18. Oasis.

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"No tenía pelea, me había rendido
Creí que estaba acabada, fui embestida por el sol
Creí que moriría
No tenía pelea, me había vuelto polvo
Cuando llegué a tus brazos supe que lo superaría

Esta noche, siento que estoy perdida en el desierto
Pero tú eres mi oasis
Hallaste mi corazón."
– KYGO ft. FOXES - Oasis

Estaba experimentando una de las cefaleas más fuertes de toda su vida, quería moverse pero su cuerpo no le respondía. Lentamente abrió los ojos, se encontraba en la parte trasera de una furgoneta y no estaba sola. Un soldado estaba frente a ella, en cuanto se percató de que la castaña había despertado le apuntó con una escopeta. Wanda ni siquiera intentó disuadirlo... se encontraba muy débil y muy confundida. El hombre bajó el arma y la chica volvió a cerrar los ojos. La camioneta avanzaba lentamente.

Los recuerdos comenzaron a aparecer como flashazos: ella convenciendo a Pietro para que la ayudará, el expediente de James, ella consolando a James y... Rumlow. Su cabeza amenazaba con explotar, no soportaba el dolor ni la ira. Su frustración iba en aumento al no poder concretar sus últimos recuerdos: no tenía idea de lo que había ocurrido. La imagen del mercenario tratando de despojarla de sus prendas le provocó náuseas y las lágrimas inundaron su rostro.

Inhaló lentamente, intentó aclarar su mente y rememorar aquel momento. Necesitaba saber si aquel hombre había abusado de ella. Tenía la boca seca y una apareció una punzada en la boca del estómago. Se visualizó a ella misma entre la pared y Rumlow, con él invadiendo sus labios, forzando la entrada de su lengua a su cavidad oral causándole arcadas. Ella inmóvil y él tocándola sin pudor alguno, mientras ella luchaba inútilmente por liberarse.

Cuando él intentó desvestirla aprovechó ese instante para darle un rodillazo en la entrepierna y se alejó; sin embargo la tomó por los pies, arrastrándola y la colocó debajo de él. Ella le escupió en la cara logrando enfurecerlo más. La tomó por el cuello elevándola e impactando su cráneo contra el suelo de concreto.

Las punzadas se hicieron más fuertes. Después de eso todo fue más confuso; escuchó la voz imperativa de Rumlow: "vigilenla y al amanecer la sacan de aquí". Se movió bruscamente volviendo a la realidad. Abrió nuevamente los ojos observando al soldado que tenía enfrente para después darse cuenta que sus muñecas estaban esposadas.

—¡Libérame!— gritó con desesperación. El recluta sólo sonrió sarcásticamente.

La chica continuó moviéndose violentamente sin ningún resultado. Súbitamente la furgoneta se detiene abruptamente. Se escuchan golpes y disparos acompañados por maldiciones. Los dos se quedan completamente quietos. Wanda percibe el nerviosismo del hombre que tiene enfrente.

—Quítame las esposas y quizá encontremos una manera de salir ilesos de esto— de pronto la ojiverde ya no se sentía tan débil, el dolor ya casi había cesado y su poder estaba resurgiendo.

El recluta se acercó a ella y le quitó las esposas. En ese instante se abrió el vagón de la camioneta y la silueta del hombre del brazo de metal apareció y Wanda se lanzó a sus brazos, sollozando silenciosamente.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron daño?— apartó unos mechones del rostro de la castaña y lo acarició suavemente. Wanda lo tomó por el cuello y lo besó como si su vida dependiera de eso, lentamente se separa sólo unos milímetros de ella —. Debemos irnos de aquí— murmuró el pelinegro ayudándola a bajar.

Wanda vislumbra el hermoso paisaje casi desértico, alejado de la civilización; sin embargo hay al menos media docena de hombres muertos, prefiere no prestarles atención. Unas cuantas gotas de lluvia la sorprenden. Había pasado muchos meses sin apreciar la belleza de la naturaleza, se giró para observar a su salvador dispuesta a agradecerle nuevamente cuando la expresión de Bucky cambia a una facie de dolor: el soldado que la vigilaba lo había apuñalado por la espalda.

Wanda enfureció e hizo uso de su poder obligando a aquel hombre a clavarse la daga en el centro del pecho, cayendo muerto al instante. Rápidamente la castaña rompió un trozo de tela de su sudadera y la amarró a la cintura de Barnes, deteniendo el sangrado.

—Tranquila, no fue profunda. Debemos irnos— Acto seguido se subió a la motocicleta seguido por la chica quien abrazo suavemente su cintura, cuidando no tocar la herida.

—Estamos casi en la frontera, conozco un lugar— el de ojos grises gira su rostro observándola escéptico —. Es seguro... confía en mí— arrancó el motor y atendió las indicaciones de la gemela mientras la lluvia se hacía cada vez más fuerte.

Tras unos minutos llegaron a una zona tranquila. Sólo había una pequeña casa con un porche y un jardín hermoso, señal de que alguien vivía ahí. Wanda bajó de la motocicleta empapada y tiritando de frío. Se aproximó a la puerta y dio unos leves golpecitos. Bucky se acercó a ella con paso lento a causa del dolor, la chica lo abrazo y ambos se apoyaron en una de las columnas del pequeño porche. Unos instantes después abrieron la puerta.

—¿Wanda?

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N/A:
He aquí otra parte de esta historia. Espero la disfruten. Se acercan muchas cosas intensas... quedan pocos capítulos, ya estoy preparando el finale. Pero tranquilos, aún falta para eso.
Nuevamente agradecerles su apoyo, sus lecturas, votos y comentarios.
Trataré de actualizar pronto. :)

M E M O R I A S   D E   S O K O V I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora