Oh, darling! (Niall Horan y Tu)

Cap 45 (Capítulo final)

  Niall.
___(Tn) no me miraba. Se quedó con la mirada fija, en la puerta. Con sus hombros tensos.
–___(Tn)...
Se dio vuelta y por fin me miró a los ojos. De repente, los suyos se cristalizaron. Comenzó a llorar.
Me acerqué a ella y la abracé, mientras ella lloraba en mi hombro. Fuimos demasiado amables con ese idiota. Debería haberlo matado...
–Sshh, sshh, todo estará bien– la tranquilicé– Quiero matarlo, ___(Tn). Juro que quiero matarlo por hacerte daño. ¿Estás bien? ¿Te lastimó?
Ella negó con la cabeza aún en mi hombro. Le acaricie el pelo y la apreté más contra mí. Nos quedamos así, no sé por cuánto tiempo, hasta que ella dejó de sollozar y levantó su mirada a mí.
–Lo-lo siento Niall, yo..
–¿Sentirlo? ¿Por qué? ¿Por casi ser violada? No fue tu culpa, cariño.
Ella me miró– Sí, sí lo fue. Y lo siento. Por eso y por todo. Principalmente por... lo de esta tarde. Y gracias. De verdad.
Envolvió sus brazos en mi cintura y me abrazó.
Y yo... tuve un momento de paz a pesar de todo.
Nos separamos luego de un rato. Ella miró las flores que yo había dejado caer al piso con el ceño fruncido. –¿Qué es eso?
–Flores, las traje para ti. Sé que no son las más hermosas, pero...
No me dejó terminar la frase. Ella se abalanzó hacia mí y me besó.
Me besó.
Y fue un beso real, más real que los anteriores. Creí que iba a morir de amor por ella.

___(Tn).
Niall me trajo flores. Flores. Ese gesto produjo algo en mí. Algo de lo que ya no podía escapar.
Lo amaba. Y él a mí. Nos amábamos.
Al principio quedó muy sorprendido, luego comenzó a devolverme el beso. Puso sus manos en mi cintura, y yo enredé las mías en su cuello. Nos besamos por largo rato, hasta que él nos separó.
–___(Tn)... dime... dime qué quieres de mí, y yo te lo daré– su voz sonaba agitada.
Lo miré a los ojos –A ti, Niall. Te quiero simplemente a ti. Te amo.
–Oh, cariño.
*Nota de la escritora: de aquí el nombre de la novela ;)*
Me sonrió. Y me comenzó a besar de nuevo.
Me subió a horcajadas sobre él, y nos dirigimos a su cuarto.
–Te amo cariño– me dijo, y esa noche nada nos importó. Nos perdimos en el otro.