Capítulo 11

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Era sábado y Brenda había llegado a la casa de su mejor amiga justo después del mediodía.

—Bien, hay que admitirlo, eso de las citas no se te da bien, pero ¿Alguien sabe el por qué? —pregunto Brenda logrando que Elliot junto a Emma reflexionaran su pregunta.

—Mmm, porque no sabe interactuar con el sexo masculino. —espeto Elliot.

—¡Exacto! Esta linda chica que tenemos aquí, ni siquiera sabe coquetear, es inútil e inexperta, por ende es completamente en vano que vaya a mil citas si no sabe relacionarse adecuadamente con sus respectivas citas. —dijo Brenda con seriedad.

—Saben que los estoy escuchando ¿Verdad? —dijo con Emma con aburrimiento. Deseaba con todas sus fuerzas que eso de encontrar a su alma gemela acabará pronto, así podría volver a su rutina, leer, escribir y quizás hacer uno que otro dibujo, por supuesto acompañada de su fiel amiga y compañera, la música.

—Creo que tu amiga tiene razón, desde que he llegado, jamás te vi interactuar con nadie que no sea Brent o incluso unas pocas veces con tu vecino. —reflexiono Elliot.

—Escuchen, no es que no sepa coquetear, simplemente no quiero hacerlo, es estúpido. —dijo Emma con sinceridad. Jamás había sentido la necesidad de hacerlo ¿Cuál era el punto de tocar tu cabello o sonreír como idiota? Pensaba ella internamente. Si quieres conquistar a alguien hazlo por quien eres, no por envolver tu cabello al rededor de tu dedo.

—¿Qué tiene de malo querer resaltar tus mejores cualidades?—pregunto Brenda.

—No estas resaltando tus cualidades, estas actuando como idiota, como si lo único que tuvieras para mostrar es solo tu cuerpo o lo bien que luce tu cabello. —respondió Emma respectivamente.

—Bien, calma, lo entiendo, no te gusta, no quieres coquetear, no lo hagas, pero demuestranos que puedes conquistar a quien sea solo siendo tu misma. Sociabiliza, haz amigos, interactúa con el sexo opuesto y te dejaremos tranquila. —dijo Elliot calmando las aguas.

Antes de que Emma pudiera responder, se escucho el timbre sonar y como la casa se encontraba vacía, más haya de Emma, su cupido y su mejor amiga, fue ella quien tuvo que ir a abrir la puerta.

—Ya regreso. —dijo Emma y salió de su cuarto.

Al abrir la puerta una pequeña niña rubia la esperaba con el brazo extendido y una pequeña taza vacía en la mano.

—Emm, hola.. ¿Te.. Perdiste? —pregunto Emma confundida.

—Vivo al frente ¿Cómo podría perderme? Como sea, ¿Tienes azúcar? —dijo la niña.

Emma la observo incrédula ¿Quién se creía esa mocosa?

—Disculpa. —se quejo Emma.

—Te disculpo, ahora.. —dijo la niña y extendió nuevamente la mano en espera de su pedido.

—Ya regreso. — murmuró Emma no tenía ánimos para discutir con una niña, así que solo se digno a tomar la taza y se dirigió a la cocina.

Una vez con la taza llena avanzo hacia la entrada escuchando levemente la voz de su hermana, que recién llegaba, de solo dios sabe donde.

—Oh, la chiquilla ¿Qué haces aquí? —dijo Daisy pasando a un lado de la niña.

—Oh, la rubia hueca. —rebatió la niña en respuesta.

—¿Lo dices por ti, linda? —pregunto Daisy burlona. Emma solo las observaba ¿Por qué su hermana discutía con esa pequeña mocosa?

—¡No te daré a mi hermano! —grito la niña sorprendiendo a ambas hermanas.

Un cupido OnlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora