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III

Pesadillas

*

La pesadilla más grande es chocarse con la realidad

*

—¡Llegarás tarde, Junghee! Vamos, apúrate.

Vio a una muchacha de unos trece o catorce años, delgada y no muy alta para su edad. Llevaba un maletín de dibujo y una mochila. Tenía su cabello color chocolate sujetado en una coleta alta, lo que la hacía ver bastante educada quizás. Le parecía conocida. Sabía quién era esa niña, pero no recordaba donde la había conocido.

La niña corrió hasta la puerta de su casa y, luego de ponerse de puntas de pie, le dio un beso en la mejilla al que seguramente era su padre. Un hombre mayor de unos treinta años, cabello del mismo tono que la chica y con una sonrisa agradable. Sus ojos y mejillas le daban cierto aire a un cachorro. Era muy apuesto...

—¿Me irás a buscar al Instituto?

—Claro que sí, bebé. Toma el autobús ¿Sí? Te quiero.

—Yo también, papi. Nos vemos en la tarde.

El hombre le sonrió a su hija con demasiado amor.

Kibum despertó sudando. Miró su celular dándose cuenta de que casi era hora de levantarse. Todavía tenía ese sueño demasiado presente en su cabeza. Literalmente corrió a la ducha, necesitaba despejarse de una buena vez. No entendía por qué había tenido ese sueño otra vez. Desde que había comenzado con la idea de la galería, y pasaba más tiempo con sus cuadros, soñaba con las mismas dos personas... Y sabía perfectamente quienes eran: Jonghyun y Junghee.

Tal vez su cabeza le estaba jugando una mala pasada. Había pasado demasiado tiempo viendo los dibujos que había hecho de Jonghyun. Quizás aún lo extrañaba solo un poco y por eso su inconsciente recreaba imágenes de una posible vida. Pero sabía que era imposible... ¿Jonghyun con más de treinta años, viviendo con su hija...? Buena broma. Jonghyun no podía estar vivo... Era imposible y cualquiera lo sabía.

Decidió irse al trabajo sin desayunar, estaba un poco tarde por haberse quedado demasiado tiempo en la ducha, pensando qué significaban sus sueños.

—Tienes que revisar los manuscritos de todos los nuevos aspirantes —murmuró Heechul dejando una pila de papeles sobre su escritorio de mala gana.

Miró a su jefe con molestia pero no replicó, porque sabía que se lo merecía. Hacía unos días le había tirado un manuscrito en la cara, enojado por las cosas que tenía en la cabeza. Aun así, sabía que Heechul estaba más enojado como su amigo que como su jefe.

—¿Podemos hablar?

—No lo sé, ¿me tirarás un manuscrito en el rostro otra vez?

Kibum bufo—, podría explicarte por qué me comporto como un idiota cuando dicen la palabra «novio»...

—¿Ah, sí...?

—El último me dejó con una simple carta luego de que, literalmente, dejé todo por él. Y lo que más me frustra es que sé que mis mejores dibujos son los que hice pensando o mirándolo a él. Entonces, dices «novio» y me vuelvo loco ¿Entiendes?

Heechul se sentó en la silla frente a su escritorio, interesado por el chisme. Él siempre era tan así. —¿Tanto por eso...?

—Era mucho más grande que yo... ¡Y hasta estuve bien con que tuviera una hija con una ex novia! Me ayudó mucho con mi enfermedad.

➳ Humano ◂JongKey▸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora