Capítulo 15: Se llegó el día

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Narra LisaHabían pasado tres meses desde la junta familiar, y las cosas habían cambiando mucho de esa fecha

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Narra Lisa
Habían pasado tres meses desde la junta familiar, y las cosas habían cambiando mucho de esa fecha.

Para empezar papá se había enfocado al máximo en su trabajo, y la fecha de la competencia se acercaba. Un día. Solamente un día para que llevara el cargo de director de finanzas.

¿Había mejor noticia que esa? No. Esa era, por mucho, la mejor noticia de todo el planeta entero.

Por otro lado, llevaba la misma cantidad de tiempo sin traer una mujer a casa. Lo sé, era raro, pero lo raro es bueno a veces. La razón era que todo su tiempo libre lo gastaba en trabajar, estudiar y planear lo que fuera que estuviera haciendo para ese día. No mentiré, la verdad es que me alegraba mucho ese cambio.

Las cosas estaban genial en ese momento. No más problemas en el colegio, la madre de Cecilia había vuelto al trabajo, no más mujeres en casa, Angélica escribiendo cartas...

¿Algo podía salir mal?
Sí, todo salió peor que mal.

Narra Angélica

Una día solamente para que esa oficina volviera a funcionar.

Para ser sincera mi seguridad se encontraba presa de una montaña rusa de emociones. Había momentos en que me encontraba de lo más segura de mi trabajo, en otras sólo quería arrojarlo al vacío. Traté de mantener mi actitud lo mejor posible, después de todo los tres estábamos en el mismo nivel o eso esperaba.

—Oye, ¿cuándo seas gerente me darás un par de días libres, no? —preguntó Esmeralda mientras imprimía un reporte—. Ya sabes, ser mejor amiga de la jefa tiene su recompensa.

—Estás más segura que yo de ese triunfo.

—Claro que sí, para eso están las mejores amigas —comentó muy animada—. Uno de nuestros objetivos es hacerles saber de lo que eres capaz y no te crees por miedo. Nosotras vemos lo que ustedes quieren ignorar.

Sonreí ante sus ánimos, quizás tenía razón, primero tenía que confiar en mí para que otros también lo hicieran.

Me volví a la computadora para terminar el balance del mes. Levanté la mirada después de un rato y me topé con dos cosas muy diferentes entre sí.

Por un lado el reloj que marcaba la hora de comida.

Por otro el señor Rodríguez que se encontraba justo delante de mi escritorio.

—¿Puedo ayudarlo en algo? —Me levanté por impulso pensando que había ignorado alguna de sus palabras.

—¿Angélica, podemos salir a tomar un café? —preguntó de inmediato.

¿Qué? Supongo que hice mi peor gesto porque él insistió menos seguro que antes con la pregunta.

—¿Sucede algo? —Si tenía que decirme algo prefería que me lo dijera ahí.

Querida novia de papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora