Lo primero que hago al entrar a mi habitación es vaciar mi mochila entera sobre la cama.
Para mi buena suerte la hoja de Cinthia es lo último que sale así que no me cuesta mucho encontrarla.
No me detengo a releerla, la arrugo entre mis dedos y la lanzo con todas mis fuerzas al cesto de basura.
Rayos, no le atiné, pero al menos quedó cerca.
Me dirijo al baño para refrescarme un poco. No sé la razón pero mis ojos se clavan en mi reflejo. Mirarme me da entre risa y pena.
—Quizás fui algo dramática —Me digo a mi misma mientras me lavo mi cara y vuelvo a ajustar mi cabello—. Puedo con esto... Puedo con esto... Puedo con esto.
Salgo del baño un poco más alegre, o intentado serlo. Suspiro y coloco mi música favorita a todo volumen y hago lo que siempre hago cuando me siento triste o desanimada.
Busco una hoja nueva y comienzo a escribirle a Angélica, a la persona que con el paso de los años se convirtió en una de mis más fieles amigas.
Querida novia de papá:
¿Qué tal el clima por allá? Es algo raro preguntar por el clima, pero pensé que así no iniciaría tan forzada la carta.
Disculpa por tardar en responder, estos días mi cabeza se empeñó en jugarme algunas bromas, entre ellas no tener tiempo ni ánimos para nada. Pero ya sabes que escribirte me regala un poco de energía y me hace muy, pero muy feliz.
Hoy tuve un día complicado en el colegio, no el peor de todos, pero sí más difícil de lo común. No pienso extenderme mucho porque no quiero hacer de mi carta un capítulo de telenovela con drama y esas cosas, pero tengo una duda que creo puedes ayudarme a resolver... Mejor dicho, ¿podrías ayudarme a resolverla?
Tú me conoces mejor que yo misma, lo cual es muy loco porque yo vivo conmigo misma más tiempo, pero no soy buena analizándome... Me da miedo.
Bueno, la pregunta es... ¿Tú a qué crees que podría dedicarme? Ya sabes, tú eras gerente y la mujer más lista que conocí... Yo en cambio odio los números, mi cabeza explota cada vez que los ve danzar en el pizarrón. Quizás se te ocurra algo en lo que sí pueda ser buena...
Pero ya no quiero hablar de mí, mejor hablemos de cómo la estás pasando... ¿Cómo van las cosas con tu esposo? Se ven lindos en las postales que recibí, y gracias por los chocolates y recuerdos que me mandaste.
Estoy aprendiendo a cocinar, recalco la palabra aprendiendo porque así justifico lo mal que me sale todo actualmente. Sin embargo hace unos días me salieron, más o menos, decentes una galletas y quería mandarte unas para que me dieras tu opinión, pero según me informó papá no llegarían a España. Al final creo que fue mejor porque no eran la gran cosa. Cuando mejore te mandaré algo que de verdad puedas disfrutar.
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Querida novia de papá
RomanceTener diez años no es fácil. Compartir a tu padre todas las semanas con un remplazo del recuerdo de mamá, tampoco lo es. He visto cientos de caras pasar por la puerta, pero puedo contar con los dedos de las manos las que lograron hacerlo más de dos...