El día anterior había sido un completo asco tanto para Bill Weasley como para Fleur Delacour. Ppor un lado, el sentía que le habían dado una labor de niñera al tener que supervisar y trabajar junto a la rubia. Para él, la francesa no era más que una chica de papi y mami, criada sin necesidades, sin sufrimientos y lo había demostrado cuando objetó el lugar en el que debía sentarse, según ella estaba falto de color, sucio y no era un ambiente adecuado para trabajar.
Bill había decidido que su nueva practicante y asistente usara el escritorio libre a algunos metros del suyo, así podría mantenerla vigilada, le había asignado un papeleo que debía tener listo cada día al finalizar su medio turno. Al principio pensó que podría ponerla en su lugar, o al menos donde el pensaba que era su lugar, junto a los otros dos empleados de esa sección, pero se arrepintió no más noto como la belleza de la chica y su magia de veela hacia efecto sobre ellos. Ahora no solo debía controlarla a ella sino vigilar a sus compañeros.
Por el otro lado, Dumbledore había decidido desde hacia casi un año reunir y poner en funcionamiento nuevamente a la orden del fénix, la organización secreta que había creado y fundado para combatir al señor tenebroso y sus mortífagos durante la primera guerra mágica. Él al igual que su padre y su madre, habían decidido unirse y ayudar en lo que pudieran y eso significaba trabajo clandestino extra no remunerado y de un alto riesgo personal.
Fleur por su parte, era capaz de sentir lo poco que le agradó a Bill el hecho que ella empezará a trabajar con el, sentía su desprecio, su insensibilidad hacia sus encantos, eso la desconcertaba. - Al menos solo sega media diá. No pogria sopogtag todo el diá en esa lugube oficina. - Fleur hablaba sola cuando salia de su segundo día de trabajo, ese día empezaban las pruebas preliminares que tomaría con los aurores para medir los conocimientos y empezar su curso de encantamientos avanzado.
Habían pasado dos semanas y las cosas no cambiaban mucho. La rutina de la francesa era la misma durante todos los días, se levantaba bien temprano y dentro de su habitación en el caldero chorreante hacia unos extraños ejercicios al estilo muggle que según ella le ayudaban a mantener la figura y la forma. Después, se pasaba una hora en el baño del que salia completamente desnuda aprovechando su soledad, según ella no había nada mas relajante que poder caminar desnuda por su habitación, se sentía hermosa, aseada y peinada, siempre olía a flores silvestres. Se tardaba una hora más en vestirse y hasta que no se sentía completamente segura de su aspecto no bajaba al primer piso donde siempre Tom le servia su desayuno, pan tostado y huevos acompañado con chocolate.
Al terminar, cruza la calle y camina hasta el banco de los magos, la primera semana Fleur tuvo que soportar los regaños de su jefe, Bill por que siempre llegaba diez minutos tarde y eso que vivía en frente del banco. Ademas podía aparecerse en la puerta con solo pensarlo. Empezaba su jornada laboral que iba hasta la una de la tarde, durante esas horas clasificaba y rellenaba formularios de la oficina, su trabajo consistía en recibir las peticiones para retirar o aumentar encantamientos de seguridad en las bóvedas, clasificarlos, pasarlas a Bill para que los efectuaran, archivar mágicamente los formularios y llenar los informes que le pasaban Bill y los dos empleados del área. Debía lidiar con lo que ella llamaba el típico desorden masculino, los papeles siempre estaban rotos, sucios, vacíos o se demoraban en entregárselos siendo siempre culpada de perderlos. A la hora del almuerzo por fin tenia paz, regresaba a su apartamento en el caldero chorreante y tomaba sus alimentos en la habitación.
Tom también era victima de sus encantos y amorosamente le permitía como a ningún otro huésped comer en las habitaciones. A las tres e la tarde debía estar en la academia de aurores para junto a otras personas tomar el curso avanzado de encantamientos. Llegaba a su casa completamente cansada por la noche y solo pensaba en dormir para seguir con la rutina diaria. Los fines de semana aprovechaba que no debía trabajar para hacer deporte al estilo muggle, los sábados y domingos salia a trotar por las calles de Londres y en las tardes para leer y escribir. Podía pasarse en pijama todo el día si lo deseaba.
