17. Desaparecida.

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Otra noche de insomnio, ya estaba acostumbrado. Había pasado otra noche sin poder conciliar el sueño, sólo que esta vez había algo más: un mal presentimiento. Pasó por su cabeza terminar el horario nocturno en la habitación de la castaña, pero recapacitó, quizá ella necesitaría descansar. Así que contra su voluntad, él hizo lo mismo. El amanecer hizo su aparición y con ello Bucky comenzaba su rutina. A pesar de las dificultades, lo animaba el hecho de tener a la hermosa ojiverde de su lado. Al llegar al comedor atisbó al chico del metabolismo rápido, quien jugueteaba con los cubiertos; al percatarse de su presencia le brindó una sonrisa compasiva.

—Hey sargento

—Maximoff— al observarlo de cerca distinguió unos círculos oscuros bajo unos ojos muy parecidos a los de Wanda, sólo que éstos tenían una coloración más azulada.

—¿Has visto a mi hermana? Ya debería estar aquí, y más sabiendo que no puedo estar con ella mientras esté castigado

—No debe tardar...

—No sé si deba decirte esto, pero tengo una conexión especial con mi gemela y siento que algo no está bien...— esa afirmación terminó por descolocar al soldado, pues igual que el chico, sentía algo extraño: un mal presentimiento.

Sin nada más que decir se dirigió directamente a la habitación de la muchacha. Llamó a la puerta sin recibir respuesta por lo que abrió, y tal como ya se imaginaba, la estancia se encontraba vacía. Decidió continuar su búsqueda, quizá estaría en las duchas. No se escuchaba el agua de las regaderas; gritó su nombre y lo único que obtenía por respuesta era el eco de su voz grave. Los laboratorios igualmente estaban vacíos. Se encaminó a la sala de entrenamientos destinada para ellos con la esperanza de que ahí estuviera pero nuevamente brillaba la ausencia de la castaña. No entendía qué ocurría, simplemente no podía desaparecer. Regresó a la habitación de la castaña buscando pistas, pero la cama estaba hecha y su pequeño armario estaba en orden.

Salió al pasillo, pasando sus dedos entre su cabello negro; su paciencia se estaba agotando. De repente se sintió observado, levantó la vista y hecho una furia se abalanzó contra el recluta de los ojos marrones.

—¡Tú! ¿Dónde tienes a Wanda? ¿Qué le hiciste?— Sergei estaba nervioso, Bucky lo notó y comenzó a zarandearlo aventándolo contra la pared —¡Responde!— los ojos de Barnes amenazaban con salirse de sus órbitas.

—Y-y-yo no le hice nada, lo juro— sollozó el joven soldado —pero vi quien se la llevó— exclamó rápidamente con un grito ahogado —le diré si me deja tranquilo

Pero lejos de soltarlo, lo amenazó con su puño de metal.

—¡Rumlow! Fue Rumlow, ¡él se la llevó!

—¿Dónde?— el pelinegro apretó fuertemente la mandíbula que pareciese que sus mismos dientes explotarían por la presión ejercida.

—N-n-o lo sé— finalmente lo soltó no sin antes dar un puñetazo a la pared. Ante la impresión, Sergei se dejó caer al suelo y se arrastró lejos del sargento, quien en un instante ya estaba del otro lado del pasillo.

En un santiamén ya estaba frente a la puerta de metal donde entrenaba Pietro. Empuñó nuevamente su mano izquierda y comenzó a violentar el mecanismo logrando desactivarlo en pocos minutos. Pietro y el mercenario se quedaron pasmados ante la amenazante presencia de aquel hombre, sus ojos reflejaban la furia contenida. De un momento a otro tenía a Rumlow sometido, tomando su cuello con la mano de metal.

—¡¿Dónde está?!

Pero el agente se mantenía impasible, al contrario, comenzó a reír como maniaco. Bucky apretó más su agarre pero no surtía ningún efecto.

—¿Wanda? ¿Te refieres a mi hermana?

—Vaya... ¿cuánto tiempo creías que duraría el secreto de su amorío? No creo que al pequeño Pietro le guste la idea de que su querida hermanita sea conquistada por un veterano de guerra

—Si lo que buscas es ponernos uno en contra del otro no lo lograrás...

—Entonces ya lo sabías... supongo que también sabías que tu "hermanita" pasa sus noches en la cama del Soldado del Invierno— Bucky impactó su otro puño en el estómago de Rumlow, sacándole el aire, mientras Pietro lanzaba una mirada llena de odio a ambos hombres.

—Las cosas no son así Pietro...

—No soy un niño, ¡no me tomes por tonto!

—No lo culpes Maximoff, tu hermana es exquisita... ojalá no me hubiera costado tanto abrirle las piernas a esa perra— tanto Pietro como Bucky iniciaron una batalla campal en contra del mercenario, quien con cada golpe recibido soltaba una risa maniaca.

—¡¿DÓNDE ESTÁ MI HERMANA! ¡¿Qué le hiciste?!

—No le hice nada, no es divertido cuando ella está inconscie— no pudo terminar la frase. Bucky proyecto su puño de metal en el rostro de aquel hombre, deformándolo.

—¡¿DÓNDE ESTÁ?!

—¿Dónde está mi mejorada Rumlow?— Los tres se quedaron estupefactos al escuchar aquella voz —¿Qué te da derecho a tomarte atribuciones que no te corresponden? Estás aquí solamente por la amistad que tengo con Pierce, pero ¡NO TIENES NINGUNA AUTORIDAD AQUÍ!

El líder de HYDRA tomó a Rumlow por el cabello obligándolo a levantarse solo para aventarlo sobre una silla

—Espero que mis palabras hayan sido claras. Soldado— esta vez se dirigió a Bucky con una actitud más tranquila —, te encargarás de encontrar a mi mejorada. Tráela de regreso. Mis hombres te darán lo que sea necesario para que la encuentres... es de suma importancia que esa chica regrese— le dio una palmada en la espalda y salió de la habitación.

Bucky dio un fugaz vistazo a Rumlow, quien ahora se mantenía en silencio, y a Pietro para posteriormente salir de la sala. Unos segundos después fue alcanzado por el veloz.

—¡Anciano!— Bucky lo miró mal —Encuentra a mi hermana y llévala lejos de aquí

—Pero...

—No te preocupes por mí, me faltan 5 días de castigo— esbozó una sonrisa de suficiencia —. Estaré bien. Rescata a mi hermana y hazla feliz, les doy mi bendición. Yo buscaré la manera de salir de aquí cuando llegue el momento...— el pelinegro abraza al castaño a manera de despedida.

Se dirigió a un lugar que no conocía: una bodega con varios vehículos y armamento militar. Visualizó una motocicleta y arrancó el motor. Tomó unos cuchillos y unas pistolas acomodándolas en su uniforme y emprendió su marcha, aún sin saber a dónde dirigirse pero con la esperanza de encontrar a su amada y disfrutar una vida plena con ella.

M E M O R I A S   D E   S O K O V I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora