XXVIII

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"Espirales perfectamente definidos salen de mi boca al exhalar el humo del cigarrillo que sostengo entre mis manos, miro como poco a poco se van disipando... Esos espirales son perfectos, pero no tanto como lo son sus rizos dorados... Anteriormente tenía tanto miedo como nunca antes lo pude tener... En especial cuando me tuve que hacer responsable de mis actos, porque no puedo decir que sea de mis errores ya que no tomo como error a un ser que no tuvo culpa de nada. Incluso aún tengo miedo de lo que pueda pasar, pero poco a poco fui aprendiendo.

Miró en lo alto de la chimenea el retrato que siempre me da fuerzas para seguir adelante, ella me mira con una gran sonrisa, mientras ellos estaban sentados en sus piernas y ella los sostenía de una manera sobre protectora. Incluso Elliot muestra en su rostro que ama a ese niño de cinco años, sin siquiera ser de su misma sangre pero sí ser de su misma familia y supuesto legado.

Anthony entra abriendo de un solo golpe la puerta, y lo miró. Esta muy bien arreglado, lleva un traje elegante color negro, su cabello castaño esta bien peinado, y sus ojos azul verdoso me observan intensamente esperando a que salga para irnos de inmediato. Entramos al coche, efectivamente el carro de Albert esta unos cuantos metros más adelante que el mío y Darlene ya se encuentra en el interior de nuestro coche, Anthony comienza a jugar con su hermana. Arranco el auto y salimos directo al hospital, en el quinto aniversario del día más frío de mi vida, aun en primavera como aquella vez, llueve sin cesar a las catorce horas con quince minutos del 25 de mayo."

Un coche muy lujoso de color negro reluciente, llega a la calle donde se localiza el gran edificio que se ocupa como hospital. Todos bajan, la lluvia no ayuda para nada a la ocasión. Los niños ya conocen a los médicos y las enfermeras que estan ahí, y por supuesto los reciben con una cordial sonrisa mientras los guían hasta la habitación; siguiendo el mismo sendero que durante cinco años recorren.

Terry abre la puerta que separa de todo el personal del hospital a la mujer que yace dormida en la cama. Annie Cornwall y su familia ya estan esperando; se nota que la lluvia también arruino un tanto las vestimentas de aquellas personas.

Albert entra despues que Terry, junto con su esposa y sus hijos que corren a abrazar a sus primos. Los cuales lloran como cada año, al saber que en aquella ocasión no tuvieron la dicha de volver a ver los ojos de la mujer que más aman: su madre. Terry mira callado como esos pequeños sufren, sabe perfectamente que todas las noches mientras finjen estar dormidos ellos realmente lloran porqué aun cuando el castaño esta a su lado, les hace falta la compañia de su mamá y papá juntos, pero no dice nada, simplemente se limita a dejar que aquellos niños se desahoguen en el unico momento de privacidad que tienen, la noche.

Todos juntos elevan sus oraciones al cielo para que Candy pueda despertar con bien algún día. Mientras que ponen flores frente al retrato de Elliot que hay en la habitación del hospital, y también hacen una oración por su eterno descanso.

-Oh Terry te ves demacrado-le dijo Annie al castaño.

-No te preocupes, estoy bien- contestó Terry con los ojos cansados de llorar y vigilando los movimientos de sus hijos que permanecen en los brazos de Albert y Nora.

-¿Que va a pasar con Anthony?- pregunto Archie dejándose caer sobre el sofá de la habitación.

-Pues... Hace una semana recibí noticias de Martín, me dijo que ya han decidido. Su barco parte en dos meses, después del cumpleaños de Darlene-respondió Terry con cierta molestia en su voz.

-No te preocupes... Todo saldrá bien... Dijeron que se podía quedar de dos años en adelante y...-Comenzó a alentar Archie al chico, con el que ya había tenido una relación mucho mejor después de lo sucedido y al saber que era padre de Anthony, pues ya no le quedó más opción que llevarle la paz a Grandchester.

-No... Archie... Sabes que él no querrá irse, no se separará de ella- Dijo mirando a Candy- La ama y yo se que no se irá por estar a su lado, haría cualquier cosa... Entiendo que quiera estar aquí cuando despierte...- continúo pero la voz se le quebró a mitad de su argumento, dejando salir las lágrimas de sus ojos.

-Terry... Por favor no llores, todo estará bien... Quizá mañana todo mejorará- trato de animar Nora al joven, pero no pudo.

-Nora... Sabes que la amo y a mis hijos, no puedo soportar esto. Pero saco fuerzas por ellos, no quiero fallar esta vez-Replicó poniendo sus puños sobre la mesa y agachando la cabeza.

-Papi... No llores, yo confío en que mi mamá va a abrir los ojos y podrá comer con nosotros-le dijo Darlene tocando la espalda de Terrence.

-Darle... Hija, perdoname por ser tan débil. Pero es que me rompe el alma ver como tu mamá está aquí... Y ustedes sufren, perdoname hija... Si te prometo que ya no lloraré, ven vamos con tu hermano- contestó tomando de los hombros a la pequeña.

Después de eso se dispusieron a ir a comer en la gran mansión de Terry, donde los niños no evitaron sacar las distintas fotografías que tenían al lado de sus dos padres. Y al observar dichos recuerdos, derramaron millones de lágrimas en compañia de todos sus seres queridos. Alrededor de las ocho de la noche todos se marcharon a sus respectivas casas y los pequeños también fueron a sus habitaciones.

-Hijo... Tenemos que hablar de un tema muy importante-le dijo al pequeño que ya tenía una cierta idea de lo que posiblemente se tratara- Han dicho que tienes que irte...- anunció, acto que al niño no le parecía nada agradable.

-No... Papá, sabes que no quiero ir... Y dejar sola a mi mamá, no quiero irme... No quiero, quiero estar siempre aquí, con ella-replicó el pequeño a lo cuál solo Terry pudo contradecirlo.

-Anthony... Sabes perfectamente que lo que estaba en mis manos ya lo hice. Ellos han elegido que te vayas, pero no significa el fin del mundo. Yo se que le haces falta aquí a tu mami, pero ella sabrá que es por tu educación... Podrás estar aquí para cuando ella despierte ya lo verás pequeño... Ya lo verás- calmó a su hijo mientras lo abrazaba protectoramente.

-Tengo miedo... No quiero irme lejos... Quiero estar con ustedes, papá tengo miedo-contestó el niño pero Terry logró calmarlo y pudo hacer también que se quedará dormido. Después éste se dispuso a realizar la llamada acostumbrada semanalmente al médico que atendía la salud de Candy.

-¿Como está doctor?- pregunto Terry en cuanto escucho que atendieron su llamada.

-Yo muy bien gracias... La paciente pues... Ya lo sabe, está estable pero, no sabemos cuánto pueda estar de ese modo así que... Sr. Grandchester yo ya perdí las esperanzas desde hace dos años con la complicación que tuvimos... Hoy después de que se retiraran, sufrió una mayor... Pero esta estable, quizá muy pronto pueda venirle otra complicación mucho más fuerte y no sabemos si la pueda resistir esta vez-explicó el médico con serenidad, mientras que a Terry era como si le estuvieran ataladrando los oídos...

Escuchar que posiblemente no resista una complicación más, le rompía el alma y corazón.

-Gracias doctor... Buena noche- se despidió con un hilo de voz. Para después irse a su habitación y rogar porque Candy no tuviera más complicaciones... Porque, ¿Qué haría si ella no estaba por lo menos dormida en una cama con esperanzas de que fuera a despertar? ¿Qué haría?

-Pequeña por favor no me dejes... No nos dejes, eres nuestro todo... Te doy mi vida pero no nos dejes... Yo debí de haber estado en esa cama... Ocupando tu lugar, un lugar que me correspondía... O quizá mejor, el de Elliot... Oh Elliot, cinco años de tu partida y... Los niños aún lloran, sueñan con que regreses... Pero más con su madre... Todo fue mi culpa, les arrebate la felicidad a esos dos pequeños. La felicidad de una mejor vida; no importa que yo me hubiera mantenido alejado, si ellos crecieran al lado de sus padres... Con su madre, eso fuera preferible. Pero aquí estoy... Vivo y luchando por ellos que son mi motor de vida, son mi todo; aunque sufriendo por la muerte de un gran hombre... Y el estado de coma en el que se encuentra sumida Candy... Mi pecosa. Niña hermosa de cabellos dorados por favor no me dejes, escucha las palabras de mi corazón... Que te dicen a gritos que vuelvas a mí. Son palabras del corazón lo que me dice que volveras... De tu corazón... Te amo Candy y jamás te dejare de amar, mi amor, ten piedad de tus hijos y de mi... Despierta, despierta...- dijo y se recosto sobre la cama donde con esos pensamientos se quedo profundamente dormido mientras sus ojos zafiro dejaban salir pequeñas y dolorosas lagrimas cristalinas.

Palabras del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora