Capítulo 10

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—Espera ¿Cómo es que dijo? —pregunto Brenda sonriendo— ¡Ya recordé! —exclamó feliz y luego preparo su voz—. "Eres tú, no soy yo. Deberías arreglar esa expresión".—finalizó imitando al joven con el que Emma había tenido su primer cita el día anterior.

—Jamás van a olvidarlo, ¿Verdad? —se quejo la susodicha soltando un gran suspiro.

—Vamos, no te amargues, ¿Acaso no te pareció ni un poco divertido? —pregunto su amiga.

—Fue horrendo, la peor experiencia de mi vida, y para colmo finalice el día con mi hermano, ¿Cómo eso podría ser divertido?

—Yo creo que fue una gran experiencia para el futuro. —acotó Elliot.

—Gran experiencia mis polainas.—se quejo Emma bufando.

—Deberías estar más predispuesta, así nunca encontrarás a tu príncipe azul. —acotó Brenda.

—Ese es el punto, ya lo encontré, y lamentablemente esta dentro de un libro, por lo que simplemente me rendí al hecho de terminar con veinte gatos. —murmuró Emma.

—Mira, no comprendo como puedes enamorarte de alguien que no es real, pero se con seguridad que cuando llegues a tus 40 años, no pensaras igual. —murmuró Elliot. Creía con con extrema certeza que alguien como Emma debía terminar con el mejor de los hombres. Pues la consideraba sin duda una joven excepcional.

—Pues ese momento aún no ha llegado, y si es que llega, lidiaré con ello en el futuro. —dijo Emma finalizando la discusión.

Las cosas no habían resultado nada bien, ninguna de sus citas calificaban para en el futuro tener una segunda, y la peor parte es que sus dos hermanos sabían de sus citas-express, Corbin porque había estado allí y Daisy porque su nuevo novio se lo había dicho.

*****

—A ver... ¿Qué ocurre contigo? ¿Desde cuándo asistes a esa clase de citas? Espera, no me digas.. ¿Drogas? —pregunto Daisy de pie en el medio de la habitación, con las manos en la cintura.

—¿Qué? —pregunto Emma desentendida y levemente molesta, ya que su hermana había interrumpido su lectura.

—James me dijo que la razón número uno de asistir a esa clase de eventos es la desesperación, pero tú nunca has sido esa clase de chica, por lo que la única explicación que he encontrado son las drogas.

—Daisy, hermana, compañera de vientre, no uso drogas, ni mucho menos me encuentro lo suficientemente desesperada para asistir a citas con desconocidos, fui allí porque me obligaron ¿Contenta?

—¿Quién? —pregunto Daisy con impaciencia.

—Brenda, ¿Quién más?

—Esa chica debería comprarse una vida. —dijo Daisy agitando la mano con desdén.

—Oye, es mi mejor amiga.—se quejo Emma.

—Como sea, debemos bajar que ya está la cena. —dijo Daisy y ambas hermanas abandonaron la habitación.

****

La familia se encontraba cenando, cada integrante en su lugar establecido, pues cada uno tenía su propio lugar, la televisión se encontraba apagada y el único sonido que se escuchaba era el de los utensilios chocar entre sí, hasta que su madre decidió hablar.

—¿Qué opinan de los nuevos vecinos?

—Yo aún no les he conocido.—comento Emma luego de tomar un gran sorbo de jugo.

—Claro que si, Emma, no seas estúpida ¿No lo recuerdas? Te lo presente la otra vez. —murmuró Daisy.

—¿A quién le dices estúpida, mundana? —preguntó Emma enfadada.

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