21| Mysterious Outbreak Part 1

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21| Enfermedad Misteriosa 

 Parte uno


—¿Qué haces aquí? —pregunté a Liam sujetando mi arco fuertemente. Me sorprendió mucho verlo aquí, es decir, ¿quien estaba lo suficientemente loco como para venir al medio del bosque sabiendo que hay miles de personas tras nosotros, los seres sobrenaturales, con sólo intenciones de matarnos?

¡Yo era la loca aquí, no él!

—Sólo vine aquí a pensar un poco... —dijo rascando su brazo izquierdo y mordiéndose el labio inferior.

Su voz temblaba, y a juzgar por la forma en la que desviaba la mirada para no mirarme a la cara, pude deducir que mentía. Una idea descabellada se me cruzó por la mente.

—Me estabas siguiendo, ¿no es así?

—Desde muy temprano. —dijo soltando el aire que había acumulado, no pude contenerme así que reí colocándome un mechón rebelde detrás de la oreja. 

Sentí mis mejillas calientes, era un poco fuera de lo común que un chico te siguiera a un bosque pero, por una extraña razón, no sentía que fuera acoso. Todo lo contrario, me parecía tierno que lo hiciera pues de esa forma me demostraba que se preocupaba por mí.

—Así que... —hablo rascándose suavemente la nuca. —Te gustan las flechas, eh. —cerró sus ojos fuertemente arrepintiéndose segundos después de habérmelo preguntado. Lo miré extrañada, ¿qué clase de conversación era esa? ¿Si me gustaban las flechas? Reí nuevamente, este chico me traía loca.

Pude sentir como mi corazón dejaba de funcionar por un efímero momento, ¿yo acababa de pensar eso?

—Las flechas no son muy de mi agrado... —contesté acercándome a él riendo. —¿La arquería? Pues, eso sí.

—Oh... —exclamó. Definitivamente esta era la conversación más estúpida que había tenido en toda mi corta vida.

Un incómodo silencio se formó entre nosotros, ninguno de los dos sabía que decir ni que hacer. Lo único que se podía escuchar en lo profundo del bosque era el ruido de las hojas chocar contar mis borceguís. Ya que movía mi pie derecho hacia delante y hacia atrás, provocando que se quebrasen bajo mis botas.

—¿Quieres venir a mi casa? —preguntó acercándose aún más a mí. —Tengo videojuegos. —sonrió. —Podría decirle a Mason para que venga con nosotros, si quieres.

—Eso sería genial. —sonreí de vuelta. Últimamente sonreía mucho, hasta mis mejillas comenzaban a doler por la contracción que realizaba al reír. Lo que había notado desde que había llegado a la ciudad, era que este tipo de cosas sólo me sucedían cuando estaba con él y eso comenzaba a agradarme. Lo único que me incomodaba era no saber porque me sentía así cada vez que lo veía. 

Era algo sumamente extraño, pues no me había sentido así nunca. Exceptuando el momento en el que conocí a Derek, sin embargo, por una extraña razón, me sentía diferente al rededor de Liam. Sentía como si estuviera en casa, donde en verdad pertenecía pero cuando pasaba tiempo con Derek era una sensación completamente diferente. Me agradaba sentirme contenta al rededor de él pero no podía evitar pensar que eran dos realidades distintas.

No sabía explicar con palabras lo que sentía por ambos chicos.

—Sólo déjame recoger las flechas de los árboles y podremos irnos. —concluí.

Comencé a buscar las flechas en los árboles y cuando daba con alguna, trepaba al árbol y la agarraba para guardarla en el carcaj. Liam me ayudó en varias ocasiones porque sola no podía hacerlo de forma rápida. Minutos después, nos dirigíamos a la casa de Liam caminando.

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐀𝐑𝐄𝐖𝐄𝐋𝐋, teen wolf¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora