CAPÍTULO 25

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Cuando se aparta miro a nuestro alrededor y me doy cuenta que hemos hecho un lío enorme con el  desayuno que estaba sobre  la cama.

—Mira que desorden hicimos—murmuro recogiendo las tostadas del suelo.

—No te preocupes por eso, Regina lo recogerá—dice entrado al baño. Me envuelvo en la sábana y camino tras él.

—¿Quién?

No tenia idea que alguien más estuviera en la casa. Las anteriores veces que estuve aquí siempre habiamos estado sólo él y yo.

—Regina. Ya la vas a conocer, es la señora que se ocupaba de mi casa en Roma—me cuenta mientras llena la bañera.

—¿Y desde cuándo está aquí?—Me preocupa que nos haya escuchado tener sexo.

Lorenzo se mete a la bañera.

—Llegó anoche. Te la hubiese presentado pero ya te habías dormido—dice y luego estira su mano hacia mí—. Ven aquí.

Lentamente y bajo su atenta mirada dejo caer la sábana y una vez desnuda, tomo su mano y me reúno junto a él.
Me siento entre sus piernas y Lorenzo me tira suevemente hacia atrás recostándome a él.

—No me  gusta que te cubras, Isabella —dice dándome un dulce beso en la sien—. Me fascina mirarte...tu cuerpo es hermoso.

Sus manos se pasean por mis brazos lentamente. Nunca he tenido complejos con mi cuerpo pero frente a Lorenzo me siento  diferente.

—¿Así que le gusta mirar, señor Castelli?

—Entre otras cosas, sí—responde paseando sus manos por mis pechos.

—Y cuénteme ¿cuáles son sus fantasias? —pregunto como si de una entrevista se tratase.

—¿Me está entrevistando, señorita Rienzo?

—No sería mala idea señor Castelli—replico riéndo—¿cuántos ejemplares cree que se podrían vender si en la portada aparece un título como "El magnate de la construccion al desnudo"?

—Vendería un montón eso seguro—dice mordiéndome el lobulo de la oreja.

—¡Arrogante! —exclamo dándole un sueve codazo.

—Un poco —contesta besando mi cuello.

Me está derritiendo, pero realmente quiero que me cuente de sus fantasias. Después de lo que acabamos de hacer, y por la habilidad con las que ató mis muñecas, seguro no se trató de la primera vez que lo hacía y siento curiosidad por saber que más le gusta.

—¿Qué hay de ti? Cuéntame alguna fantasia—insisto.

—¿Qué quieres saber exactamente? —Sus manos masajean ahora mi cabello.

Tomo una inhalación profunda y me largo a preguntar.

—Lo de recién...no era primer vez que lo hacías ¿verdad?

—No.

Me muevo y me coloco de frente a él recostándome en la otra punta de la bañera abrazando mis rodillas.
Necesito saber más.

—¿Y que más te gusta hacer?

—Isabella, si lo que quieres saber es si he experiementado el sexo duro, la respuesta es sí, si quieres saber si me gusta, la respuesta, también es sí.

Trago saliva lentamente, mi cara ha de ser un poema, no es que no lo sospechara pero tener la certeza es muy diferente.
Seguro que Lorenzo nota mi contrariedad porque me atrae hacia él colocándome a horacajadas sobre su regazo y sin dejar de mirarme a los ojos agrega:

Deliciosa AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora