Narra Angélica
No quería pensar.
No quería pensar.
No quería pensar.Bien, no funcionó...
¿Qué acababa de pasar?
Volví a casa en un taxi más temprano de lo planeado. Mamá se sorprendió al verme, pero pareció que la excusa de que mi cabeza me está matando funcionó.No quería que me preguntara cómo me fue.
No creí saberlo.¿Por qué no se pudieron quedar las cosas cómo estaban?
Roberto era un caso, yo también lo era. No querría arriesgarme, no quería estar con alguien que no sabía lo que quería. Bueno, yo tampoco lo sabía para ser sincera.
¿Qué esperaba de esto?
¿Que Roberto cambiara por mí? No quiero, no aspiraba a eso.
No me importaba ser el primer amor o ser el último, sólo quería a alguien que le importara, que lo hiciera de verdad. No quería cambiar por nadie y no quería que nadie lo hiciera por mí.Roberto era un buen tipo, tenía un montón de errores como yo también los tenía, pero no era mi tipo.
Quizás si lo hubiera conocido hace unos años, cuando era más joven y sin tantas responsabilidades, me hubiera aventurado sin pensarlo mucho. Pero Roberto tenía una hija y yo una madre a quien cuidar, y las cosas no eran fáciles. Las relaciones sentimentales me pegaban mucho aunque me gustaría que eso no fuera así. Además, quizás lo más me preocupaba, era que las cosas terminaran mal y que mi amistad con Lisa se fueran al demonio, y eso era lo que menos quería.
¿Qué quería? Quería olvidar esto, quería que las cosas no hubieran pasado.
¿En verdad quería eso? No, pero yo no era tan valiente para aceptarlo,pensaba más que sentir.
Sabía que si dejaba que esto empezara a correr terminaría ahogándome. Podía creer muchas cosas, imaginar más de las que podrían ser reales. Me ilusionaría rápido, sé que lo haría. Crearía un futuro en mi cabeza idealizado, pero la vida de no era tan sencilla, y yo no era tan valiente para construir un mundo en un montón de escombro.
Debía intentar olvidarlo.
Lo más probable era que estuviera confundida.Sí, eso era. Mañana las cosas se arreglarían. Pedí que así fuera, pero para que eso pasara tenía que solucionarlo yo y no estaba segura de hacerlo. Yo siempre lograba arruinar algo más de lo que ya estaba.
Y lo hice. Me recosté pensando en eso y me levanté en la misma situación. Mientras más trataba de olvidarlo más se hospedaba en mi cabeza.
Llegué a la oficina temprano y me encerré en ella. No quería ver a Roberto y por suerte no lo hice. El día estaba más tranquilo que nunca, no había mucho movimiento y eso me relajaba, aunque no por completo.
Antes de irme revisé la bandeja de correo electrónico.
Tenía un par de correos importantes y otro que no esperaba.
Buenas tardes
¿Crees que podríamos vernos? Este fin de semana vuelvo a México. Me gustaría verte.
Alfonso.¿Regresaba? ¿Para qué?
Parecía que todo el mundo se había puesto de acuerdo para que mi cabeza se volviera loca en ese momento.Escuché que tocaron la puerta y los hice pasar aún con la mirada clavada en el ordenador.
Alfonso era otro problema en mi estabilidad. No, ellos no lo eran, siempre fue mi inseguridad. Era haber crecido con una mentalidad tan tonta que si algo te asustaba debías correr, de buscar lo más fácil, lo que te trajera menos problemas. Por eso cuando me propuso que siguiéramos juntos a pesar de la distancia le dije que no, porque pensé que sería difícil. Y yo le huía a todo lo difícil.
Estaba tan concentrada en eso que no me di cuenta nada.
—¿Podemos hablar? —escuché de repente y me puse de pie por impulso.
Era Roberto.
¿Cuánto lleva parado ahí? No lo sé, pero no quería enfrentarlo. No quería enfrentarme a mí misma.—Tengo que irme —dije mientras apagaba el computador y tomaba mis cosas.
—No nos tomará mucho tiempo, puedo llevarte a casa después —propuso.
—No, en serio, tengo prisa —mentí. Salí de la oficina tratando de no parecer muy obvia, creo que no estaba funcionando—. Gracias de igual manera.
—Angélica, no puedes huir toda la vida —caminó a mi lado—. ¿Podríamos hablar tres minutos? El elevador está ocupado.
Suspiré y acepté al final porque bajar escaleras corriendo era una locura.
—Sobre lo de ayer... Lo estuve pensado mucho, sé que no es el lugar más adecuado para decir esto, pero creo que...
—Yo también lo estuve pensado mucho —interrumpí.
—¿Sí? —pareció que eso lo relajaba un poco.
—Sí... —tomé un poco de aire antes de responder—.Y la verdad lo lamento, yo no quise que eso pasara, me arrepiento mucho de eso.
—¿Te arrepientes?
—Sí, mucho —reconocí.
—Bueno, supongo que...
—Roberto, lo siento, pero no eres mi tipo —solté de pronto y me sentí mal al mentir así—.No vamos por el mismo camino. No estoy buscando a alguien y estoy seguro que tú tampoco...
—Bueno, sobre eso...
—No te quiero.
Bien, sonó muy rudo, pero ya estaba dicho. Quizá a él le diera igual y yo estaba haciendo un caos de eso.
Busqué su mirada para ver como lo tomaba, se veía menos seguro que antes, pero estaba firme, quizás un poco... ¿Decepcionado? No, eso eran imaginaciones mías, eso era lo que quería que pasara.
—Angélica, lamento haberte incomodado. Respeto mucho tu decisión. En verdad me disculpo por lo de ayer —dijo mientras el elevador se abría—. Que llegues bien a casa.
—No te preocupes, saludos a Lisa —sonreí para parecer más segura.
Subí al elevador y entré en un debate por decirle que quería intentarlo, que sí fue importante, que sí lo quería. Pero tenía miedo. Tenía miedo que me olvidara. Temía enamorarme de él y que el sólo quisiera intentarlo, que no lo lograra.
Y ese miedo hizo que las puertas se cerraran con mi verdad dentro y con una de las peores decisiones de mi vida.
Hola ❤
¡MARATÓN!
Gracias a todos los que apoyaron la idea ;3
Hoy publicaré tres capítulos ;) Espero les gusten. En un rato publico el otro. No se olviden de votar y comentar :3 Los quiero mucho.
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Querida novia de papá
RomansaTener diez años no es fácil. Compartir a tu padre todas las semanas con un remplazo del recuerdo de mamá, tampoco lo es. He visto cientos de caras pasar por la puerta, pero puedo contar con los dedos de las manos las que lograron hacerlo más de dos...