Yo estaba sola desde el divorcio, no quise tener nada más con nadie, me dediqué a criar a mi hija y a hacer crecer la empresa. Mi vida había sido solitaria y el trabajo se convirtió en mi norte, ahora gozaba de la más prestigiosa empresa de eventos de EE UU.
Realizábamos solo eventos a gran escala, esto incluía instituciones de gobierno y empresas transnacionales.
Nos iba muy bien y teníamos filiales a lo largo de todo el país, vivía en una hermosa mansión en las afueras de la ciudad muy cómodamente, el dinero no era un problema y mis amigos seguían siendo los mismos desde los tiempos en que trabajé en los set de televisión.
Mi madre había fallecido hace unos cinco años atrás, la echaba de menos, ella murió en paz y con dignidad cuidada por mí y por su nieta adorada, mi hija Sofía.
Jacob y yo habíamos logrado con el paso del tiempo limar nuestras asperezas y llevarnos bien en beneficio de nuestra hija, él finalmente se casó con su secretaria y eran padres de dos muchachos muy agradables que se llevaban muy bien con su hermanastra.
Mi hija desde que tenía doce años se empeñaba en celebrar mi cumpleaños por todo lo grande, con la complicidad de Carla y la de mi madre, hasta que ella falleció.
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Café Estrellado
RomanceUn engreído actor, un desafortunado accidente y una chica ambiciosa harán de esta novela una de tus favoritas.