34| I'm not her

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34| No soy ella


—¿Soy la única que piensa que Meredith corre peligro al estar en la misma habitación que el sociópata, engreído e irónico de Peter Hale? —cuestioné al aire esperanzada de que alguien me respondiera, sin embargo, nadie lo hizo. 

Sólo me miraron por unos segundos sin ninguna expresión en el rostro, luego, volvieron a fijarse en la otra Banshee y en el tío de Derek, quienes estaban sentados uno en frente del otro en la sala de interrogatorios. Lo único que los separaba era esa pequeña mesa situada en el medio de la habitación. 

—Por favor, tienen que sacarla de ahí. Mucho más sabiendo que ella fue la causante de su bancarrota.

—Parrish está dentro también. —Respondió mi padre, mirándome con los brazos cruzados.

—Él no es un hombre lobo, no tiene la fuerza de Peter y mucho menos tiene sus ágiles reflejos. —contraataqué.

Tal vez no estaba asustada por Meredith como lo estaría si Lydia fuera la que se encontrara en el lugar de la chica de pelo corto, tal vez sólo estaba preocupada porque aquella frágil muchacha sin control sobre sus extraordinarios poderes no tenía una Ahereen que la protegiera. El paradero de su guardiana era un misterio para mí, se suponía que tendría que ser protegida por una de nosotras, no entendía como esta muchacha seguía viva sin la defensa de su Ahereen. 

Un pensamiento se cruzó por mi mente al entender la situación, ella se encontraba por su cuenta porque alguien había asesinado a su centinela.

—Parrish es algo. —Lydia me observó con los brazos cruzados y presionando sus labios como usualmente lo hacía. —Y estoy segura de que es algo más poderoso y peligroso que un hombre lobo.

—Pero él no sabe como controlarse, no volverá a ser lo que fue. Y tu lo sabes más que nadie.

Ninguna persona en la habitación volvió a responderme, no sabía si había sido porque comprendían que yo tenía razón o porque Meredith había comenzado a tocarle el rostro al demente de Peter. Todos, incluyéndome, estábamos prestando suma atención a la escena llevada a cabo por la Banshee y Hale.

—¿Está enamorada de él? —tampoco obtuve respuesta pero poco me importó, había sido capaz de observar como Peter le quitaba bruscamente la mano y de cómo la apretaba con fuerza para no soltarla.

Amenacé con adentrarme a la habitación, pero mi padre me detuvo antes de que pudiera hacerlo.

—Deja que se vaya. —intervino Parrish colocando su mano en la funda de su arma. —Deja que se vaya. —le repitió y, lentamente, Peter le hizo caso.

—¿Por que hiciste eso? —preguntó el tío de Derek mirándola seriamente. 

Peter era sumamente inestable y estaba segura de que en cualquier momento él se enojaría y comenzaría a romper todo a su al rededor, sin embargo, no tenía la influencia suficiente como para hacer que alejaran a Peter de Meredith.

La situación me estaba poniendo nerviosa, la vida de aquella muchacha corría peligro y nadie tenía intenciones de alejarla de Peter. Pronto se darían cuenta de que yo tenía razón y será demasiado tarde para protegerla.

—Se han ido. —se logró escuchar a Meredith susurrar. —Las quemaduras. Han desaparecido. 

El tío de Derek y Meredith siguieron hablando por unos minutos, los minutos mas largos de mi vida probablemente. De repente, y sin ningún consentimiento de mi parte, Peter se paró de su asiento con un solo objetivo; la Banshee.

De un ágil empujón, el hombre lobo logró desestabilizar a Parrish quien cayó al suelo desplomado, y se dirigió a toda prisa hacia Meredith para después enterrar sus garras en el cuello de ésta.

—¡No! —gritamos Lydia y yo a la vez. Todos preocupados por la salud de la joven muchacha, entramos a la sala de interrogatorios.

Parrish y mi padre tenían sus armas frente a sus rostros, apuntándole a Peter quien se encontraba en una especia de trance al igual que Meredith. Yo, por mi parte, tenia mi mano sobre mi arma que estaba depositada entre mis jeans y mi cintura. No podía interrumpir aquella comunicación por mas que quisiera, podríamos llegar a matar a ambas personas.

—¿Que debemos hacer? —cuestionó mi padre hacia Lydia. Ella no le respondió, estaba demasiado sorprendida como para hacerlo.

—Esperar, papá. Tendremos que esperar quien sabe cuanto tiempo. —respondí.

Pasaron solo unos minutos hasta que Meredith comenzó a susurrar algunas cosas inentendibles para mi padre, para Parrish y para mí.

—¿Puedes entenderla? —Parrish observó a Lydia mientras ésta se acercaba unos centímetros a la otra Banshee.

—Sí. Puedo entenderla perfectamente. —Lydia comenzó a narrarnos todo.

Peter y Meredith se encontraban en el mismo hospital, en la misma habitación. La Banshee podía oír todo lo que Peter pensaba mientras estaba en coma; incluso podía escuchar lo que Peter decía sobre tener su venganza contra Los Argents asesinando a cada ser sobrenatural que habitara Beacon Hills. Había planeado todo, la forma la cual le comunicaría a los asesinos profesionales y a sueldo, la forma la cual les pagaría y la forma en la que Peter había quedado en ese estado.

Después de varios minutos observando como Peter lastimaba el cuello de Meredith, por fin la había soltado. Cayendo con fuerza contra el suelo.

—Fue tu idea y ni siquiera lo recuerdas.

[...]

Después de un ajetreado día en el hospital, luego en la estación de policía y después de que todo el tema de Peter, Meredith y su extraña forma de comunicación se terminara, me senté al lado de Lydia. Ésta se veía distraída, pensando en otra cosa, no parecía la Lydia que había conocido; inteligente y siempre pensativa. Esta vez, estaba perdida y no parecía querer volver a la realidad.

Minutos atrás ella había estado hablando con Meredith y tal vez, sólo tal vez, la otra Banshee le había comentado algo que había marcado la forma de pensar de Lydia.

—Lydia. —la llamé pero no obtuve respuesta alguna por su parte, seguía perdida en su mundo. —Lydia, ¿te sientes bien?

Pestañeó un par de veces, volviendo a la realidad. 

—Sí, estoy bien. —me respondió, mas su expresión me decía totalmente lo contrario. 

Aún estaba perdida en sus pensamientos.

—Tal vez deberías comunicárselo a tu rostro porque no lo parece.

—Estoy bien, en serio. —me aseguró. —Sólo que viejos recuerdos volvieron a mi mente y aún no me acostumbro a ellos. —sus ojos se aguaron al decir aquellas palabras, Lydia quería desahogarse y yo parecía ser su mejor opción. 

Guardé su hombro bajo mi mano derecha sonriéndole compasivamente, y dándole a entender que podía seguir hablando. 

—Hace no menos de un año, mi mejor amiga fue asesinada en manos de un Oni y Meredith me lo ha recordado de la peor forma posible. —lloró. —Allison fue la única verdadera mejor amiga que he tenido en mi vida y ahora que más la necesito, no está conmigo para aconsejarme. No tengo a quien acudir, Maya. Eso me hace sentir miserable.

—No digas eso, Lydia. Tú sabes perfectamente que vales demasiado. —manifesté. —No he conocido a Allison pero he oído de ella y lo único que escucho son buenos recuerdos. —algunas lágrimas se resbalaron por las mejillas de Lydia, a lo que se las sequé con lentitud. —Tal vez no sea lo mismo sin ella... pero no éstas sola. Nunca lo estuviste. Tienes a Scott, a Kira, a Malia, a Stiles... a mí. Estoy segura de que yo no podría ser igual que ella, y mucho menos reemplazarla, pero tienes un hombro en el que llorar. No soy Allison pero dame la oportunidad de ser Maya y verás que no te fallaré.


Capítulo editado el día 23 de Abril del 2018

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐀𝐑𝐄𝐖𝐄𝐋𝐋, teen wolf¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora