Disculpas en toalla

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En Hogwarts reinaba la tensión, la suma inquisidora estaba aprobando decretos estudiantiles que prohibían la mayoría de las cosas que hacían los estudiantes. Incluso había clausurado los grupos de estudio ante la sospecha de un complot de algunos estudiantes, Dumbledore parecía no tener autoridad.

Aquel domingo era un día mas del colegio, normal como cualquier otro durante aquel curso. Era el momento del desayuno y casi no se escuchaban murmullos, todos se miraban y tomaban de las bandejas de comida. En la mesa de Gryffindor era aun más marcado el silencio y la tensión, un chico llamado Neville practicaba con su varita escondida bajo la mesa, los movimientos para poder realizar unos hechizos defensivos, otro chico llamado Collin platicaba con sus compañeros, Hermione tomaba su desayuno mientras leía un libro de transformaciones del siguiente año que le había recomendado la profesora Minerva McGonagall. Ron y Harry susurraban sobre la cancelación del equipo de quidditch de su casa, mientras Fred y George Weasley ideaban la próxima jugarreta que le harían a la profesora de defensa contra las artes oscuras y suma inquisidora del colegio.

Todos seguían en sus actividades cuando empezaron a ingresar las lechuzas, era la hora del correo matutino, los Weasley, Harry y Hermione ignoraron este acontecimiento pues los adultos habían acordado no enviarles correos mientras estos fueran interceptados. Todos se extrañaron cuando una desubicada lechuza se estrello contra los huevos revueltos que consumía Ginny arrojando comida a todos los cercanos. - Es Errol ¿Quien enviaría correo? Es para Ginny – Ron había tomado la carta del pico de la pobre y vieja lechuza de su familia, al leer el sobre, descubrió que era para su hermanita quien una vez lo supo, tomo la nota y salió corriendo camino a la sala común. Ginny sabia que el único que le escribía aparte de su mama era Bill y sus cartas debía leerlas en privado. Ginny leyó y releyó la nota, no sabia como reaccionar, Bill, esta vez Bill no había hablado mal de su asistente, incluso había pasado una tarde con ella, Ginny sabía muy bien que esas eran las mismas señales que había dado su hermano cuando se enamoró de aquella egipcia muggle. Ginny pasó el resto de la mañana respondiendo la nota de su hermano mayor. Era común que entre ambos intercambiaran cartas.

Fleur se levantó un poco confundida, no recordaba en que momento se había dormido, no se había quitado la ropa del día anterior ni nada, si recordaba que había soñado toda la noche con un hombre, uno en especial que tenia su cabellera roja, sus brazos fuertes, físico atlético, de un temperamento fuerte y sobre todo, inmune a sus encantos de veela. Entre mas lo pensaba mas se daba cuenta que estaba enamorada de aquel pelirrojo que en un principio la despreciaba. -

Pog Merlín que tonta he sido, me enojé pog nada. - Fleur habló en vos alta mientras se miraba en su espejo, decidió que debía disculparse e intentar hacer algo para remediar todo, era la primera vez que tenia que hacer algo para que un chico le perdonara y sobre todo, era la primera vez que tenia que hacer algo para un hombre. Fleur tomó la decisión de arriesgarse, así como se había arriesgado a viajar hasta otro país, buscar un empleo y salir adelante sin la ayuda de su padre y su apellido. También iba a arriesgarse, por primera vez iba a intentar conquistar a un hombre, siempre habían sido ellos los que por todos los medios intentaban conquistarla, ahora debía ella hacerlo, sabia que tenia que hacerlo, no para de pensar en Bill ni en sus sueños, no podía dejarlo escapar.

Bill Weasley hacia poco se había levantado, como cosa extraña aquel día lo primero que hizo fue ingresar en la ducha para tomar un baño. La puerta sonaba y era fácil que la escuchara aun con el agua corriendo. El pelirrojo decidió salir y atender, cubrió en la cintura con una toalla y caminó hasta la puerta. La ultima vez que alguien había tocado de improviso a su puerta había terminado en una reunión de muggles tomando cervezas en el apartamento de vecino, esta vez no tenia nada que perder y guardaba la esperanza de que pasara algo similar.

Bill y Fleur, hechos el uno para la otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora