–¡Oh por los Salvatore! ¿Eso es... Maquillaje?—pregunto Brenda estupefacta.Hace sólo unos minutos, Emma, junto a su cupido, habían llegado a la cafetería donde la mejor amiga de la susodicha la esperaba como cada mañana. Pues ambas creían que no podían empezar el día sin antes haber ido a "Coffe's" una de las mejores cafeterías de la zona.
—No empieces... —pidió Emma, odiaba que su amiga fuera tan escandalosa.
Aunque la entendía, habían sido escasas las ocasiones en las que Emma, por voluntad propia, llevara maquillaje.
—No, no, no, debes dejar que te tome una foto. — dijo ella ignorando por completo su pedido. Saco su móvil y pegando su rostro al de Emma, dio lugar a una nueva selfie.
Luego de recibir su pedido ambas marcharon hacia la escuela.
—Entonces, básicamente, tus ojeras eran tan horrendas que no encontraste otra salida, que no sea el maquillaje.—reflexiono Brenda.
Ambas iban tan abstraídas en su conversación que no notaron, hasta que fue demasiado tarde, al joven que tenían en frente, logrando así impactar de lleno contra él, para luego caer directo al suelo.
—Miércoles. —se quejo Brenda, su capuchino había ido a parar directo a su vestido.
Y ni hablar de Emma, su ropa entera estaba cubierta y totalmente mojada por el contenido que antes llevaba en su vaso.
—Dios... Lo siento. —dijo una voz desconocida, pero claramente masculina.
Emma, sin embargo, no se detuvo antes de comenzar a despotricar insultos hacia al joven que en ese momento extendía su mano para ayudarla a ponerse de pie.
—¡MALDITO! ¡SANGRE SUCIA! Reverendo hijo de... Marcie. —murmuró entre dientes, una vez logro calmar su furia—¿Me quieres decir cómo haré para ir a la escuela con éstas pintas? —dijo, mirando por primera vez el rostro del afligido muchacho.
—Lo lamento, de veras, no las note hasta que fue demasiado tarde. —decía el joven con pesar.
Emma, sin embargo, había dejado de escuchar, había quedado hechizada por unos dulces y afligidos ojos azules, tan claros como el mar, el cabello rubio del joven le caía naturalmente por la frente, y el sol le daba un toque mágico a todo su aspecto.
Emma, sacudió la cabeza con fuerza saliendo de su ensoñación, su mejor amigo era un rubio de ojos azules, entonces ¿Qué podría tener este chico de especial?
Antes de que pudiera siquiera hablar, su hermana.. ¿Su hermana? Estaba tomando el brazo del chico.
—Em, ¿Qué haces tirada allí? —pregunto Daisy extrañada y poniendo mala cara por las pintas de su hermana.
—Quise abrazar el suelo, y de paso refrescarme un poco. —respondió sarcástica, logrando la carcajada del chico, del que aún desconocía el nombre.
—Lo siento, fue mi culpa, de hecho ella cayó al suelo luego de impactar contra mi —explicó el joven—. En fin ¿Ustedes se conocen? —finalizó.
—Somos hermanas. —respondieron al mismo tiempo.
Él las observo sorprendido, ciertamente tenían rasgos similares, pero no tantos como parecer hermanas.
Ambas tenían el mismo todo de piel blanquecino, pero el cabello de Daisy era un castaño casi rubio, en cambio Emma tenía el cabello castaño oscuro, tanto que era casi negro, y por sobre todo los ojos de Daisy eran verdes y los de su hermana menor, marrones.
Antes de que se pudiera presentar, Daisy se adelanto.
—Él, es James, el nuevo, ¿Recuerdas? Te hable de él.
—Oh.. Si, lo recuerdo, bueno me hubiera gustado conocernos de otra forma —respondió Emma sorprendida, él chico no era nada más y nada menos que la nueva conquista de su hermana—. En fin, bienvenido, ahora debo irme a solucionar esto. —señaló su ropa, se despidió y se fue corriendo junto a brenda que hasta ese momento solo había permanecido callada, directo a la escuela, seguramente tenga algo que ponerse en los casilleros.
****
Se encontraba en el ancho pasillo, su clase comenzaría en tan solo unos segundos e iba notablemente tarde.
Al doblar la esquina un cuerpo alto y firme se interpuso en su camino provocando que caiga directo al suelo.
—La segunda vez en el día, genial. —se quejó.
—Lo siento, te perdí de vista. —dijo Elliot tomando su mano y ayudando a Emma a ponerse de pie.
Se había entretenido en aquella cafetería, las variedades de café eran innumerables.
Hace tiempo atrás, cuando recién había iniciado su formación para cupido, había leído cientos de libros donde daban a explicar sobre los humanos y sus constantes cambios, ya sea, en las costumbres, vestimenta, dialecto, y mayormente en su tecnología.
Le advirtieron que los humanos eran demasiados extremistas en sus cambios, que los jóvenes usaban todo tipo de lenguaje complejo, y que debía leer los nuevos tomos que el consejo había sacado si quería entender del todo este nuevo mundo.
—De hecho una parte de mi tenía la esperanza de que te hayas perdido. —respondió Emma de mala gana. Limpiando con furia la suciedad de sus pantalones producto de la caída.
—Pareces algo irritada. —mencionó Elliot, sin ninguna clase de intención.
—Lo estoy, ¿Cómo reaccionarias tú si un extraño ser se presenta a tu vida proclamando ser tu cupido? —pregunto la chica, irritada.
—Pues, me sentiría muy afortunado. —refuto él.
Emma bufo, su vida se había vuelto una locura y solo llevaba un día de conocer aquel ser, no quería imaginar si él tuviera que quedarse eternamente a su lado hasta que ella encontrase el amor verdadero.
—¿Qué pasó con el bebé alado, los pañales y su característico arco y flecha? —pregunto Emma reflexiva, siempre había creído que si tal ser existiese sería igual al dibujo que aparece plasmado en cada folleto todos los 14 de febrero.
—Pff. —bufo su cupido— ¿Te imaginas lo que sería trabajar con un montón de bebés? ¿Quién cambiaría sus pañales? ¿Una Cupi-mamá? No lo creo. —respondió Elliot, sería un espanto, los bebés solo piensan en una cosa.. "comida" y si no la obtienen solo lloran o gritan, no, de ninguna forma él estaría dispuesto a soportar aquello.
—Buen punto, pero.. ¿Qué hay del arco y las flechas? ¿Y tus alas? —pregunto la chica nuevamente.
—Costos de mantenimiento, y era realmente un problema enseñarle a los novatos, su puntería es pésima, por lo que el consejo decidió apostar a esto. —dijo Elliot, y levanto su camisa tan solo unos centímetros para mostrar un sofisticado cinturón con decenas de pociones—. Oh, las alas son de un material ajeno al ojo humano, incluso haciéndome visible. —término, observando aquellas enormes alas prendidas a su espalda, eran blancas y extremadamente brillantes, cada una de sus plumas irradiaba luz propia, era una verdadera pena no hacer a Emma participe de tan hermosa visión.
—Vaya, es una pena—dijo Emma refiriéndose a las alas—¿Cómo es posible que no se te note bajo la ropa? –pregunto esta vez hablando del cinturón.
—Es mágico, el cinturón es el que nos permite hacernos visibles o invisibles a voluntad. —explico cupido.
El cinturón era realmente útil y estaba hecho por magia de la mejor calidad. No todos tenían tan gran privilegio, pensó Elliot
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Holooo! \(^_^)/
Lamento la demora, pero a causa de las fiestas no tuve mucho tiempo para editar los capítulos..
En fin... Feliiiz Navidad (Atrasada)!! Cómo la pasaron? Algún regalo? Que comieron? Bueno, ya, muchas preguntas..
Espero que les haya gustado el nuevo cap y si así no se olviden de votar y comentar, se los agradecería muchísimo 🙏
Ahora si...
Bye Bye :3
♥ Lily ♥
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Un cupido Online
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