Esos días pasaban especialmente lentos. Aunque su rutina habitual, si es que se podía llamar rutina, era mucho más impredecible y cansada, le repugnaba mucho más esta. Quizá era por las ocasiones en las que él mismo tenía que torturar al hombre que tenía secuestrado. La sangre corriendo por sus dedos le empezó a asquear, se quedaba debajo de las uñas como un recordatorio de lo que había hecho a no ser que se lavara varias veces las manos después. Por eso no protestaba cuando Kenny le mandaba limpiar el estropicio en el suelo del sótano cada vez que terminaba una sesión.
Había algo que le gustaba especialmente de limpiar. Borrar los rastros de lo que había ocurrido allí abajo, de lo que él mismo había participado, era francamente relajante. Como si nada hubiera pasado. Además, sabía de sobra que la suciedad traía enfermedades y por ello limpiar le daba una especie de tranquilidad y seguridad que ni Kenny en sus mejores momentos podría ser capaz de brindarle. Su madre había sido víctima de una enfermedad, a pesar de que siempre intentaba limpiar e ir limpia ella misma lo máximo que podía en su situación. Levi no sabía de qué enfermedad había muerto ni cómo la había cogido, pero echarle la culpa a la suciedad era lo más lógico. El Subsuelo era como un vertedero del mundo exterior, todo habitante que había echado un vistazo afuera lo sabía. Sin embargo, Levi cada vez era más firme en su posición de querer seguir sobreviviendo como para arriesgarse a que él o Kenny cayesen enfermos, porque sólo eso podía fácilmente convertirse en una sentencia de muerte.
Pasaron siete días. Smith estaba mucho peor de lo que vino. Más pálido, demacrado, muerto de frío. Aunque la mayoría superficiales, tenía bastantes heridas que sangraban mucho, por lo que la estaba lleno de ese color escarlata de arriba a abajo. Levi a veces tuvo la decencia de limpiarle un poco, acercándose lo justo como si fuera un animal que le mordería si viese la mínima oportunidad de escapar. No lo hacía por pena o compasión, en realidad. Pensaba que la sangre era suciedad, que la suciedad era enfermedad, y que si el tipo cogía algo no quería que les contagiase ni a Kenny ni a él. Realmente no sabía qué pensar aún del desconocido. Mientras limpiaba le ha oído hablar en varias ocasiones con Kenny, aunque nunca había entendido las conversaciones. Si es que podían llamarse conversaciones, pues solamente parecían monólogos. Kenny hacía preguntas sobre los muros, los titanes, el rey, y quería saber lo que aparentemente Smith ya sabía, aunque fuera una simple teoría. Smith se negaba por completo a hablar por alguna razón, puede que porque mientras Kenny le necesitara aunque fuera para satisfacer su caprichosa curiosidad propia seguiría con vida. Pero si al final iba a matarle de un modo u otro, ¿para qué quería seguir vivo y sufrir mientras tanto? Smith sabía que eso no iba a acabar bien para él de ningún modo. El hombre era raro.
Una mañana, después de que Kenny terminara la «sesión» y Levi se quedara a limpiar el suelo con un paño y un cubo de agua que le había ayudado a bajar, Smith le habló por primera vez como si nada ocurriese, como si Levi no se hubiera manchado también las manos con su sangre.
—Tengo un hijo esperándome en casa. Es mayor que tú, pero creo que os llevaríais bien.
Levi subió la cabeza como un resorte pero no se sobresaltó al escucharle hablar. Era la primera vez que lo oía además de sus gritos de dolor habituales, y su voz no era como la esperaba. Aunque pareciera frío por las facciones duras de su rostro y sus ojos color hielo, el volumen en el que habló era bajo y su tono cálido. Como si estuviera compartiendo con Levi un momento de comodidad, de confesión, a pesar de que este no creía que se pudiera estar muy cómodo atado a la pared por unas esposas y dos arcos de hierro.
Poco le importaba que tuviese un hijo. No era asunto suyo, y no es que participara en la tortura por motivos personales. Le ignoró deliberadamente y siguió limpiando las manchas oscuras del suelo con precisión. El agua llevaba jabón y algo más fuerte, pero era muy poco y no muy eficaz cuando se trataba de un suelo de piedra. Sin embargo, Smith siguió hablando tras hacer una pausa como si esperara que Levi contestase.
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Pioneros (𝐒𝐍𝐊)
Fiksi PenggemarSólo unos pocos elegidos tienen alas grabadas en su espalda. Cuando vivir en las calles del Subsuelo lleva a Levi a encontrarse con titanes dentro de los muros y a aceptar la ayuda de un joven soldado que cambiará el curso de su vida, conseguirlas n...