11. El combate.

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Después de regresar a su habitación, Wanda Maximoff se acomodó en su cama intentando conciliar el sueño. Pensaba que el ir con el Soldado la ayudaría a calmar sus nervios. De alguna manera lo hizo, mientras estaba con él, sin embargo ahora no dejaba de dar vueltas en su cama hasta que el sueño llegó. Unas horas después era momento de levantarse. Pesarosamente tomó sus cosas y se dirigió a las duchas. El agua tibia logró despabilarla un poco, quince minutos más tarde se encaminaba al comedor, donde ya estaba su hermano.

—¿Cómo dormiste?— la castaña hizo una mueca a manera de respuesta —yo tampoco pude hacerlo...— tomó una de las tostadas y de 3 bocados se la terminó.

—Creo que tendré que darte una paliza— su hermano soltó una sonora carcajada

—Claro hermanita, lo que tú digas...

De pronto la figura de Rumlow apareció, el apetito de Wanda se fue, en cambio lo sustituyó un nudo en el estómago: tenía miedo.

—Sabes... no es tan mala idea. Tal vez eso deba pasar, debes darme una paliza Wanda— la aludida lo observó extrañada —estoy más acostumbrado a los castigos— la castaña negó con la cabeza

—No, no lo mereces

—Ni tú, pero qué se le va a hacer

En un parpadeo el mercenario se encontraba al lado de Pietro, haciendo que ambos saltaran de la impresión

—Más les vale que no intenten nada, si lo hacen lo sabré y será peor— ante las últimas palabras Rumlow colocó una de sus manos en el mentón de la chica, causándole un escalofrío a lo largo de su cuerpo.

—No intentaremos nada— masculló el gemelo, ganándose una mirada escrutadora por parte del pelinegro quien a continuación salió del comedor —, tranquila— los hermanos entrelazaron sus dedos, Pietro se acercó a su melliza y le dio un breve beso en la frente para posteriormente salir del comedor tomados de la mano.

Al ingresar a la sala de entrenamiento en donde se realizaría el combate, visualizaron a List, a Strucker y a sus 2 entrenadores. Wanda cruzó su mirada con la del Soldado, quien se mantenía inexpresivo, la sensación del nudo en el estómago aumento.

—Bien, es un combate cuerpo a cuerpo: sólo ataque y defensa, nada de poderes— La voz de Rumlow resonaba en la sala —el encuentro acaba cuando su oponente ya no pueda levantarse, al menos por 1 minuto. Y el ser una chica no te da ventaja de nada— resaltó las últimas palabras con voz grave —... ¡Empiecen!

Ambos permanecieron inmóviles por un breve instante.

—Lo lamento—susurró con voz solo audible para su hermana para posteriormente deslizar sus piernas entre las de la chica haciendo que perdiera el equilibrio y cayera estrepitosamente. De inmediato se puso en pie, empuñando ambas manos y comenzó a distribuir sendos golpes en el abdomen de Pietro quien se encogió y colocó ambos brazos alrededor de la cintura de ella, apretando e inmovilizando. En la mente del chico pasó la idea de terminar rápido para evitar lastimar más de lo necesario a su hermana; sin embargo se vio interrumpido cuando ella tomó impulso y logró hacer una maniobra dejándolo ahora en el suelo.

Confundido se levantó pero la chica fue rápida, colgándose a cuello de él y ejerciendo presión logrando que sus pasos fallaran y cayera nuevamente. Con un movimiento rápido la dejo bajo su cuerpo, ejerciendo presión en muñecas y rodillas. La castaña forcejeaba, pero él era más fuerte. Los ojos de Wanda comenzaron a cristalizarse por el dolor, a pesar de ello se mantenía firme. Parecía que el combate lo ganaría Pietro cuando de un momento a otro ella logró liberar sus piernas y dio un rodillazo a la entrepierna de su hermano.

«Lo siento»

«Esto es guerra»

Pronto la batalla tomó forma con ambos hermanos atacándose con fuerza. Como era de esperarse, Pietro era rápido pero Wanda era más consistente. La sonrisa en el rostro de Rumlow era maliciosa, Bucky empuñaba su mano de metal conteniéndose para no entrar y defender la chica que alteraba sus sentidos, mientras los otros 2 hombres se mantenían apacibles como si de un torneo de tenis se tratara. Habían pasado casi 45 minutos sin haber aún un vencedor. Wanda sentía que en cualquier instante desfallecería, en cambio el castaño parecía recargar su energía con cada golpe que impacta a en el cuerpo de su hermana. Fue en un pequeño de distracción cuando la chica logró impactar su puño en la mandíbula de Pietro, desencajandola y haciendo que cayera estrepitosamente contra el suelo, ahora inconsciente.

—¡Pietro!— cayó de rodillas a su lado tomando su rostro con ambas manos.

—Parece que tenemos a la ganadora— anunció el mercenario aplaudiendo ignorando por completo al chico inconsciente.

—Está luxada— está vez hablo Bucky, las lágrimas de Wanda amenazaban con salir cuando sintió la mirada del Soldado —, debemos reducirla, no es tan grave.

—Llévalo a la enfermería— indicó tranquilamente el hombre del monóculo —después hablaremos de su castigo

La castaña se sentía fuera de lugar: escuchaba a los demás sin comprender las palabras. Pronto sintió una pequeña presión en su hombro.

—Vamos, tú también necesitas atención— era el Soldado del Invierno, asintió y lo siguió a la enfermería. Sentía su cuerpo dolorido y muy pesado. Pronto sintió un picor en su mano derecha y vio sus nudillos cubiertos de sangre, la sangre de su hermano.

M E M O R I A S   D E   S O K O V I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora