26. Efímero.

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—¿Dónde está Wanda?— repitió elevando su voz una nota más alta.

El ojiverde evitó el contacto visual con el pelinegro. Inhaló profundamente y exhaló lentamente.

—Barnes...

—Respóndeme, estoy perdiendo la paciencia— se acercó peligrosamente y lanzó un puñetazo a la pared, dañándola y no esquivando por milímetros la cabeza de su anfitrión. Se percató de que estaba en bóxers por lo que regresó a la habitación que había compartido con Wanda para tomar algo de ropa.

Al aproximarse a la mesita de noche le llamó la atención una hoja de papel doblada en cuatro, con su nombre inscrito en ella con perfecta caligrafía.

"Querido James:

Cuando leas esta carta yo ya no estaré a tu lado, pero ten por seguro que te ame y que probablemente lo seguiré haciendo hasta el final de mis días. La percepción del amor es diferente para quien lo vive y cómo lo vive, y lo cierto es que el tiempo que duró fui intensamente feliz. A pesar de todas las barreras, concretamos lo que no debió ser... quizá en otra época o en otro lugar hubiera funcionado. Sin embargo me enamore, perdida e irremediable; desde el primer instante en el que mis ojos encontraron a los tuyos supe que escribiríamos una historia de amor, y aún en la clandestinidad no me arrepiento de nada. Pero como toda historia, hay un final e inevitablemente ha llegado el nuestro. Me duele en el alma tener que hacerlo de esta manera pero no soportaría tener que hacerlo de frente... tengo un deber y no puedo seguir atándote a algo que no tiene un futuro certero. Te han privado de muchas experiencias por tantos años y no puedo permitir que eso siga ocurriendo, por lo que te libero. Sal de Sokovia, busca un lugar y si es posible, busca a alguien más y forma una familia. Mereces ser feliz, y yo seré feliz si tú lo eres.

Siempre tuya Wanda"

Los ojos de Bucky se aguaron. Sus extremidades se hicieron pesadas e inmóviles. Un nudo se arraigó en su garganta... Sintió una opresión en su pecho y su respiración se hacía un poco dificultosa. Inevitablemente unas cuantas lágrimas se desplazaron hasta llegar a sus labios. Quiso gritar, golpear y destruir pero su cuerpo no le respondía. Tras unos minutos abrió el cajón de aquella mesita, tomó entre sus dedos la fotografía que había encontrado en aquel sótano. La fotografía en la cual Wanda, con unos años menos le estaba brindando una sonrisa cálida. El único recuerdo que tendría de ella.

Base de Investigación de HYDRA, Sokovia.
Había sido una decisión muy difícil. Las lágrimas cernían su rostro mientras se adentraba en aquella base subterránea que tantos momentos agridulces le había dado. Era una misión suicida, la reanudación de una condena que se pausó momentáneamente. Estaba dispuesta a negociar: regresaría a ese sitio a cumplir su condena perpetua a cambio de la libertad de su hermano, aunque eso implicará sacrificar su relación con el soldado del invierno y renunciar a su "vida". No estaba segura de lograrlo pero debía arriesgarse, era lo mínimo que podía hacer por Pietro.

En más de una ocasión escuchó que valoraban más las nacientes habilidades de ella que las de su gemelo. Debía arriesgarse, debía intentarlo. El inicio había sido sencillo; para su sorpresa sus habilidades en cuanto a manipulación mental habían mejorado notablemente, por lo deshacerse de los primeros guardias fue una tarea fácil. Sin embargo, más adelante fue superada en número a una magnitud exagerada. Hizo uso de sus rayos escarlata, venciendo a unos, pero no era suficiente: estaba acorralada. En poco tiempo llegarían las autoridades de aquel sitio y todo habría terminado. Sus esfuerzos habrían sido en vano.

Aquel sitio resplandeció, el tono escarlata desarmaba a algunos soldados mientras otros quedaban a la merced de la bruja, pero otros la atacaban y ella no podía sola.

M E M O R I A S   D E   S O K O V I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora