Tenía ganas de vomitar.
Tras más de un día de viaje teniendo incluso que hacer noche en un hotel, cruzando Trost y parando en Hermina, más al norte, para descansar hasta llegar al distrito de Stohess en Sina al día siguiente, cualquiera podría estar irritable. Levi había esperado ya su propia reacción, que le asqueara aquel sitio en cuanto pusiera un pie en él, pero nunca había pensado que tanto.
La mansión era enorme, mucho más grande que cualquier edificio en el que hubiera estado, y sólo el salón de baile principal iba de extremo a extremo de la casa. El suelo brillaba y el techo estaba cubierto por pinturas de azules y rosáceos en los que nadie se fijaba, de las que caían dos enormes lámparas de araña con decenas de velas. Las blancas paredes estaban surcadas por arcos que abrían enormes ventanales y cuyas columnas soportaban nada menos que tres pequeñas lámparas más. Con los enrevesados y florales acabados de oro que decoraban cada arco y cada espacio en el que pared y techo se unían, la sala parecía todavía más iluminada, contrastando con la oscuridad de la noche que podía verse a través de los ventanales. Algunos de ellos estaban abiertos, dando paso a un balcón desde el que seguramente podría verse media ciudad. Olía a aceite y a perfume, una mezcla empalagosa que le estaba dando Levi ganas de salir corriendo a pesar de que la noche acabase de empezar. En un primer momento le había chocado la belleza de la sala, admirado, envidiado, pero acto seguido la había odiado. Con toda su alma, además. La miseria en la que había vivido diecinueve años era un recordatorio constante de que el mundo no era justo, por si acaso necesitaba aún más de ellos.
Pero peor aún era ver a los nobles con sus trajes caros y sus falsas sonrisas. Bufó con cansancio y se llevó el índice y el pulgar al puente de la nariz, sospechando que acabaría el día con un bonito dolor de cabeza.
—Voy a vomitar como no me saques de aquí pronto.
—Levi, ya hemos hablado de los modales...
—Voy a devolver como siga viendo a gente que defeca monedas más tiempo del que soy capaz de soportar.
Oyó a Erwin sofocar una pequeña risa, cosa que no hizo muy bien, pero entonces le recordó que debía comportarse con un apretón repentino en la nuca. Sin embargo, apartó la mano antes de que alguien les viera o Levi le pudiera lanzar una mirada de molestia. Aunque el moreno lo hizo igualmente.
Shadis estaba hablando en ese momento con los otros comandantes y pronto les llamó para empezar las presentaciones. A pesar de que el objetivo de la gala era buscar beneficiarios y más financiación para la Legión de Reconocimiento, sólo habían ido allí ellos tres. Levi no creía que pudiera causar una buena impresión, y de hecho ya estaba siendo la comidilla del lugar. Cada vez que miraba abiertamente a su alrededor, alguien le estaba mirando primero y cuchicheando con la persona que tenía al lado. Si lo que habían querido sus superiores era causar tema de conversación y sorpresa lo habían conseguido. Puede que los invitados estuviesen decepcionados por haber oído hablar tan bien de él y luego no pareciera gran cosa hasta que les miraba – entonces entendían que esa intensidad en unos ojos no era algo normal y le rehuían.
El comandante le presentó a los otro dos, Nile Dok y Dot Pixis, de la Policía Militar y las Tropas Estacionarias respectivamente, y un tercero mayor que los otros, Darius Zackley, que al parecer era la cabeza de las tres divisiones de la fuerza militar. Este último le daba escalofríos y no sabía exactamente por qué, pero no tenía intención de bajar la guardia o reprimir su instinto.
—¡Por fin conocemos al chico estrella! Es un placer.
Pixis le instó a sacudir su mano con voz animada. Sin rastro de pelo en la cabeza, su denso bigote junto a las arrugas de los ojos le daban un aire bastante afable, pero también notaba algo extraño en él que no sabía identificar de otra forma que no fuera desconfianza. Una corbata de bolo colgaba de su cuello, con una piedra violeta en lugar de roja como el comandante de la policía o la verde de Shadis. Bajó la vista a su mano con expresión indiferente.
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Pioneros (𝐒𝐍𝐊)
FanfictionSólo unos pocos elegidos tienen alas grabadas en su espalda. Cuando vivir en las calles del Subsuelo lleva a Levi a encontrarse con titanes dentro de los muros y a aceptar la ayuda de un joven soldado que cambiará el curso de su vida, conseguirlas n...