La edad no importa.

Capítulo 48.

2 meses después.

*MATÍAS POVS*
Ya son dos meses que pasaron de ese día, y puedo asegurar que cada día que pasa me siento peor. Estoy literalmente destrozado, tanto por dentro como por fuera. Las ojeras se me notan a kilómetros de distancia debido a pasar todas las noches en estos últimos dos meses llorando y recordando momentos junto a ella. Dos meses y sigo sin creerlo, odiandome una y otra vez por haber dejado ir a lo que más amaba, y que sigo haciendolo.

Desde aquel día me volví mas frío con todos, y creo que así será hasta que me olvide por completo de ella. Pero no es tan fácil; hace aproximadamente un mes pasé la noche con una chica, quería distraerme y despejar mi mente por un rato. Ella aparentaba ser apenas unos años más chica que yo, de ojos verdes, cabello castaño y estatura media. Era bastante linda, no voy a negarlo, pero ni eso pudo hacer que Julie se vaya de mi cabeza. A la mañana siguiente, llevé a la chica a su casa, le di mi número de celular y me dijo que me mandaría un mensaje. La verdad no estaba entusiasmado en lo absoluto en que lo haga, pero puede que así, poco a poco, pueda olvidarme de Julie. No es que vaya a usarla ni nada de eso. Me refiero a que tal vez si la conocía con más profundidad podría enamorarme de ella como lo hice de Julie. Pero, hasta el día de hoy, esa chica castaña la cual ni siquiera sé su nombre, no me envió ningún mensaje. Sí, así de bien me va en la vida.

*JULIE POVS*
Ya pasaron dos meses de esa charla con Matías, y puedo decir que día a día voy superandolo un poco más. Ya no me duele tanto como antes, creo que mi noviazgo con Diego está ayudando en eso. Él me hace muy feliz, me lleva a pasear, me hace cumplidos, me da regalos y es muy lindo conmigo, pero aún siendo mi novio sigue siendo también mi mejor amigo, nos contamos todo el uno al otro, bromeamos entre nosotros, al igual que con mis mejores amigas. Ellos estuvieron conmigo en estos últimos dos meses, me ayudaron a seguir adelante después de todo lo que había pasado y me hacen olvidarme de a poco de Matías. Diego lo entiende, sabe cuanto me importó y que ya es parte de mi pasado. A veces, cuando me cruzo con Matías en los pasillos de la escuela, o mismo en sus clases, intento ignorarlo completamente, pero siento su mirada clavada en mí y hace que me ponga nerviosa. Supongo que es parte de todo esto, él seguramente ya se olvidó de mí y está haciendo su vida, feliz y despreocupado, como yo.

-¡Julie!- gritó mi mamá desde la planta baja de la casa- ¿Ya le avisaste a tus amigos para que vengan mañana a celebrar tu cumpleaños?

Sí, como escucharon, mañana es mi cumpleaños.

-¡Sí, mamá!- grite igualmente para que pueda oírme

Mañana, viernes, luego de la escuela, mis amigos vendrían a mi casa y pasarían el día conmigo.

Mi mamá ya se había recuperado del todo de aquel accidente que tuvo, y eso me ponía muy feliz.

×××××

Hoy era mi cumpleaños. Me levante rápidamente de mi cama y comencé a cambiarme para ir a la escuela. Al terminar, decidí dirigirme al baño, por lo que, al abrir la puerta de mi habitación, pude ver que mi familia se encontraba del otro lado.

-¡SORPRESA!-gritaron lanzando serpentinas y papel picado.

-¡Felices 16, hija!-dijo mi papá.

-Siempre vas a ser una bebé para mí.-dijo mi mamá secandose algunas lágrimas que acababan de salir.

Acto seguido a esto, todos se acercaron hacia mí para abrazarme, a lo que yo les correspondí.

-Anda a sacarte todos esos papeles y baja a desayunar.-dijo mi papá, riendo.

Asentí y me dirigí al baño.

Lave mi cara, me quité los papeles de encima colocandolos en una bolsa, cepillé mis dientes, mi pelo, y bajé, pero no sin antes tomar mi celular, mi mochila y la bolsa llena de papeles.

Al llegar abajo, me encontre con mis papás y mi hermano ya sentados en la mesa, esperandome para desayunar. Antes de sentarme con ellos, pude ver que en el centro había un plato con una torre de panqueques cubiertos de chocolate y rellenos con dulce de leche, o eso aparentaba, y tenía dos velas; una con el número 1 y otra con el número 6, 16. Les sonreí y me senté junto a ellos.

-Vamos a cantarte el feliz cumpleaños.-dijo entusiasmada mi mamá, encendiendo las velas.

Al lograr prenderlas, comenzaron a cantar.

-Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Julie que los cumplas feliz.-dijeron los tres al unísono, aplaudiendo al ritmo de la canción.

Reí. Sin duda tenía a la mejor familia que me podría haber tocado, y estaba agradecida de eso. Sin dar más vueltas apagué las velas.

Conversamos y reímos alrededor de 10 minutos, pero ya se hacía la hora de ir a la escuela, así que nos despedimos de mamá y nos dirigimos al auto. El camino se hizo muy corto la verdad, y ya estaba ansiosa de ver a mis amigos. Saludamos a papá y bajamos. Mi hermano se fue con sus amigos, y yo busqué con la mirada a mis amigas y a Diego, pero no vi a nadie. Seguramente porque todavía era temprano. Me quede parada usando mi celular. Cada vez se acercaba más la hora de entrar y ellos seguían sin llegar.

-¡Hola Julie, feliz cumpleaños!-gritó una chica de mi curso.

-Gracias.-dije sonriendo. Ella me devolvió la sonrisa y, sin decir nada más, se fue.

Pude notar que venía Matías, se encontraba a unos pasos de mí, sin sacarme la mirada de encima. Mis nervios comenzaron a aumentar, pero sin embargo le sostuve la mirada. Él sonrió, y puedo jurar que en ese momento sentí mariposas en mi estómago, tal y como me pasaba antes. Mierda.

Él comenzó a caminar hacia mí. Se encontraba cada vez más cerca, pero algo -o alguien- lo interrumpió.

-¡JULIE!-escuché a lo lejos. Me di la vuelta rápidamente y pude ver a mis amigas junto con Diego corriendo hacia mí.

-¡Feliz cumpleaños!-dijeron todos juntos, abrazandome a modo de "abrazo grupal".

-Gracias.-dije riendo y correspondiéndoles el abrazo.

En ese momento sonó el timbre, justo a tiempo para entrar a nuestros salones. Me di la vuelta nuevamente para ver si Matías seguía ahí, pero él ya se había ido. Intenté restarle importancia y me concentré en mis amigos, ellos sí valían la pena.