Capítulo 26

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El cielo pareció caer sobre mi cabeza, todas las luces de alarma que había sentido, eran ciertas,  y  hubiera dado cualquier cosa porque todo fuera mi imaginación. 

Miré a Mat y pude darme cuenta por su cara de sorpresa que él tampoco sabía lo del embarazo.

Mat estaba molesto, creo que se sentía como en una emboscada y los miró diciendo- ¡con razón me llamaste con urgencia!

Dylan avergonzado –le dijo- ¡no es por eso que nos vamos a casar! yo amo a Sofía y quiero pasar el resto de mi vida con ella y la miró emocionado.

Me conmoví, ojala alguien me hubiera mirado así a mi alguna vez en mi vida.

Miré a mi hija, la amaba por sobre todo, vi su cara y sabía que estaba completamente enamorada de Dylan y ¡Cómo no! un chico guapo, inteligente y decidido la pretendía, me di cuenta que el chico valía la pena.

Los miré y no tuve dudas, y les dije- es apresurado, pero veo que están enamorados y además voy a ser abuela, tienen mi bendición para casarse, pero creo que tu padre debe ser el primero en saberlo, quiero que lo llames y le cuentes inmediatamente. Sofía se paró de su asiento y me dijo abrazándome ¡gracias mamá! ¡Sabía que no me decepcionarías! los miré y les dije- ahora solo queda brindar por ustedes dos.

Mat me miraba silenciosamente, no parecía tan conforme como yo y -le dije- Espero que los apoyes, es tu hijo y van a tener un bebé, espero que seas más condescendiente y entiendas a los chicos.

El parecía taciturno, pero finalmente dijo, ¡Ésta bien ¡ya no hay nada que hacer! ¡Es mejor aceptarlo y apoyarlos! Me miró y me dijo – nada más que decir jefa, se hará como tú digas.

Lo miré y sonreí, abracé a mi pequeña niña, me daba una gran sorpresa tal y como lo había prometido.

Extrañamente a lo que me imaginaba me sentía bien, la noticia me había hecho feliz, ¡sería abuela! Era un motivo para estar feliz.

Ahora cuando Jacob se enterara, vería si lo aceptaba tan bien como yo, aunque lo dudaba.

Los chicos se fueron a la cocina a buscar pastel y Mat y yo quedamos solos en la terraza, el me miró y- me dijo- veo que la noticia te ha gustado.

Lo miré y le dije- ¡no puedo hacer otra cosa! ellos ya tomaron su decisión, solo queda apoyarlos ¿acaso tu no opinas lo mismo?

Mat me miró -y dijo- ¡es que son tan jóvenes y quizás...!

El dudaba, suponía que a lo mejor mi hija, no era lo suficientemente buena para su hijo.

Y -le dije- ¡estoy de acuerdo con que son jóvenes! pero por lo que veo tu hijo está dispuesto a jugársela por mi hija y eso vale mucho.

Él me miró y extrañamente se sintió tocado, aunque no era mi intención recordarle viejos tiempos, yo sin querer había tocado un tema que nunca había quedado resuelto entre los dos.

-Él me miró -y dijo- Dylan es más valiente de lo que yo nunca seré .

Los ayudaré en lo que necesiten! –me dijo convencido-

Los chicos volvían de la cocina y traían champaña y unas copas para celebrar.

Dylan llevaba la batuta –diciendo- aprovechemos que estamos todos aquí y brindemos.

No pude evitar decirle- ¡falta tu madre! ¿Cuándo la conoceremos?

El muchacho me miró triste, ella está aquí, aunque en espíritu.

Café  EstrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora