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Mina.

Rio a carcajadas gracias a las cosquillas de David.

—¡Basta! —grito.

—¡No hasta que digas que soy muy guapo! —ríe conmigo.

—¡Está bien! ¡Para por favor! ¡Me voy a hacer pis y tú lavaras la ropa! —Y dicho eso último, para. Respiro profundamente mientras me remuevo en la cama.

Han pasado cinco meses desde el rechazo de Sebastián. Al principio, como todo rechazo, me puse un poco mal pero gracias a los mimos de David y Ethan me puse bien.

Y no, no lo he visto en todo este tiempo. Sólo al pequeño Francisco, su hijo. Es un niño precioso que no puede pronunciar la "R".

Me paro de la cama para lavar mi cara. Pero un liquido entre mis piernas, me detiene. Con cuidado me doy la vuelta. David me mira serio mirándome con reproche.

—¿Mina, otra vez? Es la segunda ves que te sucede. Deberías ir más rápido al baño —se levanta para traer el secador.

—David, yo no me he echo pis —susurro en shock.

—Sí dices eso para que no piense que si lo hiciste y te libres de limpiar, cosa que siempre termino haciéndolo, ya para. Mina, te amo con todo lo corazón pero no limpiaré esto.

—¡David, las Cositas ya vienen! —chillo agarrando los bolsos apartados para los bebés.

—Mina —me mira asustado—. ¡Qué hago!

—¡Llévame al estúpido auto! —grito.

Respira profundo y me carga.

—Mierda, estás pesada —susurra bajando las escaleras—, aunque... tus amiguitas están cerca de mis ojos.

—¡Deja de pensar en eso y llévame al maldito hospital, pervertido de embarazadas!

—Sólo contigo ¿okay? —dice subiéndome en el coche para luego dejar un beso en mis labios.

—¡Ah! —grito mientras aprieto fuertemente el asiento. En cuanto David sube, agarro su brazo con fuerza.

—¡Mujer, que me arañas! —chilla encendiendo el auto.

—¡Arranca esta puta cafetera y que saquen a los niños de mí!

***

David.

Muevo mi pierna con puro nerviosismo. Mina hace menos de veinte minutos entró en quirófano y aún no sé nada de ellos.

Estoy nervioso y asustado. Estoy solo. Ethan dijo que estaría en camino al igual que Víctor. Sólo ellos saben.

Me paro bruscamente al oír un carraspeo. El hombre que estaba a mi lado también. Según me comentó, su novia estaba embarazada y estaba por tener a su cachorro. Pero no era su mate.

—¿Están bien? —preguntamos al unísono.

El doctor mira con lástima a los dos. Comienza a negar mientras agarra fuertemente su libreta.

—Lo lamento mucho, señor. Hicimos todo lo que pudimos para reanimar a su pareja.

Siento como mi mundo se detiene por completo al ver como me mira a mí. Mi respiración comienza a agitarse al igual que el temblequeo de mis piernas. Mis ojos se llenan de lágrimas cuando comienzo a negar con la cabeza.

Mi Mina no puede estar...  No, no, no, no.

—¿Qué? —susurro cayéndome en el piso, pero el hombre llego a tiempo para que no me golpee.

—Lo siento mucho —comienza a decir el médico—. El único que sobrevivió fue su cachorro.

Levanto la mirada al escuchar eso.

—Mi mujer iba a tener mellizos —susurro sollozando a más no poder. Me duele el pecho, la cabeza y el corazón. Duele, duele tanto que sé que ninguna pastilla podría sanar este dolor.

No podría vivir sin mi bebé, sin el amor de mi vida, mi mejor amiga, mi compañera, mi media manzana o naranja, ya ni me acuerdo. No podría seguir viviendo, no sin ella.

—Oh —susurra arrepentido—. Entonces su mujer no se llama ¿Stacy?

—¡Pendejo de mierda! —grito sollozando mientras agarro su camisa—. ¡Me haz echo pasar el peor momento de mi vida y las que le siguen, idiota! ¡Como se te ocurre decir semejante noticia sin saber quien es su pareja!

Volteo bruscamente al oír un sollozo del hombre. Me lanzo a abrazarlo como lo hizo recién conmigo.

—Lo siento mucho.

—No la quería mucho que digamos pero era una linda persona —solloza mientras se para—. Quiero ver a mi hijo.

—Claro —dice el médico—. Por cierto. Felicidades, ha tenido una nena y dos varones.

¿Qué acabó de decir?

¿Mate o Beta? © TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora