Capítulo 36.

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*JULIE POVS*

Yo creo que nunca antes me sonrojé tanto como lo estaba ahora. Miré hacia abajo, en serio me encontraba en un estado de shock. Apoyé el vaso en la mesada de la cocina y me dirigí a las escaleras, tratando con todas mis fuerzas de no mirarlo, pero me tomó del brazo y me atrajo hacia él, al punto de que nuestros cuerpos estaban pegados. Estaba toda roja y literalmente hirviendo de los nervios, pero todavía seguía mirando al suelo.
-No, Matías.-dije débil, aún mirando hacia abajo. La verdad es que no podía resistirme mucho.
-¿Por qué no?-dijo en un tono seductor mientras comenzaba a besarme el cuello.
-Porque no.-instintivamente lo aparté de mí- ¿Estás loco?
-Loco por vos.-puse los ojos en blanco. ¿Qué le pasa?
-Matías, esto puede ser un problema tanto para vos como para mí.-dije restándole importancia a su comentario, aunque por dentro estaba muriendo.
-¿Y qué tiene si nos causa problemas? Al menos vale la pena.-dijo volviéndose a acercar a mí.
-No.-dije esta vez mas firme- Si vos querés problemas, bueno, pero yo no los quiero, ni en la escuela, ni con mis papás, ni con nadie.
-Pero ellos no se van a enterar.
-Si, la otra vez dijiste lo mismo y se terminó enterando medio mundo, incluídos mis papás, y la escuela sospechaba, el director, alumnos y profesores. Así que soltame, Matías.
Él rió.
-Bueno, tranquila, tranquila.
Lo miré con cara seria.
-Idiota.-pensé.
-Así de idiota lo amas.-dijo una voz en mi cabeza.
Rodé los ojos, pero lo peor es que era verdad, lo amaba.
-Me voy a dormir, buenas noches.-dije cortante, deseando en realidad no irme de ahí.
-¿No vas a comer?-me dijo.
-Cometelo a él.-la voz en mi cabeza volvió a aparecer, justo aparece en los peores momentos y no cuando en realidad la necesito. Estúpida conciencia.
-No tengo hambre.-me limité a decir.
-Como quieras. Buenas noches, hermosa.-dijo él. Sentí mis mejillas arder. No se que mierda le pasaba hoy, pero fue muy raro todo el día; primero me ignora, después me dice que me ama, me hace una "escena de celos", si se puede llamar así, y ahora esta así. ¿Bipolaridad?¿La regla, tal vez? Reí al darme cuenta de lo que estaba pensando.
Me dirigí hacia arriba, fui al baño, me lave la cara y los dientes, me puse tan amado pijama de ositos (si, 15 años y con pijama de ositos, nunca voy a madurar) y me acosté. Como no, miles de recuerdos de hoy vinieron automáticamente a mi cabeza. Yo ya no quería pensar en eso, así que sacudí la cabeza y cerré los ojos para poder dormir, pero no había forma de que esos recuerdos salgan de mi cabeza. Estuve dando vueltas por la cama durante un largo tiempo. Agarré mi celular para fijarme la hora, en la pantalla marcaban la 01:30 a.m. Los recuerdos volvieron a aparecer en mi mente; se me cristalizaron los ojos, cada vez que pensaba en eso me agarraba una angustia y lo único que quería era llorar. Lloré y lloré por un largo tiempo hasta que, de un momento para el otro, me quedé profundamente dormida.

*MATÍAS POVS*
Sinceramente no se que me pasó ni por que actué así, fue raro.
Me encontraba en la cama, no me podía dormir, ella no salía de mis pensamientos. Daba vueltas y vueltas en la cama, hacia arriba... hacia abajo...hacia los costados...y de nuevo hacia arriba.
-Te amo, Julie.-susurré inconscientemente.
Cerré mis ojos y, luego de un rato, caí en un profundo sueño.

*JULIE POVS*
Me desperté una media hora antes de que mi alarma suene. Tenía un gran dolor de cabeza y sentía los ojos pesados, pero ya no quería dormir, así que me levanté de mi cama para luego dirigirme al baño. Entré a este y me lave la cara con agua fría, la verdad que lo necesitaba, aunque el dolor de cabeza aún seguía ahí. Salí del baño para luego dirigirme nuevamente a mi habitación. Me puse mi uniforme, cepillé mi cabello y me lo dejé suelto, me coloqué un poco de perfume como siempre lo hacía, tomé mi mochila y mi celular para no tener que volver a subir y bajé para hacer el desayuno, ya que Matías seguía durmiendo (por suerte). Hice dos café con leche, uno para mí y otro para él. Guardé su taza en la heladera y me dirigí hacia la mesa para sentarme y tomar mi delicioso café. Lo bebí rápidamente y me puse a revisar mis redes sociales: Facebook, Instagram, Snapchat, WhatsApp, Twitter. Estuve unos 15 minutos y me aburrí, la verdad no había nada interesante. Escuché unos pasos que se acercaban hacia mí, supuse que Matías ya se había despertado, y 10 minutos antes de lo normal. Mi corazón comenzó a latir cada vez más y más fuerte, hasta que él apareció ahí, con su pelo despeinado y sus ojos dirigidos hacia los míos, esos que me enamoraban cada día más. Traté de mantener la calma. Él seguía mirándome, ahora con una sonrisa formada en su rostro.
-Buenos días.-dijo rompiendo el hielo.
-Buenos días.-dije tratando de disimular los nervios.
-¿Cómo dormiste?-dijo él.
-Bien.-me limité a decir, pero en realidad dormí muy mal- ¿Y vos?- los nervios aumentaban cada vez más, y sentía que mis mejillas comenzaban a arder.
-Bueno, hubo mejores noches. No pude dormir muy bien porque me quede pensando en...-hizo una pausa seguido de una falsa tos antes de continuar-...cosas.
Yo no respondí, solo mire hacia abajo. Sentía su mirada clavada en mí, y eso era muy incómodo. El comenzó a acercarse, y cuando ya estaba lo suficientemente cerca, me levanté de mi silla y me dirigí a calentar su café en el microondas. Agarré su taza y la coloqué dentro este. Me quedé esperando, mientras miraba como la taza con café daba vueltas y vueltas, tratando de restarle importancia a la presencia de Matías. Como marcaba en el microondas, solo faltaban 20 segundos para que termine de calentarse, pero se hacían realmente eternos. De un segundo para el otro sentí como unos brazos me rodeaban por la cintura y me daban la vuelta haciendo que me encuentre con unos hermosos ojos color café, los cuales no dejaban de mirarme fijamente. No, Matías, ahora no, por favor. Sentí que me derretía por dentro, pero aún así intenté disimular. Sin decir una palabra, Matías se acercó lentamente hacia mí para besarme mientras me tomaba de la mejilla, pero...

PIIP PIIP~

Genial, microondas, me arruinaste el gran momento.
Rápidamente ambos nos separamos y, obviamente, mis mejillas sonrojadas no podían faltar. Me dedicó una media sonrisa y se dirigió a sentarse. Di un largo suspiro y me fui a sentar con él.

*MATÍAS POVS*
Dios, Dios, DIOS. No se que me pasa, no puedo resistirme a la necesidad de besarla y decirle cuanto la amo, y menos ahora, que ya le había dicho lo que sentía. No se que hacer, cada vez que la veo siento que tengo que cuidarla, abrazarla, besarla, como si fuéramos algo, pero ella no me ve como más que su profesor.
Ahora estaba frente a mí, con su vista dirigida hacia abajo y sus mejillas levemente sonrojadas. Es tan linda...sus ojos, sus labios, todo de ella me gustaba.
Terminé de tomar mi café y lavé la taza.
-Ya son las 7:15...-dije para romper el silencio que ya había estado desde hace unos minutos- ¿Vamos?
-Si...-dijo mientras se colgaba su mochila de sus hombros.
Nos dirigimos al auto y partimos hacia la escuela.
-Julie, tengo que hablarte de lo que pasó ayer...-le dije, tratando de sacar tema de eso.
-¿Qué cosa?-dijo algo nerviosa.
-De lo que te dije, bueno...-tocí para dicimular los nervios- de que me gustas.-solté.
-Ah...-pude notar como empezaba a sonrojarse.
Estacioné el auto a una cuadra de la escuela y coloqué de una manera en la que pueda mirarla de frente.
-Mirame.-le dije, y ella, con nervios, dirigió su vista hacia mí- Ya se que esto te incomoda, que no te importa ni mi opinión ni mucho menos yo, pero tengo que decírtelo. ¿Sabes lo horrible que es no poder compartir esto con nadie sólo por miedo de lo que lleguen a pensar?-ella seguía mirándome a los ojos- ¿Sabes lo horrible que es verte con otro y tener que aguantarme las ganas de ir y decirle que no se te acerque? No, Julie, no sabes lo horrible que es no poder tenerte, no poder besarte y abrazarte cuando yo quiera, no poder decirte lo mucho que te amo sólo porque todos pensarían mal de mí. ¿Sabes? A veces pienso ¿Qué importa lo que los demás piensen si yo la amo en serio y quiero vivir siempre a su lado? Pero...-hice una pausa, mis ojos comenzaban a cristalizarse, al igual que los de ella- pero recuerdo que no me amas, y ahí es cuando caigo en la triste realidad de que vos y yo nunca vamos a ser nada, y nunca vas a dejar de verme como tu profesor...nunca.-dije mientras veía como una lágrima caía lentamente por su mejilla. Solté un largo suspiro- Y lo entiendo, entiendo que no estés enamorada de mí, y tenes muchísimas razones para no estarlo.-hubo un largo silencio, hasta que por fin agregué:- Te amo, Julie.-dije acariciándole la mejilla.
-Matías...
-No, no digas nada.-la interrumpí- Por favor.
Ella asintió con la cabeza.
-Ahora secate esas lágrimas y vamos, que se nos hace tarde.- le dije con una sonrisa.
Ella hizo lo que le dije, dio un suspiro y bajó del auto. Cuando ya estaba lo suficientemente lejos, bajé yo. Ya no quería que sospechen, y mucho menos que ella tenga problemas por mi culpa.

La edad no importa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora