¿Quiegues?

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La primera semana de Fleur como co-directora había terminado más pronto de lo que pensaba. El trato con Bill dentro del trabajo había mejorado, al menos cuando se encontraban en privado, delante de sus sub alternos aun parecían estar peleados.

Esa semana no habían podido hablar nada por fuera del trabajo. Bill habían intentado y desistido en invitar a cenar a la joven rubia. Fleur tuvo todas las noches ocupadas con Kingsley en las clases de Patronus, solo hasta la ultima clase había logrado hacer que hablaran.

Como su calendario no se había alterado con los cambios, Fleur ahora tenia unas merecidas vacaciones de tres semanas que como lo tenía planeado. Utilizaría para visitar a Gabrielle en París. Según lo acordado todos los magos del banco trabajarían hasta el martes siguiente. Fleur tenia planeado viajar de regreso a su casa el jueves siguiente a eso, debía dejar algunas cosas aseguradas, debía recoger los recados de Dumbledore y además quería salir a cenar con cierto pelirrojo que la volvía loca.

- Buenas tagdes señog, ¿usted me puede ayudag en la solicitud de un trasladog? - Fleur acababa de llegar la oficina de trasladores del departamento de transportes mágicos del ministerio no sin antes causar cierta conmoción en la institución mágica. Desde que la hermosa rubia apareció en el atrio usando las chimeneas de ingreso había causado furor pues muchos magos se sentían atraídos y des concentrados por su atracción natural de veela, otros muchos la reconocían por las fotos de El Profeta durante el torneo de los tres magos, la misma situación ocurrió mientras caminaba al ascensor y llegaba hasta el sexto piso.

- Por supuesto señorita...?

- Delacour, Fleur Delacour.

- Por supuesto Señorita Delacour, ¿cuénteme a que lugar necesita trasladarse? - La amable bruja que atendía las peticiones de trasladores sonreía a la rubia mientras miraba como muchos magos a su al rededor se estrellaban con objetos por no mirar por donde iban.

- Necesito un trasladog paga Pagis. Voy a visitag a mi hegmana.

- A lo entiendo muy bien querida, por favor llena estos formularios, si todo está en regla mañana mismo podrías partir. - Fleur comenzó a mover un vuela pluma que cargaba en su bolso sobre el pergamino que le paso la amable Margareth Matheus. Había decidido usar métodos mágicos para no demorarse tanto y poder viajar mas tranquila con todos su equipaje cargado de regalos y presentes.

Pasados unos treinta cuatro minutos Fleur le devolvió los formularios diligenciados a la señora Matheus. - Veo que estas solicitando el traslador para pasado mañana.

- Si quiego haceg unas cosas mañana.

- No hay problema querida solo quería confirmar. Esperame unos minutos. - Margareth Matheus comenzó a revisar los documentos verificando la información y al cabo de unos minutos se dirigió de nuevo a Fleur.

- Querida todo está en orden. - Fleur sonrió – Pasado mañana a las cinco y treinta de la mañana parte tu traslador que te será enviado mañana por la noche vía lechuza.

- Esta bien debo estag pendiente.

- Recuerda que por motivos de seguridad y del estatuto de secreto, el traslador te llevara hasta Auvers-sur-Oise pues ahí es la zona segura para apariciones y traslados mágicos internacionales designada por el ministerio francés.

- No hay ningún inconveniente con eso, es mi ciudad conozco aquel lugag, ¡merci beaucoup madame!.

Fleur salió del ministerio de regreso a Gringotts, había utilizado su hora de almuerzo para cuadrar todo sobre su viaje, ahora solo debía organizar sus pendientes. Al llegar al banco se encontró con Bill solitario en la oficina, se notaba que no había salido a almorzar y eso era extraño en el; Aun faltaban treinta minutos para que los demás empleados regresaran. Fleur ingreso a la oficina que compartía con el pelirrojo y le notó aburrido y pensativo en su escritorio. Silenció el lugar y cerró mágicamente la oficina antes de que su silla fuera a parar justo al frente de la del chico con un movimiento de varita, caminó los pocos metros que le separaban y se sentó justo en frente.

- ¿Te pasa algo? Pog que no saliste a almogzag? - Fleur de verdad se notaba preocupa por él. Bill levantó la cabeza y miró pensativo a la rubia.

- No te preocupes no es nada. - Parecía un niño pequeño negando una travesura. Fleur siguió sus recién descubiertos impulsos y se levantó de la silla, rodeó el escritorio hasta llegar donde Bill, le tomo su rostro con las dos manos obligandole a mirarla, antes de que pudiera siquiera entender que pasaba le beso. Toda la semana había deseado poder hacer eso y la ocupaciones de ambos no se lo había permitido. Bill fue sorprendido por esta acción pero supo reaccionar al beso. Usó sus manos para levantar a la chica por la cintura, sin dejar de besarla y la puso sobre sus piernas para luego perderse el uno en el otro durante algunos minutos.

Al separarse para respirar se miraron fijamente a los ojos, cada uno quería perderse en la belleza de los del otro. Ella se perdía en los azules y profundos de Bill mientras el pedía un tique sin regreso para la infinidad del cielo que eran los ojos de la rubia.

- Quiego salig, pasag contigo el día de mañana antes de mi viaje a Pagis. - Fleur había hablado sin pensarlo mucho, al fin de cuentas esa había sido su intención cuando entró en la oficina aquella mañana y decidió solicitar el traslador para dos días después.

- Pensé que nunca me lo pedirías y no sabía como pedírtelo, esta semana no pudimos compartir nada fuera de estas paredes. - Fleur sonrió y estalló por dentro.

- ¿Que te parece si hoy me aceptas la invitación pendiente, aun no te he hecho las palomitas de maíz que te prometí y aun tengo aquella película.

– Me paguese pegfectó pego primero debo enviar un patronus paga sabeg una gazon.

- Te entiendo, igual solo puedo un poco tarde debo visitar a mis padres y recibir ciertas instrucciones. - Ambos entendían perfectamente que cada uno tenia sus propias instrucciones por parte de la orden.

Fleur besó una vez más al pelirrojo, se separó de el y levantó los hechizos. Haciendo uso de su varita conjuro su almuerzo que había estado en un recipiente dentro de su bolso mágico. Aquella mañana había decidido cocinar un poco y llevar para almorzar algo ligero. Aun tenia al menos diez minutos de su hora de almuerzo.

- ¿Quiegues? - Fleur miró al ahora sonriente Bill y le compartió desde su escritorio un poco de su almuerzo, el recipiente voló por la oficina y se posó en frente del chico que conjuro una cuchara y comenzó a almorzar.

Ginny había recibido una carta de su hermano mayor, el le estaba dando apoyo con respecto a los celos que sentía por su gran amor Harry quien ahora estaba interesado en un chica de Ravenclaw llamada Cho. También le animaba a ser mejor en esas actividades que tanto le gustaban. Ginny estaba ansiosa y feliz por que en la carta anterior, su hermano le contó que creía que le gustaba la chica con que trabajaba y de la que llevaba seis meses quejándose, en esta carta le contó que se habían besado y que había sido maravillo. Ginny se disponía a responderle a su hermano animándole a seguir adelante con la chica. En todo el tiempo que el mayor y la menor de los Weasley se contaban cosas, era la primera vez en que Bill le contaba a su hermanita que le gustaba alguien, ella sabía de la fama de don juan de su hermano y que durante el colegio fue famoso por andar con varias de las mejores chicas, pero, como decía la señora Weasley, ninguna logró de verdad aferrarlo y robarse aquel corazón como para que él, al menos contara de su existencia, además todas eran poca cosa para Bill a criterio de su madre.

Bill y Fleur, hechos el uno para la otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora