Capítulo 36

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Antes de que, Elliot pudiera notarlo había ido directo a parar a la habitación, que recordaba como la asignada en los edificios dedicados al programa de cupidos. Se sentía como si hubiera sido escupido por un rato de luz. Quizás así se sentía nacer, pensó.

Volviendo en sí, comenzó a recordar sus últimos momentos en a tierra. Junto a Emma.

—No temas, todo estará bien. —fueron sus últimas palabras. Se sentía tan... Estúpido. ¿Cómo era posible que esas hayan sido sus últimas palabras? ¿Acaso no era mejor un "te amo" o un "te recordaré"? Definitivamente cualquier cosa era mejor que aquellas palabras, se reprendió.

Pero muy dentro de si sentía que era verdad, que todo estaría bien, esperaba no equivocarse.

Escucho la puerta ser abierta, y detrás de ella se asomo la cabeza pelirroja del amigo al que le debía sus últimos momentos junto a su amada.

—Es hora, amigo. —le dio una sonrisa triste y juntos avanzaron por un largo pasillo hasta unas grandes puertas doradas con un letrero en ella que decía "Salón de Cupi-reuniones"

—Entiendo nuestra posición, pero ponerle a todo "Cupi" no lo hará más especial. De hecho, creo que le resta seriedad. —menciono Elliot, tratando de aligerar su propio nerviosismo.

Ambos cupidos entraron en una gran sala, totalmente blanca, excepto por uno que otro detalle en dorado, o por los corazones rojos que adornaban gran parte de las paredes.

—Elliot, Nathaniel, bienvenidos. —dijo un hombre vestido completamente de blanco y con alas tan doradas que podrían opacar el brillo del sol.

—Señor. —dijeron ambos haciendo una leve reverencia.

—Por favor, dejemos las formalidades, soy Valentine. —dijo el ángel con una brillante sonrisa. —Vamos, no se queden ahí de pie, pueden sentarse.

Luego de unos minutos ambos se encontraban sentados alrededor de una mesa rectangular, enfrente de otros siente ángeles, contando a Valentine.

—Creo que ambos saben porque están aquí ¿cierto? —pregunto una joven cupido, la hermana de Nathaniel, creía Elliot recordar que su nombre era Natalie. Los padres no se esforzaron demasiado en pensar sus nombres, pensó.

—Ascendieron a tu hermana, ¿crees que sea de ayuda? —pregunto Elliot por lo bajo.

—Mi hermana me odia. —respondió el aludido.

—Los ángeles no odiamos.

—Bueno, ella esta muy cerca de sentir odio cada vez que está a mi lado.

—Estamos perdidos. —dijo Eliot con pesar, pero como bien dicen "No te des por perdido, ni aun vencido", ¿o era al revés?

******

Luego de unas largar e interminables horas se encontraba nuevamente en su habitación, esta vez en compañía de Nathaniel, al cual solo ignoraba, estaba agradecido con él, pero en aquellos momentos solo deseaba la soledad de su habitación.

—Vamos, anímate, te concedieron tu deseo. —dijo Nathaniel tratando de animarle.

— ¿Crees qué me importa? Mi deseo es reencarnar, pero no recuerdo porque razón desearía algo así, nunca lo haré, por supuesto. —respondió Elliot de mala gana. Lucho con todas sus fuerzas, recito su antes memorizado argumento del porqué debía estar con ella, del porqué debía regresar a la tierra, del porqué su nuevo deseo era permanecer al lado de Emma y de solo ella.

—Vamos, Elliot, ambos sabíamos que esto terminaría así, debes estar agradecido que no nos hayan suspendido. Tendrás una nueva vida, un alma renovada...—murmuro dándole ánimos.

—Bien, dime, ¿Qué puede tener de genial reencarnar si no la recordare? Y supongamos que la recuerdo, si yo naciera mañana, el día que llegue a su misma edad ella será una cuarentona, ¿crees que ella querría estar con un chico menor que ella?

—Bueno, he sabido de mujeres que...—decía Nathaniel, para luego callarse por la severa mirada de su amigo. —Escucha, —continuo, recobrando valentía. —Lo entiendo, ¿sí? La amas, quieres vivir a su lado y toda la cosa, pero seamos sinceros ¿realmente creías que funcionaria? Elliot, ella te olvido, así de fácil fue para ellos lograr que te olvidara, y una vez que lo hizo su vida continuo, no se detuvo, el vacío que dejaron en ella fue reemplazado con recuerdos de él ¿Cuándo despierte a quien crees que recuerde, a que brazos saltará?

Tenía razón, claro que sí, lo sabía, pero simplemente no podía aceptar que aquel fuera su final, que una historia tan mágica y real como la de ellos terminara mucho antes de empezar.

—Lo sé, ¿crees que nunca se me ha pasado por la cabeza? ¿Qué nunca me he puesto a pensar cómo sería su vida sin mí? ¡Pues lo hice! ¡Un millón de veces! —exclamo. —Siempre he tenido claro que lo nuestro era imposible, que incluso aunque no fuera un cupido no podría estar con ella, y ¿sabes por qué? ¡Por qué estoy muerto! Lo he estado por más de 50 años, puede que no recuerde mi vida pasada, pero estoy seguro de que he hecho algo realmente malo para estar aquí, para estar en este estupí... en este programa. —se corrigió, el lenguaje humano se le había contagiado.

— ¿Por qué lo dices? —pregunto Nathaniel. Entendía que al igual que él, en algún momento tuvoun cuerpo terrenal, casi todos los ángeles que estaban allí lo habían tenido,algunos tuvieron tantas vidas que ya habían aprendido lo suficiente de esemundo cómo para tomarse un largo receso, él era uno de ellos, y creía qué,Elliot también lo era, al parecer estaba equivocado. 

—Solo es cuestión de atar cabos, un programa, un deseo. Somos ángeles, no tenemos deseos, se supone que estamos felices y contentos con nuestras angelicales vidas, pero entonces nace este programa y de repente todos tienen un deseo que cumplir, está bastante claro que no todos tenemos un pasado angelical. —explico Elliot, completamente convencido. —Creo que es una clase de prueba que se nos otorga, no a la cualdecidamos entrar voluntariamente. —finalizo, entendiendo finalmente porque seencontraba allí, su yo pasado seguramente había tenido sus errores, perodeseaba algo con tanta fuerza que se vio forzado a entrar al programa deCupidos. Por primera vez tuvo deseos de saber, de conocer, de recordar supasado aunque sea solo por un momento. 

¿Cuál habrá sido su pecado? ¿Qué tan grande fue su error para encontrarse allí?

Quiso seguir cuestionándose, pero se vio interrumpido por una estridente voz que salía de los altavoces colocados por todo el edificio llamando su nombre.

Era hora de partir, o eso creía.

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Holaandaaaaaas bellezas!!! ¿Cómo están?

Espero infinitamente que les haya gustado el nuevo cap, juro que sufrí demasiado escribiendo el capítulo pasado, pero así debía ser u.u

¡Pregunta! ¿Quieren conocer más sobre Elliot? ¿Les gustaría un capitulo exclusivamente sobre su pasado? ¿Team Emlliot o Team Jemma? –sí, lo sé, soy lo más shippeando-.

En fin, eso todo bellezas, no se olviden de votar y comentar. Esta historia no sería nada sin ustedes, lo que me recuerda ¡Gracias infinitas a todas las hermosas personitas que están atentas a cada nueva actualización, votan y comentan! Me hacen realmente feliz.

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Bye Bye :3

♥ Lily  ♥

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