Capítulo 32

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Abrió los ojos lentamente y observo su alrededor, estaba en su cuarto de eso estaba segura, pero había algo que no encajaba, su último recuerdo era.. Estar hablando con Elliot, y luego la absoluta oscuridad.

De repente un suceso de imágenes la invadió. Oh no, se había dormido, no, Elliot, la había obligado a dormir, ¿Por qué lo había lo hecho? ¿Acaso quería que ella lo olvidase? ¿Quería deshacerse de ella?

Una incontrolable furia nació en su interior y antes de que pudiera buscarlo él ya estaba de pie frente a ella.

—Despertaste. —dijo, señalando lo obvio.

—¿Por qué? —susurro ella, con los dientes apretados–. ¿¡POR QUÉ LO HICISTE!? —gritó finalmente, dejando escapar toda su ira. Se puso de pie rápidamente, provocando un leve mareo.

—¿Estás bien? —pregunto su cupido, tomándola de la cintura evitando que cayera al suelo.

—¿Estás de broma? —la ironía se encontraba grabada en cada sílaba—. ¿Cómo podría estar bien cuándo la persona que amo sólo quiere que la olvide?

—Emma, yo nunca querría que me olvidarás. —susurro él suavemente, acariciando su mejilla.

—¿Por qué me hiciste dormir? —lo golpeó con fuerza en el pecho. —Aun sabiendo que era lo que menos quería. —susurro, al borde del colapso—. Lo sabías, sabías que cada vez que cierro los ojos mis recuerdos son alterados, no quiero olvidarte Elliot, no puedo olvidarte. —exclamó, esta vez llorando desconsoladamente.

Su llanto se volvió tan fuerte que no   noto el momento en el que su hermana ingreso a la habitación.

—¿Em? —preguntó Daisy preocupada, se sentó a su lado y comenzó a sobar su espalda —. ¿Nena, qué sucede?

Emma, finalmente levanto la mirada y observo los preocupados ojos de su hermana mayor.

—No quiero olvidarlo, Dai, no quiero. —lloriqueo, abrazando a su hermana con desesperación. Necesitaba con urgencia sacar aquello que la atormentaba, aquello que no hacía más que estrujar su pecho.

—¿Olvidar a quién? ¿Emmy, qué sucede? —pregunto, llamándola por el apodo que le había dado su hermano. —Tranquila, inhala, exhala, ahora cuéntame, ¿Por qué lloras? ¿A quién no quieres olvidar?

–Él.. Lo amo, ¿entiendes? Él es.. Todo, no puedo olvidarlo, porque sino ¿mi vida qué sentido tendría? —declaró, angustiada sin ser consciente de que estaba revelando algo que no debía ser rebelado—. Es como si tu olvidarás a James, ¿no te sentirías perdida o qué tú vida no tendría sentido sin él?

—¿James? ¿Por qué sentiría algo así por él? Creí que te gustaba. —confesó su hermana, por supuesto, sabía que lo que ocurría cada noche en su mente eran más que sueños, pero no creyó que también pudieran jugar con la mente de su hermana.

—¡Lo vez, lo olvidaste! ¡Yo jamás sería tan débil como tú! Jamas permitiría tan fácilmente que lo arrebataran de mi mente. —exclamó, sin notar los leves, pero constantes tirones que Elliot le deba a la parte de baja de su camiseta.

—Emma, me estás asustando. —dijo Daisy, a la vez que su madre ingresaba también a la habitación.

—¿Qué sucede? —pregunto, claramente alarmada por el estado de su hija menor.

—No lo sé, mamá, estoy asustada, creo que tiene una ataque de pánico. —respondió Daisy, sin soltar a su hermana, ambas mujeres observaron a la joven que era ajena a la situación y continuaba llorando como si su vida dependiera de ello.

—Linda, hija, ¿Te encuentras bien? —pregunto su madre suavemente, secando con delicadeza cada una de sus lágrimas.

—¿Dónde está? —pregunto la chica aun sin ser consciente de la preocupación que estaba despertando en sus familiares.

—¿Quién? —pregunto Barbara, su madre.

—Él, E.. ¿Cómo era su nombre? —pregunto, nerviosa, angustiada, tenia una mezcla de emociones que no era capaz de describir fácilmente. Oh no, pensó, había olvidado su nombre, estaba segura que al despertar lo recordaba, ¿Acaso era producto de los nervios o había comenzado a olvidar, ahora también, despierta?

—Daisy, cariño, llama al doctor. —ordenó su madre con preocupación. —Escucha, Emma, recuestate, ¿si? Todo estará bien.

—Pero, debo buscarlo, debo decirle lo que siento antes de que lo olvide, mamá, por favor, dejame buscarlo. —suplico, con cada gramo de fuerza que aún mantenía.

El amor apesta, pensó. Quien hubiera creído que la chica más seria, más centrada, aquella que le huía con vehemencia a los chicos terminaría perdiendo la cabeza por uno que ni siquiera debía existir.

—Lo esperaré, esperaré a que aparezca y se lo diré, es lo mejor ¿verdad? —pregunto, aunque realmente no esperaba una respuesta, nadie podía entenderla, ni su madre, ni su hermana, ni siquiera Brenda, porque nadie era capaz de sentir ni una mínima parte de lo que sentía por Elliot. ¡Lo recordó! Recordó su nombre, sabía que lo haría, solo bastaba con resistirse a ese impulso que le ordenaba olvidarlo todo.

—Si, estoy segura de que él estará aquí, cariño, porque él también te ama ¿cierto? —pregunto su madre, llamando su atención.

—Si, él también lo hace. —respondió con alegría. Quizás estaba equivocada, quizás su madre podría entenderla, después de todo, era su madre.

—Te amo, mi niña, y no entiendo que ser podría hacerte pasar por este dolor. —susurro su madre, acariciando su cabeza.

Antes de que pudiera responder sintió un pinchazo a un lado de su cuello y luego todo se torno negro, nuevamente.

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—Vaya, quien diría que terminaría perdiera la chaveta. —dijo Nathaniel, observando cómo Barbara acariciaba la cabeza de su hija con tristeza. —Te advertí que las cosas no terminarían bien.

—No necesito que me lo repitas.. Yo no quería esto para ella, jamás quise causarle ni el menor daño. —susurro Elliot, al lado de la camilla en la que se encontraba Emma.

—Ese es el punto, cada decisión que has tomado fue basada en lo que tú querías, no en lo que era mejor para ella. —exclamó su amigo, señalando a la joven que yacía inconsciente. —¿Acaso te has puesto a pensar que cada decisión que has tomado te ha traído hasta aquí? Lo único que has logrado es que Emma se perdiera, que su primera experiencia con el amor se volviera enfermiza y destructiva. Sólo le has traído dolor y perdición.

—Si, quizás tengas razón, pero si esta tan mal ¿Por qué no logro arrepentirme? ¿Por qué no logro odiarme por ser tan egoísta y en cambio estoy agradecido de haber tenido esos pocos y maravilloso momento con ella?

—No lo sé, Elliot, desde tú perspectiva soló has hecho lo mejor para ambos, desde la mía solo has provocado dolor y sufrimiento para ambas partes, incluido James, recuerda que has interferido en el camino del joven, y tanto tú, como yo, sabemos cuanto necesitaba de Emma en su vida.

Elliot, no respondió, sabía perfectamente cuanta razón tenía su amigo, pero nunca estaría dispuesto aceptarlo, ya era bastante con aceptar el inminente futuro que le esperaba, el olvido.

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