22. Una única piel

2.8K 269 116
                                    

Que se sentara y estuviera quieto no parecía una posibilidad que Erwin pudiera conseguir por mucho que se lo dijera. Tenía su pequeña navaja y había encontrado una diana en el cartel de una de las paredes que rezaba «Por la Humanidad y por el Rey». No había podido evitarlo, y aunque el mayor le hubiera advertido de que una falta de respeto así podría costarle varios latigazos, sabía que no había probabilidad alguna de que le delatara. Si él estaba nervioso no lo parecía al menos, sentado en una de las cajas del gran almacén perfectamente quieto y serio. Odiaba que se comportara así cuando estaban solos pero entendía los motivos, y si Erwin necesitaba pensar y mantener la cabeza fría durante toda esa noche le dejaría hacerlo.

Pronto empezaron a llegar todos. Hanji, Mike, Petra, Lucille, Conrad, Nanaba, Marlene. A pesar de la escasa luz que las dos pequeñas lámparas a cada extremo de la sala daban, pudo ver que todos iban con el uniforme todavía y caras de cansancio excepto Hanji, acostumbrada ya a pasar noches en vela tan sólo investigando. Por su parte no estaba muy seguro de que hubiera sido buena idea reunir a tanta gente, pues el único momento en el que confiaba en todos ellos plenamente era fuera de los muros, pero de nuevo había seguido las órdenes de Erwin y les había comunicado que se reunieran en aquel almacén a medianoche. Tenía buena intuición con las personas y sabía lo que hacía; Levi aún no le había visto cometer un error ni una sola vez. No era perfecto, pero en lo que a su trabajo y sus planes respectaba, estaba cerca. A veces se preguntaba si los demás le verían igual que él, incluso con sus fallos de comunicación y su cierto egoísmo que de vez en cuando dejaba suelto. Quizá lo que más le gustaba era eso: verle crecer y alejarse del joven arrogante y engreído del que aún le quedaban muchos retazos, aunque en el fondo le diera igual si cambiaba o no. Él al menos no era quién para criticar defectos ajenos, desde luego.

Mientras Conrad preguntaba para qué les habían hecho llamar allí en mitad de la noche, Levi volvió sobre sus pasos para quedarse de pie al lado de Erwin, a su derecha. Todo lo que dijera el líder de escuadrón, él también estaba de acuerdo.

—Esta reunión es secreta, como ya os habrá comunicado Levi a lo largo del día de hoy —Erwin empezó, apoyando los codos sobre las rodillas. No necesitaba estar de pie ni tener un rango más alto que el resto para que todos le escucharan—. Estamos seguros de que no es sólo la nobleza quien se está interponiendo en el camino de la Legión. El Culto de los Muros también está intentando acabar con nuestra financiación y con toda credibilidad que hayamos podido conseguir.

—La cual no es mucha con nuestros resultados —apuntó Hanji.

—Así es.

—Espera, ¿el Culto también? ¿Por qué nos estamos enterando de esto ahora exactamente? —Conrad intervino cruzándose de brazos—. En cuanto tuvieras sospechas de algo así deberías habérnoslo comunicado a los demás líderes de escuadrón.

—Conrad tiene razón. Suena a que has estado pensando esto mucho tiempo. ¿Por qué nos hemos enterado ahora?

Petra coincidió con él, pero antes de que Erwin o Levi pudiesen responder, Hanji volvió a intervenir en su defensa girándose hacia ellos.

—Seguramente, porque quería asegurarse antes. No es como si pudiéramos hacer nada de todos modos sin confirmación de algún tipo —Se giró hacia los otros dos de nuevo, alzando las cejas por encima de las gafas—. ¿Estáis completamente seguros? ¿Los dos?

—Sí —Levi tomó el turno de palabra, cansado ya de haber empezado esa especie de reunión confidencial con dudas hacia Erwin—. Tanto él como yo lo descubrimos por separado cuando estuvimos en aquella gala en Stohess. Son tan bocazas y arrogantes que más de uno mencionó las ganas que tenía de que desapareciéramos tras un par de copas.

Pioneros (𝐒𝐍𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora