3. Detonador de emociones.

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"El amor a primera vista existe y se siente como un pinchazo profundo en las entrañas cuando te encuentras con una mirada por primera vez y sientes que el mundo se ha parado unos instantes"
Aroha Díaz.

Bucky dirigía sus golpes directo al abdomen de Rumlow quien quedó acorralado por lo que al siguiente golpe fue proyectado a la pared. Había pasado una semana desde que llegaron a la base de Sokovia y el Soldado del Invierno había sido "despertado". Al inicio Rumlow siempre vencía, propinándole grandes palizas y humillándolo como sólo él sabía. Sin embargo las habilidades físicas de Bucky habían progresado en magnitud.

La mente del súper soldado era una página en blanco. Actuaba por inercia, inexpresivo y sin plena consciencia de sí mismo. Día tras día observaba detenidamente su reflejo en el espejo de su habitación sin comprender su propósito en ese lugar. A pesar de su constante desconcierto, ya se estaba acostumbrando a la mala comida y los malos tratos por parte de Rumlow. Pero a partir de ese día todo cambiaría.

—Vístete rápido, Strucker nos quiere en 5 minutos— Rumlow irrumpió abruptamente a su habitación llevándole ropa limpia para posteriormente salir azotando la puerta de metal. Bucky hizo lo dicho y se apresuró al encuentro con sus superiores. Después de unos minutos los 3 hombres se dirigían a un área que el Soldado no conocía. Uno de los guardias recorrió la puerta de la celda y la reconoció al instante: la chica del laboratorio que había visto una semana atrás.

Siguió los pasos de sus líderes y se adentró a la celda, sorprendiendo a los gemelos quienes parecían estar envueltos en una conversación y ante la presencia de aquellos tres hombres los hermanos se tomaron de las manos como acto reflejo.

—Mis preciados gemelos— el hombre del monóculo escudriñó los rostros de sus mejorados y sonrío de manera malévola al percibir su miedo. Bucky, estando más cerca, observó disimuladamente a la castaña; una notable palidez y unas marcadas ojeras y sin embargo podía percatarse de la magnificencia de sus rasgos: unos hipnotizantes ojos verdes enmarcados por unas largas y gruesas pestañas rizadas, una estética nariz afilada y unos finos labios rosáceos. De inmediato sintió la mirada de la chica en su persona y el calor invadió su cuerpo, por lo que evito el contacto visual con ella y prefirió escuchar las palabras del científico.

—Después de evaluarlos en las diversas pruebas que se les han realizado, el Dr. List y yo hemos llegado a una conclusión. Es lógico que les falta mucho para que logremos nuestro objetivo, y creemos que la única manera de aumentar y mejorar sus habilidades es fortaleciéndolos no sólo con los experimentos— el acento de Strucker era aún más notorio con cada palabra —sino con condicionamiento físico... y mis queridos, tienen suerte de que contemos con dos de los mejores hombres de esta organización— una tétrica sonrisa invadió el rostro del veterano. Pietro dirigió una mirada preocupada a su hermana que no fue devuelta, en cambio ella parecía estar ensimismada.

—Brock Rumlow y el Soldado del Invierno, serán sus entrenadores. Ustedes son los más fuertes, los más aptos y por eso continúan aquí. Si quieren acabar con Stark son necesarios muchos sacrificios— Hizo una pausa y el joven Maximoff soltó una pregunta al aire

—¿Y los otros?... ¿Los otros voluntarios?

—Muertos— respondió de manera insensible —Los únicos que me importaban desde un principio eran ustedes, acá están "seguros"... Les alegrará saber que el castigo de la señorita Maximoff será levantado y podrá regresar a su habitación de siempre, pero si algo sale mal, si desobedecen a la autoridad, las celdas siempre estarán disponibles para ustedes así como sesiones extras en los laboratorios y en las salas de entrenamiento— Wanda cubrió su rostro compungido ante las palabras del dictador, ante lo cual éste último soltó una risa antipática y Bucky experimentó algo nuevo en su interior: ira. Empuñó su mano de metal y con gran esfuerzo pudo contenerse, para su suerte nadie se dio cuenta.

»Pueden regresar a sus habitaciones. Se establecerán horarios para cada actividad... la disciplina debe imponerse si queremos evitar el caos. Bien, los entrenamientos comienzan mañana temprano.

El científico salió de la celda seguido por sus hombres, no sin antes el Soldado del Invierno dar un último vistazo a la chica Maximoff.

—¡Genial! Estamos jodidos, ¡completamente jodidos!— el castaño tomó su cabello con ambas manos exasperado —¿Por qué estás tan callada?

—¿Qué?— Su hermana aún no procesaba lo ocurrido, era obvio que estaba aterrada; las sospechas de su hermano sobre los otros voluntarios eran ciertas.

—¿Wanda? ¿Qué acaso no escuchaste lo que dijo Strucker?— Pietro negaba con la cabeza incrédulo

—Claro que lo escuche, cada palabra...— bajó la voz y se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada —Debo contarte algo muy importante— su hermano entrecerró los ojos y se acercó lo más que pudo a ella —En estos últimos días me castigaron porque mis "habilidades" dejaron de funcionar, por más que lo intentara y por más suero y horas en el laboratorio no funcionaban. Hasta ayer... en la noche logre levitar una pequeña piedra por más tiempo de lo normal y... otra cosa ocurrió... Creo que estoy desarrollando otra habilidad: puedo leer pensamientos.

Su gemelo estaba pasmado ante esa revelación, después de pensar un rato exclamó:
—No puedes mencionarlo, enfócate solo en la telequinesis. Si se dan cuenta te explotaran aún más y yo no podría soportarlo.

***

Unas horas después, ya en sus respectivas habitaciones. Estando a punto de anochecer Wanda salió para darse una ducha la cual podría considerar una de las más relajantes y necesarias en su estadía en la base. Al terminar la ducha procedió a secar su cuerpo, cabello y vestirse con ropa limpia: un pantalón y una blusa holgada de color gris. Odiaba la ropa que le daban pero no le quedaba otra opción. De pronto recordó que no todo era malo, la inesperada presencia del Soldado en la base le daba "esperanza". Era verdad que era raro, por su postura y su rostro inexpresivo podría compararlo con un robot, pero era increíblemente atractivo y al recordarlo sus mejillas se ruborizaron y pronto se reprendió por dejar que ese tipo de pensamientos la invadieran. Se dirigió cautelosamente de nuevo a su habitación sin imaginarse que el Soldado la observaba caminar por el pasillo.

M E M O R I A S   D E   S O K O V I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora