"Una sonrisa significa mucho. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra."
Wanda cepillaba su largo cabello formando una trenza mientras se miraba al espejo. Para su fortuna las ojeras habían disminuido y su rostro había recuperado un poco de color. Revisaba cada detalle, tenía que lucir perfecta aunque su atuendo no ayudara mucho. La ropa de entrenamiento consistía en un pants y sudadera por lo menos 2 tallas más grandes que su cuerpo. La ansiedad y el nerviosismo se estaban apoderando de su cuerpo y no estaba segura si era por el entrenamiento o por el Soldado guapo. La respuesta era obvia. Un pequeño golpe a su puerta la sacó de sus pensamientos, por lo que dio un último vistazo a su reflejo y se apresuró a abrir la puerta.
—¿Lista?— un chico de cabello castaño le sonreía de manera singular ofreciéndole una mano la cual ella aceptó gustosa —¿Nerviosa hermanita?
—¿Acaso tú no?
—Es sólo un entrenamiento Wanda— ambos se dirigieron a las salas de entrenamiento. Para cuando llegaron, Brock Rumlow ya estaba ahí
—Llegan tarde— reprendió Rumlow, brindándole a los gemelos una mirada amenazadora —Tú vienes conmigo— Señaló a Pietro —El Soldado del Invierno se encargará de ti— miró fugazmente a la chica y salió de la amplia sala acompañado muy a su pesar del joven castaño.
Dos segundos después ingresó a la sala el hombre del brazo de metal. Automáticamente la puerta se cerró detrás de él con lo que pareciera un mecanismo de seguridad y la chica tragó saliva. Se aproximó lentamente a ella examinándola de pies a cabeza y su nerviosismo se incrementó. El rostro del Soldado permanecía inexpresivo. Estando de frente a el Soldado ella no pudo evitar percatarse de los grandes músculos que sobresalían de su remera negra, así como de su imponente brazo de metal... de pronto se apareció una sensación de calor en su bajo vientre y de inmediato se reprendió a sí misma por lo que desvió su mirada. Bucky se dio cuenta e involuntariamente esbozó una pequeña sonrisa. Se aclaró la garganta y exclamó:
—Iniciaremos con combate cuerpo a cuerpo— su voz era inexpresiva como su rostro y eso desconcertaba a la castaña —atácame con lo que tengas.
El miedo invadió a la chica Maximoff cuando repentinamente el Soldado se acercó a ella preparando su puño de metal, como acto reflejo se agachó y cubrió su cabeza con ambas manos.
—¿Cuál es tu nombre?— preguntó Bucky —No recuerdo tu nombre...— hubo un momento de silencio.
—... Wanda— titubeó —Mi nombre es Wanda Maximoff— respondió aturdida. Poco a poco se levantó. Bucky miró su rostro, ahora con más color, pero se enfocó en sus orbes de un verde profundo que alteraban su interior. En ese preciso instante estaba experimentando algo nuevo que no podía explicar, una descarga eléctrica recorría su espina dorsal. La chica se sonrojó ante aquella inspección y desvío la mirada. Bucky parpadeo, dio un fugaz vistazo al rostro de la mejorada y se dio la vuelta.
— Bien señorita Maximoff— carraspeo —... tendrás que golpearme hasta que te canses, no opondré resistencia y sólo será trabajo físico nada de poderes
A su pesar Wanda comenzó a dar golpes en el abdomen de su entrenador, no logrando moverlo ni un milímetro. Pareciese que estuviera luchando contra una roca. Definitivamente sus nudillos terminarían muy doloridos. Inesperadamente Bucky tomó un puño de la chica deteniéndola.
—Así sólo te lastimarás— negó con la cabeza —si golpeas constantemente un mismo punto puede ser que después de un rato logres vencerme pero te habrás fatigado antes. Debes buscar un punto débil y poner toda tu fuerza en el puño y no te enfoques solamente en un movimiento. Hay otras maniobras, otras partes de tu cuerpo, usa tu ingenio.
Se acercaron a los sacos de box y Bucky comenzó a golpearlos. Wanda lo observó un instante y al cabo de un rato se decidió a intentarlo. El Soldado se acercó a ella explicando los movimientos que tendría que realizar. Poco a poco lograba que los sacos se movieran y la chica no pudo evitar alegrarse dirigiéndole una sonrisa al Soldado del Invierno. Para su sorpresa él la imito y por vez primera pudo ver la perfecta dentadura del hombre del brazo de metal. Súbitamente la puerta desactivó su mecanismo de cerradura. El entrenamiento había finalizado.
—¿Cuál es tu nombre "Soldado"?— se animó a cuestionar tímidamente la castaña.
Bucky se quedó atónito y su rostro se ensombreció. Wanda le dirigió una mirada confusa y después de un rato hizo ademán de despedida y salió de la habitación, dejando perplejo a aquel hombre.
«No lo recuerdo» Pensó él.
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M E M O R I A S D E S O K O V I A
Fanfiction"Esa es exactamente la belleza del amor: su inexactitud, la imposibilidad de medirlo en números completos, la necesidad de saltar con los ojos cerrados. Si eso no fuese suficiente, entonces déjame decirte algo más: vale la pena." -Teresa Donoso Hay...