➳ Humano ◂JongKey▸

35

XXXV

Silencio

*

No significa que no tengas nada para decir.

Si no que solo no es el momento de hacerlo.

*

Kibum podía ver a la perfección que Junghee tenía la cabeza en otro lado, en cualquiera menos en la clase y el estilo barroco. Se notaba a leguas que su semana no había sido la mejor, quería evitar molestarla o algo así, porque su humor estaba muy ciclotímico. Estaba allí, fingiendo que entendía lo que Kibum estaba explicando.

—¿Quieres que acabemos aquí la clase Jjung? Si no puedes concentrarte...

—¡Lo siento oppa! No te enojes, solo que...

Le sonrió, como solo podía sonreírle a ella, con cariño protector. —No me enojo, simplemente sé que no podrás entender nada de lo que te explique —dijo cerrando su cuaderno. Luego el acomodó la pequeña diadema que llevaba para sujetar su flequillo—. ¿Quieres contarme?

—¿Cómo hacías cuando tus padres discutían? Tus padres están divorciados ¿No?

—Me cortaba —confesó Kibum—. No sabía mostrar mis sentimientos de otra manera.

Eso asustó a Junghee, que se tomó las manos y las fijó sobre sus rodillas. Tal vez si era sincero de esa manera, la menor entendería sacar la frustración que las peleas de sus padres le daban de otra manera. Aunque para empezar, Kibum sabía que él mismo debería haber evitado que Jonghyun discutiera con Yin.

Le pasó una hoja y un lápiz negro.

—De grande aprendí a calmarme de otras maneras. Salir a correr, dibujar, leer... Hablar. No puedes hacer que dejen de discutir. No creas que porque hables con ellos, detendrán sus peleas. Solo piensa en ti. Esos son problemas de grandes.

—Pero quedo en el medio.

—Y no puedes solucionarlo. Solo debes llevarlo...

—Eso es un poco pesimista —se quejó Junghee tomando el lápiz para empezar a dibujar.

—La vida es un poco pesimista en sí —admitió Kibum apoyando su codo en la mesa—. El chiste es que nosotros la alegremos.

Se quedaron en silencio mientras Junghee dibujaba un paisaje lleno de rosas, con tormenta. No sabía cómo tomar el dibujo, supuso que era justo su vida. Lucía tan linda, pero llena de problemas que ni siquiera dependían de ella. Necesitaba sacarlo, Junghee necesitaba sacar toda esa frustración que sentía.

No dijo nada, incluso dejó que la menor llorara tranquila y en silencio por unos minutos, manchando el dibujo. Cuando terminó, no del todo perfecto, se acomodó en el pecho de Kibum y, sin palabras, pidió ser mimada. Él no era nadie para negárselo.

—He escuchado a Yin decir que quiere divorciarse unas diez veces esta semana. Y papá sigue diciendo que no. Que es mentira, que ella está loca... —murmuró Junghee, con los puños apretados contra el pecho de Kibum—. Sé que se llevan mal, pero siempre creí que se amaban... que por eso se casaron tan de repente. No veo cómo papá aguantaría a esa mujer si no la amara.

—¿Tú quieres que sigan juntos?

—Solo quiero vivir con ambos. Siempre discuten, pero a veces somos una familia. En especial los últimos días... habían estado bien. Y de repente Yin...