La rutina de Bill no era tan monótona como la de su asistente, sin que nadie lo supiera excepto su familia y demás miembros, Bill pasaba parte de sus noches cumpliendo misiones secretas para Dumbledore y la orden del fénix. Siempre estaba falto de sueño y agotado, ademas tenia que soportar la ineptitud de su practicante y asistente aunque reconocía que le había liberado su trabajo y por eso tenia mas tiempo para ayudar a Dumbledore.
- Fleur, ¿puedes venir un momento? - Pog supuesto – La francesa se levantó de su escritorio y atravesó los escasos metros que le separaban de Bill. En su mente se cocían ideas sobre el por que la llamaban, seguramente se le había vuelto a pasar alguna cosa por hacer y seria reprendida por el, aunque debía reconocer que en la ultima semana esto no había pasado.
- Fleur, necesito que me acompañes a las bóvedas, tengo que hacer un trabajo y no puedo bajar solo y tanto Maxwell como Carmichael están en otro sector. Acompañame. - El rostro de Bill se notaba cansado y eran evidentes las ojeras que adornaban sus ojos, la joven rubia respondió amablemente y asintió sobre la pregunta de su jefe. No podía dejar de pensar en lo cansado y agotado que lo notaba aveces aunque siempre usaba el mismo tono serio y autoritario.
- Vamos a bajar hasta uno de los pisos inferiores del banco, hay una bóveda que debe ser preparada según su dueño, debo quitarle unos antiguos y poderosos encantamientos pero no puedo bajar solo, el dragón es difícil de controlar, iremos con un goblin, necesito que me cubras y me asistas si es necesario. Entendido – Oui entendido.
El goblin que les acompañaba sorteo el dragón usando los clankers pero se encontraron con unos hechizos defensivos. A aquel lugar no descendía nadie en mas de 10 años y su antiguo dueño había puesto defensas antes de llegar a la bóveda. Bill logró controlar el encantamiento y lo retiró – listo hemos llegado, la bóveda 711, ahora debo verificar que no haya nada en la puerta o adentro. - Cuando Bill se acercó a la puerta de la bóveda un haz de luz salio de la nada y le aturdió. La rubia que le acompañaba reaccionó y después de controlar el encantamiento defensivo, atendió a su jefe y lo hizo volver en si.
- he Gracias Fleur, buen trabajo. - Fleur estaba que reventaba de alegría, en casi un mes de trabajo era la primera sonrisa y la primer felicitación de su jefe. Bill descubrió que la chica era un poco más de lo que el pensaba pero aun así la creía una completa inepta para estos temas. Terminó de revertir los encantamientos de la bóveda y le pidió a Fleur que pusiera otros, para sorpresa de Bill la francesa conocía a la perfección esos raros y extraños encantamientos. Ahora debía ponerla a prueba para ver que tan capaz era. Quizá solo era suerte.
Al llegar de regreso a su escritorio, Fleur había tenido una de sus pataletas por la forma en que Maxwell y Carmichael dejaron sus papeles en completo desorden sobre el mueble. - Pego esto no puede seg. Yo teniá todo ogdenado y ustedes me volviegon un chiquego el esquitogio. - Calmate preciosura no es para tanto, estas exagerando. - Carmichael trataba de calmar a la francesa pero solo logro enfurecerla más - Comment voulez-vous que je me calme si vous ne un désordre? me regarder quitté le bureau et ne me dites pas preciosura. - Fleur CALMATE ESTAS EXAGERANDO Y ESTAS HABLANDO EN FRANCES – Bill tuvo que intervenir y de un grito logro calmar a la rubia, ya antes había reaccionado así cuando fue reprendida por equivocarse con unos papeles pero era la primera vez que hablaba en francés. La joven francesa aprovechó que era la hora del almuerzo y salió corriendo del banco.
La chica se había pasado la tarde renegando y peleando sola por el desorden que le habían provocado sus compañeros. Estaba considerando renunciar y regresar a casa aunque esta no era una opción, ella quería demostrar que era capaz de sacar su vida a delante sin la ayuda de su padre y en otro país.
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Bill y Fleur, hechos el uno para la otra.
FanfictionSiempre me he preguntado como fue que se enamoraron Bill y Fleur ¿ustedes no? todos hemos leído como fue su matrimonio y como fue que Flemma molestaba a Ginny con sus ocurrencias pero como llegaron a enamorarse? Trataré de contar aquí como pienso qu...