Capítulo 13

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Luego de unos minutos intentando concentrarme, por fin logro sacar a Lorenzo de mis pensamientos y logro organizar mi agenda para las próximas semanas. 

Dado que ahora comenzaré a tener mi propio espacio en la revista, debo organizar una serie de temas sobre los que quiero escribir.

Decido hacer una columna sobre turismo nacional, visitando diferentes puntos turísticos del país y compartir con los lectores los sitios que no pueden dejar de visitar incluyendo datos sobre hotelería, y gastronomía.

Sin que me de cuenta pasa la mañana volando, me percato de ello cuando suena mi interno y es Julieta avisándome que esta lista, y que me espera en recepción.

Antes de bajar observo por la pequeña ventana que el clima ha mejorado, ya no llueve y parece que ya no lo hará.

¡Gracias a Dios!

Decidimos ir a almorzar a una de esas casas de comida rápida que queda en la esquina de Fama.
Luego de unos minutos de hacer  fila, por fin nos entregan el pedido y nos ubicamos en una mesa cerca de la puerta.

Ordené un cuarto de libra con queso, mi favorito de este lugar, con una ración grande de papas fritas. Julieta me mira extrañada, si bien sabe lo que me encanta esta comida, también sabe que entre semana, no pruebo la comida chatarra.
No tengo problemas de peso pero intento comer saludable.

Ella en cambio ordenó pollo grille con una ración pequeña de papas fritas.

—¿Vas a comerte todo eso?—pregunta con asombro.

Me encojo de hombros.

—Tengo hambre.

Juli sonríe.

—Claro, imagino que deberás recuperar energías. Vamos... ¡larga todo de una vez! Ya no puedo con la intriga. Me he pasado toda la mañana imaginando que pudo haber pasado.

—A ver a ver ¿no te parece de mal gusto imaginar a tu mejor amiga teniendo sexo?

—¡Isa, relájate mujer! No te imaginé a ti, precisamente. Tengo imaginación selectiva, me concentré en el Sr. "estoyquemepartoalmedio" solamente.

—¿Sr. Estoy que me parto al medio?— Frunzo el ceño; no me termina de gustar que mi mejor amiga lo vea así.
Pero bueno supongo que cualquier mujer lo ve de ese  modo.

—¡Es que está buenísimo!
el hecho de que esté casada no significa que sea ciega, Isa. Pero bueno, ¡cuenta de una bendita vez!

Al fin termino contándole todo. Siempre ha sido así, no hay secretos entre nosotras.
Además nos conocemos tan bien que con solo mirarme se daría cuenta si estoy ocultándole algo.

Julieta es como la hermana que nunca tuve, la que siempre ha estado a mi lado en las buenas y en las malas.
De esa clase de amigas que te ve mal y enseguida está lista para enfrentar al responsable de tus penas.
Ni hablar que fue la que me aguantó la cabeza cuando sucedió lo de Mauro. La que lo llamó mientras yo era un mar de lágrimas para gritarle un montón de cosas, por cierto ninguna bonita. 
Y aunque a veces me enoje con ella, por su insistencia en presentarme cuanto hombre soltero conoce, sé que lo hace con buena intención.

Simplemente la adoro, así que aquí me encuentro contándole sobre mi hazaña de anoche. Por que para mi fue eso. Luego de tanto tiempo evitando por todos los medios salir con un hombre, lo de estos últimos días, y sobre todo lo de anoche ha sido un acto de heroicidad de mi parte.

—¡Cuanto me alegro por ti, amiga! — exclama y luego se pone seria—. Pero ¿sabes qué?
voy  a tener que hablar con ese hombre; primero para advertirle que contigo no se juega, y segundo que le de la receta a Rodrigo para ver si por una vez podemos hacerlo mas de una vez en la noche.

Deliciosa AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora