XXII

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Los comerciantes de Chicago ya estaban en sus negocios como todos los días. Eran alrededor de las nueve de la mañana, y una de las florerías ya tenía enviado su primer pedido del día; el cuál iba dirigido a una de las mujeres más reconocidas en los últimos años. Pero lo más impresionante era el hombre que dio tal detalle a aquella joven de veinticinco años.

—Buen día Sra. Green, el desayuno esta listo— Dijo la chica que era la encargada de informarle a Candy de cada cosa que pasaba.

—Muchas gra...—iba a contestar pero el chofer llegó con un gran ramo de rosas, cosa que impresionó muchísimo a Candy, por lo que de inmediato se dirigió a preguntar.

—Louis ¿Para quién es ese arreglo?— le preguntó la chica por mera curiosidad.

—Es para usted mi señora, lo han enviado de la florería más cara de Chicago—explicó a la rubia, alejándose tras una pequeña reverencia.

—¿De quién sera?—dijo a la nada, y tomó la tarjeta que venía entre las flores. Pensó que quizá pudo haber sido un lindo detalle de Elliot. Su expresión cambio cuando se dio cuenta de la verdadera identidad de aquel que le había enviado ese arreglo.

"Candice White:
Candy yo se que me has concedido tu perdón, pero yo quisiera de verdad que nuestra relación se convirtiera en una relación amistosa. Sí, puede que yo este mal, pero cuando conocí a tus hijos y tu esposo quise formar parte de su vida, como un buen amigo.

T.G.G."

Candy se quedó pasmada con las palabras escritas en ese pedazo de papel, no podía creer que él se atreviera a pedirle tal cosa.

—¿Quien te envío ese arreglo de rosas?—pregunto Elliot a su esposa con cierta molestia en su voz.

—Yo... Terry— Dijo sorprendida por el tono de voz que utilizaba su marido al digirse a ella.

—¿Por qué te lo envío?— cuestionó frunciendo ligeramente el ceño.

—No lo se...— respondió sin saber porque su esposo se comportaba de esa forma, celoso—Elliot por favor calmate.

—No puedo.. No puedo al saber que quizá sí le hayas dado una oportunidad a aquel hombre; no puedo al saber que tu aun lo amas y le diste esperanzas de recuperarte—Dijo casi gritando por el enojo que lo embargaba.

—Por Dios ¿que dices?—Replicó ella sabiendo que Elliot estaba pensando cosas que no eran.

—Si... Porque seguramente tu lo sigues amando, seguramente tu le has dicho que pueden llegar a ser algo más. Tu no me amas, desde que nos casamos no lo has hecho... Sigue siendo como hace seis años... Un matrimonio solo de palabra— prosiguió con dolor en su voz.

—Basta, no digas eso... Sabes perfectamente que te amo, él es solamente un recuerdo de juventud. Y lo sabes perfectamente, soy tu mujer y me he casado contigo, yo a él... A él ya lo he olvidado, soy la madre de tus hijos... Mi amor por favor— le contestó tomando su rostro y obligándolo a verlo directamente a los ojos.

—Candy.... Perdóname, perdón por lo que te dije... Mi amor perdóneme, yo confío en ti pero en él no. Tengo miedo de que te haga cambiar de opinión como hace varios años. Sabes a lo que me refiero, yo a ti te adoro. Pero ya no quiero verlo más cerca de nosotros, no quiero perderte, por favor Candy prometeme que no le darás alas a Grandchester—casi rogó y Candy solamente se limitó a asintir.

—Claro que no le daré alas, ya te dije se ha convertido en mi pasado y nada más es eso por favor no vuelvas a decir esas cosas—Dijo y lo beso.

Después de esa pequeña discusión que se suscitó en la mansión Andley de Chicago, Candy decidió poner todo en su lugar así que tomó el teléfono y comenzó a marcar dígitos. Espero y espero hasta que alguien le contestó.

—¿Diga?—Dijo una voz tras la bocina.

—Soy Candice White Green— respondió ella poniéndose firme.

—Candy...— Dijo con un hilo de voz sin poder creer que ella le hablará justamente a él.

—Solamente para pedirte, implorarte que te alejes para siempre de mi vida. Terrence si de verdad me quieres y quieres que nuestra relación mejore, por favor ya no te acerques más a mi familia ni a mi porque el intentarlo solamente me traen problemas a mi matrimonio que quisiera evitar; entiende que el tiempo de dar una oportunidad a nuestra amistad ya paso, y desafortunadamente el tiempo ya no puede retroceder, desaprovechamos ambos esa oportunidad.

>>Olvidame como lo hiciste hace mucho, ¿sabes? creo que eso ya no es difícil para ti. Yo no quiero sacar a relucir un tema que quedo pendiente hace mucho pero debido a las circunstancias lo haré; para ti es muy fácil aparecer y convencer con promesas ilusas que jamás se ven cumplidas. Hace seis años tu me prometiste hablar con Albert de nuestra boda y jamás llego ese día; me entregue a ti sin más aun cuando me dijiste que no lo hiciéramos, pero tu cobardía por no decirme que todo era un juego no ayudo en nada mientras que tu valentía de dejarme sola sirvió para que las oportunidades se perdieran.

>>Me case y ahora tengo dos hijos, Terry a lo que voy es que yo ya he hecho mi vida, ya no soy la misma Candy que conociste hace mucho... Tengo una vida hecha y lamento mucho que la tuya no haya resultado como lo creías. Olvidame; olvida que conociste a una joven enamorada en un barco rumbo a Londres; olvida que me amaste; olvida los días en el colegio; olvida que te amo, que jamás dejare de hacerlo. Olvida que tenias una promesa que cumplir, deja esos pensamientos que solamente te lastiman y has tu vida, no te detengas por mi que solamente vivirá amándote, significando esto pecado para mí...

>>Porque me engaño yo, a mi corazón, a Elliot y a dios. No me busques más... Adiós Terrence Grandchester... rebelde del colegio— Dijo sin vacilar y poco a poco bajo la bocina del aparato.

Tapándose la boca para no dejar escuchar los sollozos que salían de su garganta, debido a lo doloroso que fue el decir esas palabras al hombre que realmente jamás olvido y quien sabe si olvidará; más aún el tener consigo a un niño con su misma sangre e idéntico parecido físico.

"Olvidame... Para ti es muy fácil, olvida que me amaste y que te amo... Te amo" se repetían las palabras dichas por Candy en la cabeza del joven castaño. "No puedo, simplemente no puedo pero... Si tu ya no me quieres cerca, no me tendrás cerca... Falle en todos los sentidos que relacionan a aquella ninfa hermosa de mi corazón. Perdóname, tengo que dejarte ir mi amor.... Te ocasione problemas con tu familia, y no me lo perdónere... Perdón" se decía a si mismo dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas que sin cesar salían de sus ojos azul-verdoso.

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Bueno se que este capítulo como los anteriores no tiene buena apariencia. No se preocupen, viene lo mejor (para mi, quien sabe para ustedes jeje). Y tengan en cuenta que siempre quise que Terry y Candy estuvieran juntos así que no se preocupen si creen que no lo harán, gracias por leer. No olviden votar y comentar gracias. ⭐📝📝📝

Atte: Princesita Vulturi 💌

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