Ya habían pasado tres meses desde que inicio la universidad, tres largos y cansadores meses en los que cuales no hacía más que estudiar y estudiar, la universidad la estaba consumiendo ¿Dónde estaban las fiestas? ¿Las salidas con amigos a la playa? Puras mentiras, apenas si tenía energías para una simple salida cuando llegaba el fin de semana.
Emma, bufo, por supuesto ya se había acostumbrado a la rutina pero eso no quería decir que no fuera cansador.
Avanzo a paso hacia su segunda clase, hace un largo tiempo sentía como si los días, las semanas, e incluso los meses pasaban volando, tan rápido que ella no tenía tiempo a reaccionar solo dejarse arrastrar por la corriente, era como si su cuerpo se encontrara en estado automático, quiso volver atrás en el tiempo, saber, recordar, desde que día ese extraño estado automático había tomado control de su cuerpo.
Detuvo su andar y observo por la ventana que daba al exterior del campus universitario, creyó que sería fácil, que su ansiedad disminuiría, que tener algo en lo que fijar su mente la distraería del enorme vacío que crecía en su interior, por momentos tenia pequeños flashes de ella llorando, insultando a un ser superior por su sufrimiento, desde hace meses sentía como si el rencor la invadiera, pasaba largas tardes encerrada en su cuarto melancólica, muchas veces llorando, otras con una cólera que le incitaba a golpear todo lo que se atravesara en su camino.
Muchas veces intento saber el por qué, pero no había respuesta alguna, era como si ya no fuera ella, como si hubieran arrancado de su interior la capacidad de ser... ¿feliz? No, era feliz, pero no por completo, era como si algo la detuviera de serlo completamente, como si faltara algo o alguien que complementara esa felicidad.
Aun no tenía explicación para sus episodios pasados, nunca había perdido la razón de ese modo, ¿llorar desconsoladamente? Eso solo lo hizo cuando perdió a sus abuelos, pero no había perdido a nadie más... ¿o sí?
Sintió el vibrar de su móvil en el bolsillo de la chaqueta, lo ignoro, sabía quién era, e incluso aunque sentía una gran felicidad estando a su lado un sentimiento contradictorio había comenzado a nacer creándole un gran nudo en el estómago, lo sentía...incorrecto, como si estuviera haciendo algo malo, fallándole a alguien sin rostro ni cuerpo, a un... ¿fantasma?
¿Por qué debía ser todo tan complicado? ¿Acaso era inconformista? ¿Acaso nada ni nadie era lo suficiente para ella?
Negó con la cabeza, había comenzado a delirar de nuevo, pero ¿no todos alguna vez sintieron como si un enorme vacío creciera en su interior? ¿Cómo si no tuvieran razón ni propósito?
Comenzó a caminar nuevamente en cuanto escucho el timbre que anunciaba el inicio de su próxima clase, pero antes de que pudiera ingresar a su salón, escucho como su nombre era dicho por los altavoces pidiéndole que se presentara en la oficina del director.
—Oh, yo sabía que no podías ser tan buena. —dijo Brent que la esperaba a un lado de la puerta de su próxima clase acompañado por Eric, aun no sabía de dónde pero el chico se le hacía extrañamente conocido.
— ¿De qué hablas? —pregunto Emma confundida, si, bien, no se consideraba un ángel personificado, pero tampoco una chica que frecuentara la dirección.
—Eres amiga nuestra, la maldad fluye por tus venas. —acoto su amiga saliendo del salón.
—Eso no tiene sentido. —murmuro, sonriendo.
— Podríamos hacer una transfusión de sangre. —sugirió Brenda. — ¿Quieres que te acompañemos? —pregunto esta vez hablando con seriedad, sabía que ella estaría dispuesta hasta de ir contra del mismo director con tal de salvar su honor.
Negó firmemente y con un suspiro cansado avanzo hacia donde la necesitaban, tenía buenas notas, buena conducta e incluso daba accesorias a alumnos que iban mal en literatura, filosofía o historia del arte... o al menos lo hacía con personas de su mismo año, ya que recién estaba comenzando la universidad.
Finalmente llego a una enorme puerta con las palabras "Secretaria/Dirección" en ella. Golpeo y solo tuvo que esperar unos segundos, dar su nombre, y luego la misma se abrió con un sonido mecánico.
Ingreso, una enorme sala se extendía frente a ella y lo primero que noto fue una espalda que se hacía más y más ancha a medida que su visión subía por la misma, el joven al que pertenecía al parecer se disculpaba por su retraso y movía con ímpetu las manos, solo lograba ver su cabello negro y la tez blanca de sus manos y cuello, sin tomarse mas tiempo en admirarlo lo ignoro y avanzo hacía la secretaria.
¿Qué le importaba quién era? Probablemente lo vería en los pasillos de la escuela, pensó.
Llamo la atención de la robusta mujer que hablaba con el desconocido, y la misma al reconocerla le decido con una gran sonrisa y hablo. —Adelante, el director me informo que pasarías. —solo pudo asentir, pues con solo acercarse a su escritorio un suave aroma invadió su nariz, quiso voltear la vista y poder admirar al ser que era capaz de impregnar una sala con ese dulce aroma, sin embargo, se obligó a permanecer con la vista al frente y caminar lentamente hasta la puerta que se ubicaba pasando su escritorio, a Nora –la secretaria- y al joven del cual aún desconocía el rostro, ingreso a otra nueva sala un poco más pequeña que la anterior y al frente, sentado frente a su escritorio se encontraba el director.
—Emma, bienvenida, puedes sentarte. —le dijo el hombre con una sonrisa amable.
Asintió y tomo asiento, aun preguntándose ¿Cómo será su rostro? Aquel extraño la había dejado intrigada.
— ¿Hay algún problema? –pregunto, reaccionando finalmente. Estaba segura de que no había hecho nada que ameritara ser suspendida, o peor...expulsada.
—No, lamento haberte hecho venir hasta aquí, pero eres una de las mejores estudiantes y el año recién comienza, eso dice mucho de ti. —aclaro el Director.
—Entonces...—indago.
—Solo quiero que conozcas a alguien, es nuevo, y viene de Inglaterra, me gustaría que le enseñaras el establecimiento. —lo vio asentir y poco después un aroma dulce –el mismo que había percibido hace tan solo unos minutos- invadió la habitación, se dio la vuelta en su asiento y elevo la mirada encontrándose con un par de ojos marinos que le devolvían la mirada.
Oh, tiene un lindo rostro. Pensó para sí, al observar al extraño.
El joven que minutos antes se encontraba hablando con la secretaria había ingresado, le había parecido escuchar un leve asentó en su hablar pero no le dio importancia, ahora sabía que no se había equivocado.
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Helloooooooooooo!!
Sé que el capítulo probablemente no revele mucho, pero es como una "entrada" a los últimos capitulo y el epilogo.
Siendo sincera quiero terminar la historia cuanto antes y así poder editarla, la releí y note unos cuantos errores que no veo la hora de arreglar u.u
En fin, espero que aun así les haya gustado, además creo que muchas ya han de tener sus teorías sobre quien es el extraño.
¿Alguien recuerda a Eric? ¿No? Realmente me daba curiosidad saber si lo recordaban, aunque solo haya sido nombrado una vez (?
Bien, eso es todo bellezas....
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Bye Bye :3
♥Lily ♥
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Un cupido Online
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