Ducha

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Eran ya las 8 de la mañana cuando Molly Weasley le pidió a su hijo mayor que se fuera a casa. Ella tenia todo controlado en San Mungo y los chicos descansaban en Grimmauld Place, era fácil solucionar ese inconveniente rápidamente.

Fleur acaba de despertar, se había quedado nuevamente dormida en el sofá de Bill mientras intentaba no hacerlo. Durante toda la noche había intentado por todos los medios no pegar los ojos esperando noticias del pelirrojo. desafortunadamente para ella, ni la tv muggle, un libro que encontró por ahí, ni el recuerdo de la cara de la zorra, como ahora le decía a Brigitte, cuando ella le dijo que era novia de Bill y que se alejara logró mantenerla despierta.

La hermosa rubia comenzó a deambular por la pequeña sala, miró por la cortina para darse cuenta de la hora ignorando el reloj que colgaba de la pared del frente. Su estomago rugía del hambre, recordó que desde el almuerzo en su casa en París el día anterior no probaba bocado, su partida repentina, las noticias que le dio Bill y sus acciones de la noche le habían entretenido.

- Quego que debo prepagag el desayuno. - La rubia aunque no era una cocinera hecha y derecha, era capaz de preparar nutritivos platos que le servían para mantenerse en forma. Caminó hasta la cocina, encontró algunos huevos, un pan y chocolate, tomó lo encontrado y comenzó a preparar aunque aun se sentía somnolienta. - Bueno quego que esto es todo. - Los huevos y el pan se veían apetitosos, la chica sirvió la mitad de lo que tenia con la intención de guardar un poco para Bill, al fin de cuentas estaba utilizando y comiendo sus víveres.

Los platos levitaban en el aire mientras las chica caminaba tras ellos, aterrizaron limpiamente en la mesa pero Fleur no los siguió. La chica había decidido primero darse un pequeño baño, su vanidad siempre le pedía estar impecable, todas esas horas en espera la tenían sudada. Ingresó sin pensarlo en la habitación del pelirrojo y después en el baño, sacó una toalla y ropa de recambio de su bolso con encantamiento expansible in detectable, ingreso a la ducha.

Fleur Delacour acababa de abrir el grifo y comenzar a enjabonarse. A ella le gustaba tomar el baño muy al estilo muggle, lo disfrutaba más que el estilo de los magos que con un simple movimiento de varita quedaban listos para vestirse y salir. El agua recorría su hermoso cuerpo mientras ella se frotaba con el jabón de una forma muy delicada, era justo lo que necesitaba, un poco de paz en medio de la zozobra de la espera. Ésta paz no le duró mucho, unos extraños ruidos de pisadas le llegaron desde la sala y la cocina haciendo que cerrara la llave y lentamente tomara su varita, la agitó y su toalla se enredó al rededor de su cuerpo, comenzó a salir primero del baño, después de la habitación.

Bill acababa de llegar a su apartamento. Del hospital había salido decido en ir hablar con Brigitte. Caminó algunas calles y justo antes de desaparecer vio una enorme tienda de panes con un letrero que citaba "baguette", sin pensarlo dos veces pasó por el lugar compró dos unidades de ese extraño pan favorito de los franceses un poco de queso y jamones. El pelirrojo camino hasta un callejón cercano y desapareció camino a su casa, quería desayunar con la rubia que seguramente debía descansar plácidamente en su cama.

Abrió la puerta, ingresó a su apartamento, notó un desayuno servido en la mesa, con una leve sonrisa caminó hasta la sala donde se encontró las mantas de su cama aun tiradas, dejó las compras en la mesa al lado del desayuno y tropezó con el asiento. Bill se agachó a recoger la silla cuando sintió unos pasos desde su habitación levanto la mirada y no pudo creer lo que veían sus ojos.

Bill y Fleur, hechos el uno para la otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora