En multimedia el padre de Mina.
DAVID.
—¿¡Dónde están!? —gritó furiosa Mina, mientras revoleaba su escritorio.
—M-mi Alfa re-revisamos todo el perímetro pero no encontramos nada —lloró Gisela, una de los guardias de la manada—. ¡Lo siento mucho! No sabemos cómo ocurrió. En toda la noche la manada estuvo llena de guardias, no tenían oportunidad.
—¡Quiero que todos busquen en mar, cielo y tierra a mi mate y a mi hermana! —su voz es terrorífica y mandona mientras que sus ojos luchan por no llorar—. Y si es necesario ir con los humanos o cualquiera otra especie lo hagan, sin importar qué.
Ambos miramos al suelo; digamos que, ver a Mina en ese estado, no es muy bueno.
—¡¡Mina!! —grita una voz femenina y los tres cerramos loa ojos esperando lo peor.
Reprimo un sollozo al verla así; la ex Luna está horrorosa. Su habitual mirada dulce y tierna ya no está al igual que la de mi Alfa. El padre de Mina está detrás de la puerta intentado parecer fuerte, aunque muy en el fondo sabemos que no es así.
—¡Se la llevaron, Mina! —la agarra de los hombros y la sacude fuertemente mientras llora sin parar—. Se llevaron a mi bebé. Has algo, por favor.
Se arrodilla ante Mina, ésta la mira fríamente y con los ojos cristalizados. Se arrodilla igual qué su madre.
—Haré lo posible, mamá. Te lo juro. Los encontraré —le da un abrazo.
Suspiro y salgo de allí. No puedo más.
La manada está triste, seguro ya se enteraron.
Corro hacia el bosque, obligando a mi lobo y olfato a encontrarlos. Todavía no puedo creer lo qué pasó. Se llevaron a Victoria y a Sebastián.
Se llevaron a mi mate. Largo un sollozo desde lo más profundo de mi garganta. ¡¿Por qué se llevaron también a ella?!
Antes de qué pudiera decir algo más un aullido se hace escuchar. Volteo con brusquedad. Mina se acerca furiosa hacia la entrada. Corro hasta ella.
—¡Déjame salir! —grita llorando. Todos en la manada la observamos con tristeza—. ¡Mi bebé está solo allá afuera sin mi protección! Y ni hablar de mi hermana. Déjame David —golpea mi pecho, hago qué nos arrodíllemos mientras la abrazo y lloramos juntos—. Lo siento, lo siento, lo siento mucho. Perdóname por favor.
—No hay nada de qué perdonar, nena, sé que no fue tu culpa.
—¡Claro que la es! —grita mientras se para—. Si tan sólo...
—¡Basta Mina deja de ser así! —corro hacia el bosque. No volveré hasta qué los encuentre.
Mina.
—¡¡David!! —grito fuerte. Mi madre sale de la casa hecha una furia.
—¡Esto es tu maldita culpa, zorra! —abro los ojos sorprendida. Todos la miramos así—. Piensas en ti y en nadie más...
—¡Pienso en mi manada! Jamás entenderás lo que significa tener un cargo como ese, chupasangre —abre la boca ofendida y me pega una tremenda cachetada.
Aaauuch.
—¡Eres una estúpida, ojalá no hubieras nacido! —mi padre, quien venía corriendo hacia nosotras detuvo su paso. ¿Qué acaba de decir?—. Si no hubieras nacido jamás se hubiesen robado a Mi hija.
—Si yo no hubiese nacido ellos tal vez no existirían —digo con los puños apretados.
—Amor —susurra mi padre sorprendido.
—¡Amor nada! —grita y levanta a Víctor en sus brazos, éste, se encuentra llorando a mares—. Mi único hijo y yo nos iremos de estás malditas tierras. Sí quieres venir vienes —le dice a mi papá.
Se va tan rápido como termino de hablar. Mi papá me ve serio, dolido y desesperado.
—Ve con tu mate, padre. No te preocupes por mi y la manada, me haré cargo de ellos además de mi cómo alfa qué soy —susurro—. Sólo díme en donde encontrarlos por si tengo noticias.
—Lo siento, hija —me da un beso en la frente—. Quiero que sepas que lo que dijo tu mamá no es verdad, estaba enojada.
—Es ahí cuando dicen la verdad —vuelvo a susurrar pero él ignora eso.
—Para mí jamás lo fuiste, eres o serás un estorbo.
Me da un casto abrazo y se convierte. Bajo la vista al suelo. Me he quedado sola. Sin mate. Sin beta. Sin familia. Sin nada.
Creo que no valoro mucho las pocas cosas qué tengo. Siempre quiero más y más cosas buenas. Pienso en que la felicidad está en lo material, pero muy en el fondo sé qué no es así.
¿De qué me sirve tener cosas buenas sino tengo felicidad?
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¿Mate o Beta? © TERMINADA.
Lobisomem«¡Oh diosa Luna, ¿por qué me haces esto?» Durante siglos lo busqué, y ahora que lo encuentro, miles de problemas se presentan. No puedo sentir esto por dos hombres pero: me es inevitable no enamorarme de ellos. ¿A quién debería elegir? ¿A mi Mate o...