Me asomo a la cocina y encuentro a Regina que al notar mi presencia levanta la cabeza deja sus quehaceres y viene hacia mí.
—¿Qué ha pasado, Isabella?
No sé qué decir.
Lo único que quiero es desaparecer.—Regina, sólo venía a despedirme. Lorenzo quedó en su despacho, está un poco alterado. Me gustaría que estuvieras al pendiente por si hace alguna tontería...
Su gesto se contrae ante mis palabras.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué tontería podría hacer? Me estás asustando.
La estoy preocupando, lo sé. Yo también lo estoy.
—¡No lo sé! Pero ha estado bebiendo y no lo había visto así antes...
—Mira, Isabella. No sé qué sucedió para que el joven Lorenzo reaccione así; pero una cosa sí tengo muy claro y es que desde que ocurrió lo de Vittoria, nunca lo había visto tan contento hasta que apareciste tú en su vida.
Se me hace un nudo en la garganta que me obliga a tragarme las lágrimas que amenazan con salir.
—Regina, yo... debo irme.
—No no no, de eso nada. Voy a prepararte un té de lavanda para que te ayude a calmar. Te hará bien, ¡no hay nada que un rico té de lavanda no cure!—exclama mientras pone a calentar el agua.
Suspiro.
Es evidente que no me dejará marchar hasta verme mejor.
Tomo asiento en uno de los taburetes que hay junto a la mesada central, después de todo a lo mejor es buena idea hablar con ella.—Aquí tienes —Deja la humeante taza frente a mí —. Si quieres hablar de lo que está pasando, estaré encantada de escucharte. Conozco muy bien al señor, a lo mejor puedo ayudarte a que solucionen sus diferencias.
Niego con la cabeza lentamente.
—Ya no hay nada que solucionar, Regina.—No hables así, Isabella. Todo tiene solución excepto la muerte.
Chasqueo la lengua.
—La decepción tampoco la tiene... Y Lorenzo me ha decepcionado muchísimo, Regina. Él... —rompo a llorar, sin poderlo evitar —, no confía en mí.
Regina me rodea con sus brazos.
—Shhh... bebe un poco más de té y explícame por qué dices eso.
Hago lo que me dice, sorbo a sorbo me bebo todo el té, que para mi sorpresa no ha sabido tan mal como pensaba, y le cuento lo que ha sucedido.
—Pero... ¿Cómo pudo suceder algo así? —se muestra sorprendida.
—No lo sé. Pero te juro que yo sería incapaz de hacer algo así.
—Obviamente es alguien que busca hacerte daño.
Dentro de todo el caos en mi corazón, me reconforta que al menos esta mujer me de su voto de confianza.
—Lástima que Lorenzo haya preferido creer que yo soy la artífice de todo esto.
—No lo justifico, pero puedo entender por qué ha actuado como lo hizo. Hubo una chica con la que salió luego de la muerte de Vittoria que le hizo una mala jugada.
—¿Qué hizo?
—Ella era una modelo principiante con aspiraciones a actriz y decidió que el camino más fácil para conseguir crecer rápidamente era haciendo que los medios se ocuparan de ella.
—¿Cómo? —No entiendo que tiene que ver lo que me está diciendo con lo que le conté sobre las fotos.
—Fue contratada para realizar una publicidad sobre los hoteles Castelli. Allí conoció a Lorenzo. Me consta que salieron un par de veces, pero nada serio. Ella quería más de él y al no conseguirlo inventó que el joven había abusado de ella y que estaba embarazada—Me cubro la boca horrorizada—. La noticia se esparció por todos los medios de comunicación en un santiamén y casi lo arruina—agrega.
Es una locura. Lo que me cuenta no tiene sentido... cuando estuve investigando en ningún lado se hacía mención a algo como eso.
—Regina... yo soy periodista, estuve investigando y en ningún lado leí nada sobre lo que me cuentas.
—Esa chica no tuvo como sostener su mentira y todo se aclaró rápidamente. En cuanto a la prensa, mi querida... sabrás que algunos silencios cuestan dinero. El señor Samuel Castelli, pagó una fortuna para que la prensa eliminara todo lo que habían publicado online sobre ello. Y además, cuando todo se resolvió, los periódicos que habían hecho alusión del tema se retractaron. Supongo que por eso no encontraste nada.
La miro incrédula, aunque soy conciente de que los tejemanejes de la prensa pueden ser muy jodidos. Que es fácil lanzar al estrellato o enterrar en el mismísimo infierno a cualquier persona a la velocidad de la luz. Basta solamente con tener el dinero suficiente y dar con un periodista sin escrúpulos; de los que desgraciadamente, abundan en este medio.
¿Puede estar Lorenzo siendo víctima de la prensa despiadada?
No tiene sentido, la nota no hace alusión a ningún aspecto negativo sobre su vida. Sólo se han dedicado a contar con lujos de detalles todos nuestros pasos por esa preciosa ciudad.La luz de alarma se enciende en mi cabeza.
¿Es en mi contra?
¡Sí! Claro que lo es.
Si bien tampoco hay nada que me comprometa en esa nota... el hecho de que haya salido publicado en la competencia y no en la revista Fama, claramente ha sido para ocasionarme problemas en mi ascendente carrera profesional.
Pero... ¿Quién querría hacer algo así? ¿Y por qué?
Voy a averiguarlo... voy a aclarar todo este asunto. Lo haré.
Le voy a demostrar a Lorenzo que se ha equivocado al acusarme de tan vil manera.Me pongo de pie y Regina hace lo mismo.
—¿Ya se va? —Me mira preocupada.
Presiono mi mano sobre su hombro y largo un profundo suspiro.
—Sí, Regina —digo mientras intento que una sonrisa se asome en mis labios. No quiero que se quede preocupada por mí—. Tengo que ocuparme de resolver este desastre. Esto... me lo han hecho a mí.
Regina tuerce el gesto. Me doy cuenta que le cuesta creer lo que acabo de decirle.
—¿A usted? ¿Quién querría hacerle daño, Isabella?
—Sí —afirmo—. Esto fue hecho para mí —me lamento.
—Pero... ¿Por qué?
—No lo sé. Es que... ¡no encuentro otra explicación!
Pero me encargaré de que todo se aclare, eso te lo aseguro.—Eso espero, señorita... me haría inmensamente feliz verlos a Lorenzo y a ti juntos otra vez.
—Esa ya no podrá ser...—murmuro mientras siento como la tristeza y la desilusión me rompen por dentro.
—Pe... pero—balbucea.
—Escucha, Regina. Yo quiero que todo esto se resuelva; pero por mí. Tengo mi empleo en juego. Lorenzo ya dejó muy claro que no confía en mí...
—Pero tu le quieres y... he visto como te mira, Isabella. ¡Él te adora!
—Sin confianza no hay amor que valga, Regina. Eso lo sé por experiencia —Me encojo de hombros —. Fue bonito mientras duró—agrego y me encamino hacia la puerta con Regina detrás.
—Sólo piénsalo. Lorenzo es un hombre que sabe reconocer sus errores. Se dará cuenta y...
—El daño ya está hecho—le interrumpo mientras intento controlar mis emociones para no largarme a llorar —.Debo irme.
Regina asiente con pesar y luego me abraza. Tengo que redoblar el esfuerzo para no derrumbarme.
—Cuídate mucho. Y piensa en lo que te he dicho —me ruega.
—Lo haré —miento.
Salgo de allí, y mientras voy dejando atrás a Regina y al hombre que amo, me doy cuenta que no es tristeza lo que siento, mucho menos es felicidad. Lo que siento es una fuerte opresión en el pecho.
Me siento vacía... otra vez.
![](https://img.wattpad.com/cover/55149647-288-k773807.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Deliciosa Adicción
RomansaCuando la periodista Isabella Rienzo descubre la traición de su prometido a días de su boda, promete no volverse a enamorar. Todo se complica cuando una mañana despierta en la cama del terriblemente sexy y arrogante Lorenzo Castelli, quien desplegar...