De regreso a casa

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Bill caminaba apesadumbrado desde el apartamento de Fleur. Aun no podía creer que tenia una novia, una chica en la que nunca pensó fijarse, una chica a la que creía diferente y poco interesante para el y en la que había encontrado muchas de las cosas que mas le gustan. Bill no podía creer que la noche anterior ella misma le había pedido que fuera su novio, que habían dormido abrazados en su propia cama y que justo acababa de despedirla con un beso y no la vería en alrededor de un mes, este tiempo era el que tenían destinado de vacaciones aquellos magos que trabajan para Gringotts.

El pelirrojo caminaba hacia Grimmauld Place, había quedado de acompañar a su madre a realizar unas compras navideñas y aprovisionar la cocina de víveres, ya pronto llegarían los chicos de Hogwarts y podrían relajarse un poco, celebrar y sonreír. Bill tenía que hablar muy seriamente con Dumbledore, estaba seguro que el tenia mucho que ver en esto y no entendía por que ahora la alejaba de el pidiéndole una misión lejos.

Auvers-sur-Oise era una zona rural a las afueras de París en el que había un claro en medio de un pequeño bosque al que normalmente los muggles le temían, siempre que querían acercarse terminaban asustados y caminando en sentido contrario. Este claro era normalmente usado por los magos y brujas para aparecerse en la ciudad cuando eran extranjeros.

Aquella fría mañana de diciembre una hermosa rubia cargada de algo de equipaje apareció de repente, aun faltaban diez para las seis de la mañana. Fleur caminó un poco por el prado, hacía muchos años que no llegaba aquel sitio, lo ultimo que podía recordar fue cuando con su padre viajaron para unas vacaciones estando ella en tercero. A diferencia de ese día, ahora si podía usar magia y su equipaje en su mayoría regalos para su hermana, levitaba en el aire, caminó algunos metros y desapareció camino a su hogar.

La familia Delacour vive en un sector a las afueras de la ciudad de París, en el otro extremo del lugar de apariciones internacionales. La casa se encuentra en una hermosa calle que termina en un parque que a su vez termina en un bosque, la calle adoquinada tiene varias y enormes casas, cada una de ellas diferente a las otros, todas tienen un aire colonial, se nota que son antiguas. Algunas tienen sus fachadas desgastadas por el tiempo, la hermosa calle termina con dos casas a cada lado, justo en seguida del parque que corona la vía, la casa de la izquierda de la calle es de ladrillo, a simple vista parece tener 3 pisos, cuenta con un espacio para el parque de vehículos, y está encerrada con una reja de madera muy muggle.

Por el contrario, la casa de la derecha de la calle, una casa de al menos 4 pisos, el doble de grande de la del frente, tiene un muro de arboles de dos metros de alto que impiden ver a su interior, la casa aunque no es de madera, parece tener algún efecto que da la impresión que lo fuera, esa casa está impecable, como recién construida, resalta sobre las otras y esto es algo difícil ya que aquel es un sector muy exclusivo de la ciudad y todas las casas son hermosas.

Un movimiento hubo en la parte trasera de la casa cubierta por los arboles del final de la calle, de la nada una hermosa rubia cargada de un par de maletas se materializó en el patio, nadie se sorprendió por esto. Los elfos domésticos y dos o tres personas que se encontraban por ahí ignoraron aquel evento, los muggles de las casas vecinas ignoraban que aquella casa era habitada por magos y que aquel lugar estaba habilitado para que los miembros de la familia pudieran aparecer sin ser detectados. Fleur movió su varita y todo su equipaje levitó en el aire y salio disparado camino a su habitación.

Fleur ingresó a la casa de sus padres sonriendo. De aquel lugar había salido hace poco más de seis meses buscando aventuras y futuro lejos del apellido de su familia. Solo hasta que la joven rubia entró las personas que ahí se encontraban notaron su presencia. Por algún hechizo protector similar al encantamiento fidelio, solamente los miembros de la familia o las personas autorizadas por Francis Delacour el jefe de la casa podían llegar a aquel lugar. Por eso, cuando sintieron la aparición nadie se preocupó por mirar al recién llegado ya que asumieron que era alguno de los habitantes de la enorme casa.

- Mademoiselle Fleur. Je suis heureux de la voir à la maison!. Bienvenue – Una Elfina domestica vestida de una impecable camisa rosa que salía de la cocina fue la primera en saludar a Fleur. Su tono de voz fue tan alto que y tan emotivo que todos en la casa escucharon. La elfina saltó a los brazos de su ama favorita, Fleur la saludaba con una sonrisa mientras escuchaba los pasos que corrían desde los pisos superiores, antes de que pudiera reaccionar, una chica rubia muy similar a Fleur, hermosa a pesar de ser varios años menor que la primera, con ojos azules, semi veela con un cuerpo femenino bien formado se colgó de los hombros de la recién llegada y en medio de llantos le saludo eufórica.

- Gabrielle como te he extagñado.

- A mi me has hecho mucha falta Fleur, que aleguia vegte. - Las dos hermanas se fundieron en un abrazo mientras sus padres las miraban desde las gradas conmovidos.

Bill y Fleur, hechos el uno para la otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora