XX

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Las risas se dejaban escuchar en toda la mansión, los niños bajaban y subían las escaleras disfrutando de todos y cada uno de los preparativos para la pequeña velada familiar donde seguramente se divertirían muchísimo. Pronto Willy y Rose se dirigieron corriendo a la entrada para recibir así a su padre que después de una larga jornada de trabajo llegó a descansar.

Candy se encontraba en la cocina arreglando los últimos detalles para comenzar a prender la fogata, se percató de la llegada de Albert al escuchar los gritos de alegría de todos los niños al saber que darían inicio con la velada debido a que llegó el patriarca de la familia Andley. La rubia asomó ligeramente su cabeza para cerciorarse de que ya podría salir con todas las cosas y así dar inicio. Pero claramente pudo vislumbrar una figura masculina que después de todos los años tras no verlo aún no lograba olvidar, y su corazón dio un vuelco radicalmente.

Sintió como unas manos finas tocaban sus hombros, era Albert que entró en la cocina para ayudar a su "hija" con las cosas. Y al entrar a la pequeña habitación se encontró con una Candy completamente pálida, que raras veces en los últimos años había estado.

—Candy ¿te sientes bien? ¿llamamos al medico?— pregunto con voz preocupada a la joven.

—No... no estoy bien, ¿Albert quien es el hombre que está afuera?— preguntó esta a su vez con un hilo de voz.

—Ah... Es Terry...—comenzó a decir pero ella lo interrumpió.

—¿Terry? ¿Qué hace aquí?— volvió a cuestionar un poco enfadada.

—Bueno yo lo invite...— desvío su vista—Sabes quiere arreglar las cosas entre ustedes y simplemente decidí colaborar con esta situación. Candy creó que pueden llegar a ser amigos, y mantener una relación mucho mejor que la que quedó en el pasado— le dijo Albert con mucha calma a la joven; que pensaba en la farsa donde vivía el rubio, ya que él no sabía absolutamente nada de las cosas que habían pasado entre ella y el actor, así como tampoco de todo el sufrimiento vivido gracias a la traición al querer remendar la relación, pero fallar en esa oportunidad.

—Albert... Yo...— estaba a punto de explicar varios detalles pero Elliot interrumpio.

—¿Saben que es lo que hace Terrence Grandchester aquí?— casi gritó el castaño entrando a la cocina.

—Si, yo lo invite. La relación entre Candy y él no es muy buena, quiere remediar las cosas, por eso lo traje para que convivan y arreglen todo lo malo del pasado— contesto con toda la naturalidad del mundo.

—Tú... ¿Qué?— pregunto muy soprendido.

—Bueno, basta no hay que hacer esperar a los invitados. Voy a llevar estas cosas, ya ustedes me alcanzan— dijo y salio cargando una charola con varios kilos de salchicha.

—Candy... ¿Tú sabías de esto?— preguntó a su esposa con cierta molestia en su voz.

—Elliot yo no sabía nada lo juró— contestó con sinceridad.

—Bueno... Actuemos con naturalidad, por los niños ¿esta bien?— le dijo a la rubia, que asintió aún sin recuperarse del todo por la impresión de tener que pasar toda la velada al lado de Terrence.

—Sí... ayudame con esto—pidió a su marido y juntos terminaron de llevar todas las cosas hasta el jardín trasero.

La pareja hizo acto de presencia donde todos estaban ya reunidos.  Terry estaba platicando con Annie y Archie pero al percatarse de la presencia de los Green volteo de inmediato. Por lo que tuvo la oportunidad de hundirse en lo ojos esmeralda de Candy, la cual  simplemente le dirigió una mirada fría. Por supuesto este acto hizo que el corazón del castaño se rompiera en mil pedazos.

Palabras del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora