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LIV

Amores cruzados

*

El mal de amores es una enfermedad mortal

*

―Si quiso estar solo...

¡Debe estar con ese hombre! ¡En vez de estar con su familia!

―Sojung, ―Minho en verdad no quería gritar, porque esa mujer era como una segunda madre para él, pero estaba escuchando estupideces que no debía―. Kibum no tiene por qué estar con su padre. Llamé a Kyung y me dijo que fue Jieun quien pidió que Bum no estuviera en el velorio. ¿Puedes dejar de gritar? Porque ni te daré la llave de su departamento ni iré yo. ¿Quieres que vuelva a alejarse de ti? ¡Ya lo hizo una vez por la misma razón!

¡Ese hombre tiene una familia!

―Ese hombre no es como el padre de Kibum. Es su vida, cuando todo se destruya, podrás repetir el «te lo dije», pero mientras tanto, déjalo que se equivoque...

La llamada se cortó entre las quejas de Sojung. Minho no tenía cabeza para darle lecciones a una mujer de cómo ser madre, sentía que no le correspondía. Pero sabía que debían dejar a Kibum un poco en paz, tenía veinticuatro años por amor al Cielo. Sabía qué cosas estaba haciendo mal, retarlo un poco más no lograría que cambiar de parecer.

No iría hasta mañana a la noche. Kibum se lo había pedido así y lo respetaría. No sabía si en verdad estaba con Jonghyun o no, pero cómo fuera, seguro era lo que necesitaba. Importaba muy poco si Minho quería estar con él en este momento; sabía mejor que nadie que, cuando pierdes a un ser querido, lo último que necesitas es que las personas a tu alrededor te lleven la contra. Lo había sufrido con Minseok, podía dejar a Kibum lidiar una noche noche. Mañana se aparecería allí dispuesto a apoyar a su amigo en lo que necesitara.

Se sentó en el sofá. No sabía muy bien qué hacer un martes por la noche. Podría estar adelantando trabajo pero todavía tenía las palabras de su jefe que «si volvía a pisar la oficina con tanto trabajo adelantado, lo echaría», supuestamente porque no dejaría que sus empleados se sobre exigieran de esa manera, ni aunque fuera un caso de vida o muerte. Aunque para ser sinceros, hacía semanas que sus noches eran algo como esto. Ni ganas de cocinar algo para comer tenía.

Sabía que esto era casi masoquista, seguir tirándose en su sofá a hacer nada. Solo lograría que su cabeza siguiera encerrada en los mismos problemas que seguía acarreando hacía días. Ese «lo siento» que todavía tenía patente en su cabeza lo lastimaba. Le dolía recordar a Taemin la última vez que había venido, con los ojos llenos de lágrimas y diciendo que lo sentía, que él jamás había querido provocar esto, que lo extrañaba, que no sabía que hacer...

―Porque te amo, Minho. ¡Te amo demasiado! ¡Y te extraño!

Pero él decidió hacer caso a las palabras de su amigo y no perdonarlo si no sentía que era lo correcto. Porque todavía dolía e iba a seguir doliendo, sin importar cuántas explicaciones sobre naturales hubiera a lo que había pasado. No podía imaginarse al lado de Taemin cuando ya se lo había imaginado al lado de Jinki. El corazón no entiende de razones, Minho tampoco lo obligaría a que lo hiciera.

―Yo también te amo Taem, por eso no puedo perdonarte aún ¿Entiendes? ―Le había costado mucho decir eso. Le había dolido―. ¿No significaría nada si yo solo te perdono sin dolor? ¿No estaría demostrando lo poco que me importó?

―No lo volveré a ver...

―No deberías si estás enamorado de mí, Taem...

Eso lastimó mucho al menor, lo sabía. Casi podía ver como sus ojos dejaban de brillar. Pero no había nada que pudiera hacer en contra de eso. No podía mentir sobre lo que estaba sintiendo en ese momento. ¿Sufrir más? ¿Fingir que no dolía? ¿Perdonarlo solo porque aparecía en su casa llorando? Minho no era esa clase de persona, y no quería serlo solo porque Taemin se lo pedía.

➳ Humano ◂JongKey▸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora