Capítulo 23: Boda

7.8K 1K 238
                                    

(Les recomiendo escuchar la canción mientras leen el capítulo ❤)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Les recomiendo escuchar la canción mientras leen el capítulo ❤).

Narra Roberto

Acomodo mi corbata por séptima vez en este día. Siento que me falta un poco el aire, pero es una tontería culpar a la pobre prenda, ella es una buena excusa. Una que necesito ahora.

Me miro en el espejo buscando alguna razón para ir a esa boda y realmente no encuentro nada. Nada además de que Lisa me lo pidió. A ella le emocionan esas cosas. Y esa razón es tan fuerte como para que aceptara.

Suspiro cansado, no sé de qué exactamente. Bien, sí se de qué, pero no quiero reconocerlo.

Me lo merezco. Yo fui muy claro con ella... No puedo llegar y decirle que estaba equivocado. Ella ya tomó su decisión. Yo tomé la mía ese día también.

Prefiero encaminarme a la sala porque siento que enloqueceré si le confío mi vida a un espejo.

Lisa ya está esperándome. Lleva un vestido rosa que la hace ver muy tierna, tal como es ella. Trato de recordar si lo llevó puesto en su cumpleaños, pero mi estúpida memoria falla de nuevo.

—¿Nos vamos, papá? — pregunta entusiasmada mientras toma el regalo de la mesa.

Yo no lo escogí, pero espero sea una licuadora. Espero tengan diez licuadoras ya para que sólo haga espacio y tengan que tirarlas... Bien, suficiente, querer arruinar un matrimonio con licuadoras no es inteligente.

Matilda también viene con nosotros, ella está siendo madura con esto. Recuerdo que el día que recibí la invitación me ofreció charlar para desahogarme, pero yo me negué, no quería hablar con nadie. No tenía nada qué hablar. Excepto con Lisa, a ella no puedo decirle que no, evidentemente no quería charlar sobre lo que estaba pasando, más bien le entusiasmaba la idea de ir a su primer boda. Tuvimos una charla de una hora sobre qué se hace ese día, para mi mala fortuna, mi memoria apenas pudo proporcionarle un par de datos.

—¿Estás bien? —pregunta Lisa secándome de mi pensamiento.

—Sí, sí... Estoy dormido de pie, es sólo eso —invento mientras me percato de llevar las llaves del coche.

—Tranquilo, papá, todo estará bien —sonríe.

Sé que ella no sabe lo que está pasando en mi cabeza, pero eso me anima un poco.

El camino a la iglesia es más corto de lo calculado.
Y la verdad no pongo demasiada atención al trayecto porque mi cabeza me traiciona.

El lugar está decorado sutilmente. Hay muchas personas afuera, algunas ríen y otras tienen cara de funeral. No reconozco ningún rostro al inicio así que le pido a Lisa se mantenga a mi lado. Al final reconozco a Esmeralda que está en la entrada con su marido. Me hacen un gesto para que me acerque, y aunque no estoy muy convencido, lo hago para no parecer grosero.

Querida novia de papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora