La sala de té se hundío en un silencio prolongado. Un silencio que significaba muchas cosas, pero sobre todo tristeza y corazones rotos. Terry permanecía sentado mirando la chimenea quizá en un estado de shock. Candy con la cabeza gacha, y jugueteando con sus manos en señal de nerviosismo. Se dio cuenta que sus palabras decididas habían herido realmente al hombre a su lado. Pero... ¿Como no herirlo si lo que ella pedía era que abandonará a sus hijos? Eso era algo inimaginable.
El silencio se rompió con el crujido de la puerta al abrirse por completo. Dos figuras aparecieron sigilosamente. Una llevaba de la mano a la otra que a su vez sujetaba un gran oso de peluche. Eran Anthony y Darlene que escucharon toda la conversación y ahora se armaban de valor para entrar y dar su opinión al respecto.
-Mamá... Dices que volvemos a Florida pero... Sin papá Terry.- lloro Anthony en las piernas de su madre. Haciendo que Terry saliera del trance donde se sumió minutos antes.
-Anthony... Por favor no contradigas a tu madre. Ella sabe lo que es mejor para ustedes y... Yo no me voy a meter.- Dijo al niño que se volvió a mirarlo con desesperación en sus ojos.
-Papá... No.- volvió a llorar el niño.
-Mamá, ¿por que?.- pregunto Darlene lanzandole una extraña mirada a su madre.
-Darlene yo... Hija.- quizo decir pero fue interrumpida por los sollozos de su hijo.
-No mamá te lo pido... No nos separes de mi papá.- rogó Anthony dejando salir mas lágrimas.
-Anthony...- Dijo Candy al ver como su hijo sufría, haciéndole que a ella se le rompiera el alma.
-Por favor... Darlene ya no se acuerda de mi papá Elliot. No la culpó era muy pequeña. Pero yo si me acuerdo de él. Era un hombre increíble y el saber de un día a otro que ya nunca más volverá, me duele en lo más profundo de mi ser mamá. No le hagas esto a mi hermana. Yo ya lo viví cuando paso el accidente.- Dijo el niño con una expresión de súplica en sus facciones.
-Hijo mío...- Comenzó la rubia pero Darlene la interrumpió.
-Tiene razón. Yo me adapte bien a mi vida después de que papá Elliot nos dejó. Pero ahora, amo a mi papá Terry. No quiero estar lejos de él y mi hermano tampoco. Solamente soñamos con que tu despertaras y durante mucho tiempo fuéramos felices, juntos los cuatro. Como una familia.- respondió la niña.
-Hija...- balbuceo aun sin saber que decir.
-Niños... Si su madre quiere eso, no hay porque contradecirla.- intervino Terry con el alma en los pies.
-Pero papá. Tu eres el que ha estado con nosotros todo este tiempo y no podemos vivir sin tu ayuda. Yo no sería capaz de volver a experimentar eso. Cuando murió mi papá Elliot, yo no sabía que hacer o decir. Pero tu siempre me apoyaste y me diste fuerza. En estos cinco años hemos salido adelante juntos. Eres mi padre y no quiero me alejen una vez más de una de las personas que más quiero.- suplicó Anthony al hombre, haciendo saber su inconformidad por la decisión de Candy.
-Si... Yo he vivido contigo. Nos criaste después de todo. Has luchado por nosotros, incluso renunciaste a actuar por hacerte responsable de nosotros y no permitiremos que ahora todo se vaya a la basura, que tu esfuerzo y dedicación se vaya a la basura y permanezcas alejado de nuestras vidas.- explicó Darlene con mucha sabiduría en sus palabras. Cosa que hizo reflexionar a su madre sabiendo que ella cometía un grave error, tanto a sus hijos como a si misma por no querer aceptar el gran amor que sigue tendiendo a Terry.
-Tienen razón... Estoy cometiendo un grave error. Perdónenme por querer resolver mis problemas de un modo que no es el correcto. Hijos míos yo quiero lo mejor para ustedes y ahora veo que lo mejor es que estén al lado de su papá Terry y a mi lado. No iremos a Florida, nos quedaremos en Nueva York. Y si quieren iremos a la casa de vacaciones. Seremos felices.- Dijo Candy haciendo que sus hijos se pusieran más que felices.
-Candy...- Fue lo único que atinó a decir Terry después de escuchar que tendrían una vida feliz los cuatro juntos.
-Perdoname Terry. Perdóname por ser tan fría todo este tiempo. No quería aceptar lo que vive en mi corazón, no quería aceptar que te sigo amando. Pero es que estaba tan dolida con la muerte de Elliot que me era difícil tomar el ritmo de mi vida, y mis sentimientos también. No se tú pero quiero intentarlo. Quiero ser feliz a tu lado, sea de la manera que haya sido ahora tenemos otra oportunidad y hay que aprovecharla. Lo que paso ya es cosa del pasado. Ahora quiero un presente y un futuro al lado tuyo, con nuestros hijos... Juntos.- Dijo haciendo que ambos jóvenes derramaran lágrimas de felicidad.
-Pero claro que si mi amor... Te amo Candy. Siempre lo he hecho, gracias por dejarme volver a intentarlo. Gracias.- respondió levantándose y tomando de las manos a la chica aun sentada.
-Yo también te amo...- contestó y se levantó encontrándose con los labios cálidos de Terry que la recibieron con amor. Donde juntos en un fuerte abrazo de volvieron a fundir en un sentimiento embriagador que desde hace mucho tiempo floreció en sus corazones pero ahora con sus hijos de testigos.
-Que hermoso.- suspiraron ambos niños.
Después de esa plácida noche de reconciliación, Albert y Nora decidieron mudarse a Chicago ya que no había ningún motivo para que ellos se quedarán en Nueva York. Sabiendo que Candy y Terry se habían dado una segunda oportunidad y ahora quizá toda saldría más que bien al lado de sus hijos. Terry y su ahora familia tomaron su tren a Nueva York y permanecieron ahí durante mucho tiempo.
Cuatro meses después
Se transitaba el mes de noviembre, casi para iniciar las festividades decembrinas en la ciudad de Nueva York y una de las familias más unidas en esa ciudad habían recibido toda la felicidad que querían. Después de que Terry y Candy decidieran volver a intentarlo todo marchó de maravilla. Ella con un poco de dificultad tomo las riendas de su vida, se convirtió en la madre amorosa y novia -porque había aceptado ser la novia de Terry- más comprensible. Los niños asistían a la escuela, todas las mañanas desayunaban al lado de su madre. Regresaban y hacían sus deberes con las explicaciones de su mamá, ella por su parte los recibía con besos y mucho amor. En la tarde llegaba Terry, y los cuatro veían una película o asistían con el hombre al teatro. Por su puesto el joven extrañaba tanto volver al teatro, por lo que decidió regresar las empresas Andley a Albert el cual las acepto gustoso, ofreciéndoles al esposo de Patty. De esta manera solamente se hacía cargo de las empresas Green, pero nombró a Martín el director de dichas empresas. Claramente no las descuidada pero ya no era obligatorio que fuera a la oficina, así que decidió pedir una oportunidad a Robert que gustoso se la dio y así pudo seguir actuando.
En esas semanas a parte de iniciar con las festividades decembrinas, se estaba planeando una cena muy importante en la familia Grandchester. Que por su puesto iba dirigida a una ocasión muy especial y esperada entre muchas personas. Una cena que significaba demasiadas cosas, pero sobre todo una vida feliz para Candy y Terry, en esa cena quedaría cumplida una promesa hecha hace muchos años... Pero más vale tarde que nunca. Sí esa noche se celebraría el compromiso entre Candice White y Terrence Grandchester.
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Palabras del corazón
FanfictionTerry y Candy si se separan por Susana, a su muerte Terry no busca a Candy y ella por su parte encuentra la "felicidad". Pero un mal día los medios de comunicación publican un artículo donde Candy da una respuesta que todo el mundo mal entiende. La...