35| Common Denominator

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35| Denominador común


—Buenas noches, papá. —me despedí de él una vez que subimos las escaleras de la casa para dirigirnos cada uno a su habitación. Pero antes de dar un paso más, me acerqué a él y planté un beso en su mejilla que lo hizo sonreír, a lo que yo le respondí de la misma forma. —Te quiero.

—Yo también, Maya. Descansa.

Con un leve movimiento de cabeza me despedí de él y caminé a mi habitación.

Stiles estaba en camino ya que todavía no había vuelto de la casa del lago con Malia, eran aproximadamente las once y media de la noche y yo estaba exhausta. 

No podría quedarme despierta para saludarlo antes de irme a dormir, así que decidí mandarle un mensaje de texto e irme a duchar para después recostarme en mi cama y descansar hasta el día siguiente. Tal vez, Stiles podría despertarme cuando llegara de la casa del lago, o tal vez no, pero de lo que estaba segura era de que yo dormiría como oso.

Stiles aún debía contarme todo lo que había pasado esos años que no estuve con ellos, más que nada, debía decirme la razón por la cual había pasado varias semanas en Eichen House y el por qué de las deudas con la institución. Si bien me había contado una versión bastante corta, quería saber cada minúsculo detalle. Era lo único que podía hacer para redimirme con ellos.

Me preocupaba que Stiles tratara de evitar el tema a toda costa y que no quisiera contarme los detalles, por lo que estaba dispuesta a obligarlo a hacerlo, si era necesario. 

Traté de conciliar el sueño pero no pude, daba vueltas por toda la cama tratando de sacar conclusiones sobre el pasado de mi familia o simplemente pensando en mis calificaciones; estaba reprobando matemática y mi padre aún no se enteraba. 

Mi mirada se encontraba perdida en la pared que tenía en frente de la cama y por la cual se reflejaban las sombras de los árboles de mi patio trasero, le daba un aspecto tétrico a la habitación pero no me sentía asustada. 

No le temía a aquellas sombras cuando era era pequeña, menos lo haría ahora.

Minutos más tarde, pude divisar una sombra corpulenta que llamó mi atención al instante,  seguida de un fuerte golpe en el suelo de mi habitación. 

Me quedé estática en la cama con los ojos completamente abiertos por la sorpresa y esperé a que la gran sombra caminara por la habitación para correr a ella con el arma que siempre escondía debajo de mi almohada, en caso de que algo sucediera. 

Le apunté en la cien al intruso con el arma y le quité el seguro a la misma. Mi brazo izquierdo rodeaba su cuello, pegando su espalda a mi pecho con fuerza e impidiendo cualquier tipo de movimiento que intentara realizar.

—¿Quién eres? —mi voz sonó más dura de lo que creí pero poco me importó. La lista de muerte había terminando hacía horas pero podría haber gente que aún no se enteraba, tratando de cazarme.

Pude sentir como la persona de apariencia masculina tragaba saliva ante mis palabras y por la posición en la que ambos nos encontrábamos, sin embargo, no respondió a mi pregunta.

—Contesta. —decreté ejerciendo más presión con el brazo que rodeaba su cuello, sacándole de a poco el aire.

—Soy yo. —dijo con voz estrangulada. —Liam.

—O por Dios. —susurré y rápidamente liberé el agarre que mi brazo izquierdo hacía sobre su cuello. Luego, tiré el arma al suelo y cubrí mi boca con ambas manos mientras Liam acunaba su garganta entre las suyas, e intentaba recuperar el aire que yo le había quitado a bocanadas. —Lo siento, Liam. En verdad que sí. Deja que te ayude. 

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐀𝐑𝐄𝐖𝐄𝐋𝐋, teen wolf¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora